Meir Ben Itzjak, es nacido en la Argentina y con más de cuarenta años en Israel. Director del Centro de Estudios Judaicos de la Universidad de Bar- Ilán y reconocido educador, dialogó con Radio Jai Meir donde abordó el tema de la identidad del Estado de Israel en momentos de confrontación y disputas en la sociedad, a partir del emergente en torno a la Reforma Judicial.
Ben Ittzjak coincidió en hablar de “reforma judicial”, porque también en los medios ya se habla a nivel de dialéctica de un “apocalipsis de la democracia israelí”, y en lugar de una reforma judicial, se habla ya de una “revolución judicial”, o una revolución incluso de los entes principales del gobierno, del Poder Legislativo, del Poder Judicial, hasta llegar obviamente a la palabra que más asusta: “Una dictadura en Israel”.
Sostuvo que como nacido en Argentina y como latinoamericano de origen, no es necesario definir qué es una dictadura, lo sabemos demasiado bien, es algo tuvimos a flor de piel en distintas oportunidades, por lo que, dejando los slogans y la demagogia semántica, lo que acontece nada tiene que ver con una dictadura.
Afirma que, de lo duro, de lo amargo, va a salir algo dulce o por lo menos positivo”, ya que esta discusión en la sociedad israelí va mucho más allá que de la reforma judicial,
“Llega un momento en que nos sacamos las caretas después de Purim mirando hacia Pésaj”, expresó.
Señaló que lo que se escucha allí en Israel, es sobre qué Estado judío queremos para las próximas generaciones, para la eternidad, o sea, que “ya pasamos de ser un-Estado de judíos, para pensar qué tipo de Estado judío, qué identidad judía nacional tiene que tener Medinat Israel”.
Manifestó que eso no tiene nada que ver con democracia, o no democracia, y que no hay ninguna contradicción entre judaísmo y democracia., que el tema es que hay por lo menos dos grandes grupos que discuten cómo se tiene que ver el Estado judío. El grupo que se opone a hacerlo en forma sistemática, (a pesar de que realmente a nivel de contenidos no hay una coherencia de uno a uno), el que se opone a la reforma judicial como emblema, ve que demográficamente, es un hecho.
Señala que los votantes eventuales de la centro derecha dentro de Israel, sean tradicionalistas, ortodoxos, sionistas o ultraortodoxos, demográficamente, “gracias a Dios”, en dos o tres generaciones más, van a ser mayoría en Israel, sino mayoría absoluta, también hay que tener en cuenta que incluso hoy en el Parlamento israelí, diputados de la centro derecha, que no son 64 sino de por lo menos 75 diputados que responden a esa ideología, pero algunos que se oponen obviamente al liderazgo de Netanyahu.
El educador deseó acudir a la tradición, al Seder de Pesaj, puntualmente al famoso Vehi Sheamda Lavoteinu, para citar allí, Shelo ejad bilevad” cuya traducción indica que “en cada generación hay alguien que se levanta para tratar de destruir a Israel”. Profundizando en esta frase hebrea, explicó lo que dice el midrash del Shelo ejad bilevad, y que es que, cuando no somos ejad (uno), cuando no estamos unidos, solamente ahí, omdim haleinu lejaloteinu, ahí puede levantarse alguien para tratar de destruirnos, y con todo, no estemos atemorizados, “que Dios nos salva de las manos de ellos” por todas las generaciones.
Consultado el entrevistado acerca de su mirada sobre el actual gobierno, sobre todo de algunos ministros que representan una visión que para incluso la centro derecha israelí, es preocupante, y agregado a esto, que la reforma judicial la impulsen miembros de la Coalición, que enfrentan cargos ante la Justicia, confesó: “Yo estoy decepcionado, muy decepcionado”. Y remarcó que, en eso, todo el mundo coincide, por la forma en que el actual gobierno –del cual es partidario– llevó a cabo, o trató de llevar a cabo la Reforma.
Reveló que la reforma del Poder Judicial, la escribió en el 80% Gideon Saar, que fue ministro de Justicia, y que hoy está en la oposición, que hay videos, incluso declaraciones muy furibundas de él, en su momento, hace no muchos años, contra la Corte Suprema, y las atribuciones que se arrogó, y contra la “dictadura” actual de la Corte Suprema.
Y utiliza Ben Itzjak el término dictadura, porque ahí es donde está el desequilibrio entre los tres poderes democráticos, en el que las atribuciones del Poder Judicial, de la época de Aharón Barak, cambiaron las reglas de juego. Dijo que se puede ver hoy día quien dirige al Poder Legislativo, en cuanto a sancionar leyes o no, en que cualquier persona o agrupación puede apelar, si no le parece bien una ley democráticamente dictada en el Parlamento por la mayoría, puede apelar a la Corte Suprema, y hay muchísimos casos en que la Corte Suprema en los últimos años, anuló o limitó las distintas leyes.
Insistió Ben Itzjak en su decepción para con este gobierno,; consideró que la forma en que se llevó a cabo, o se trató de llevar a cabo, el modo de sancionar estas leyes, fue en forma completamente equivocada, con mucha ansiedad, y que fue muy irresponsable, lo que trajo, desde ya, una reacción, incluso justificada, por su parte, y por parte de la oposición, pero que eso no justifica el aval de la oposición, o de gente de la oposición, esencialmente como Lapid, que respalda las manifestaciones completamente antilegales, no antidemocráticas, pero que violan la ley, según la ley y la disciplina social, en Israel.
Acerca de los alcances de esta Reforma, si esta llegara a darse, y de lo que vería como solución a esta situación que no termina de resolverse, a pesar de intentos de diálogo propuesto por el presidente Herzog, Ben Itzjak contó que hace unos días, en una charla entre amigos propuso la idea de hacer un referéndum sobre la reforma judicial, ya que esta es el arma más democrática que existe. Se hizo en Inglaterra con el Brexit, se hizo en Suiza, y se hizo en distintos lugares, y se sigue preguntando si no sería esta una salida.
“Espero que prime la buena intención de todo el mundo que está sentado hoy día en la casa del presidente de Israel, ante la iniciativa de Herzog,” expresó.
Destacó el educador que la mayoría del pueblo, incluso se puede ver en imágenes muy interesantes de la manifestación de gente contra la reforma, que llegó a Bnei Brak, justamente de paso, para protestar contra la no participación, de los ultra-ortodoxos, por ejemplo, a nivel del ejército israelí y que terminó con varias charlas, hasta entrada la madrugada, entre gente de la así llamada extrema izquierda y de los ultraortodoxos.
Considera entonces, a ese nivel, que no es solamente un mensaje optimista y de autoconvencimiento, ya que no se habla de guerra civil, ni mucho menos de guerra entre hermanos. Remarcó que eso tiene que quedar muy claro para nuestros hermanos de la Golá (Diáspora). Dijo que no se trata de eso, como tampoco de que Israel esté ante un inminente peligro de dictadura o de algún otro régimen totalitario.
Para finalizar ante la consulta sobre el clima político social que se vive en Israel en estos momentos, en los que además estamos celebrando Pesaj, declaró:
“Estamos en un impasse., que espero sea ‘de dulce espera’ hasta que se desenvuelva esta situación. Yo confío, si D’ios quiere, que esto se va a resolver, se va a llegar a un acuerdo.”
Para finalizar, dejó un claro mensaje, un llamado para todos los que están fuera de Israel:
“Vengan a Israel, hagan aliáh, sean partícipes”, y ahí sí, un minuto después de que bajen en Ben Gurion, van a tener los plenos derechos, más derechos que deberes incluso, para participar y ser partícipes activos y de opinión en cuanto a cualquier tema que incumba a la sociedad”.
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