El fondo humanitario Havatzelet, que está financiado por el movimiento Kibbutz Ha’artzi Hashomer Hatzair, un movimiento juvenil socialista judío, es el responsable de la creación de un nuevo centro comunitario en Jarkóv, Ucrania.
En una ciudad destruida por el conflicto con Rusia, el Centro Asho ofrece actividades educativas, guarderías y comidas gratuitas. También se realizan actividades relacionadas con la comunidad judía, como por ejemplo la comida del Séder. Pero los servicios se ofrecen a toda la población, sin importar su religión o su origen. No se trata de un centro judío, sino uno abierto a toda la comunidad.
Oren Zukierkorn, el secretario general del movimiento detrás de este proyecto, explicó que el centro es como “un pedazo del movimiento Kibbutz en Jarkóv”. En el día a día, el Centro Asho funciona gracias a la ayuda de los estudiantes judíos del Movimiento Hillel local, y los voluntarios de Beit Dan, el centro cultural judío de la ciudad.
El centro tiene un presupuesto anual de $276.000. El dinero fue aportado en su totalidad por Havatzelet.
Esta estrecha relación entre la actividad comunitaria israelí y el pueblo ucraniano tiene una larga tradición. Los Kibbutzim en Israel se formaron en parte gracias a la participación de ciudadanos ucranianos, como Golda Meir, o el compositor Mordechai Zeira.
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