El pueblo japonés, conocido por su respeto a las tradiciones, ve un espíritu afín en Tevie cuando éste enfrenta el choque inevitable entre las viejas costumbres y los beneficios del progreso.
En Tokio, las multitudes acuden en masa a Yane no ue no baiorin-hiki, o “El violinista en el tejado” en japonés, el musical más exitoso en la historia de Japón. Cantando“LeJaim” y la famosa“Si yo fuera rico” en japonés, hay algo en esta obra que trasciende fronteras e idiomas.
El musical, adaptado del libro de historias breves de Sholem Aleijem Tevie y sus hijas y otras historias, fue recibido con excelentes críticas en 1964 y se convirtió en el musical de Broadway que estuvo más tiempo en cartelera en esa época. La emotiva historia de la batalla de una familia con la modernidad y el antisemitismo se ganó los corazones de los espectadores norteamericanos. El popular musical tuvo cinco reposiciones en Broadway y una exitosísima adaptación cinematográfica en 1971, dirigida por Norman Jewison.
Pero, ¿cómo fue que “El violinista” se convirtió en un gran éxito precisamente en Japón?
Los judíos de Japón
Aunque es posible que Japón no sea el primer país que se te venga a la mente al pensar en la herencia judía, te sorprenderá descubrir los hilos entrelazados de tolerancia y aprecio que hay entretejidos en su historia. Una pequeña comunidad judía de alrededor de 2.000 personas se originó cuando llegaron los primeros colonos judíos a Yokohama en 1850 e inauguraron la primera sinagoga en la zona. Japón ha contado con una población judía durante casi dos siglos.
Uno de los factores que llevó a tal tolerancia fue que durante la Guerra Civil rusa, los rusos presentaron a los soldados japoneses Los protocolos de los Sabios de Sion, una de las obras seminales del antisemitismo moderno, y la fuente de la idea de que los judíos controlan el mundo.
Esto despertó un fuerte sentimiento pro-judío entre los líderes del gobierno japonés, quienes en su gran mayoría pensaron que sería prudente ganarse la buena voluntad de un grupo tan poderoso. Irónicamente, las mismas tropas a las que se les presentó el libro fueron las que idearon un plan para llevar a una gran cantidad de judíos a Manchuria y recibieron una cantidad significativa de refugiados judíos durante el Holocausto, esperando que eso los ayudara a mejorar su situación financiera. Los funcionarios que promovían estos esquemas solían invocar a los “Protocolos” en sus argumentos.
Más tarde, en la era posterior a la guerra, el interés de Japón en la cultura judía comenzó a ocupar el primer plano. Cuando las primeras producciones amateur de “El violinista en el tejado” comenzaron a presentarse en Japón, las encantadoras melodías y las historias conmovedoras hallaron eco en la audiencia japonesa, que encontró paralelos entre sus propias tradiciones y las tribulaciones de Tevie y su familia. Sólo era cuestión de tiempo hasta que llegara a convertirse en un fenómeno cultural.
De sushi a guefilte fish
La versión japonesa de “El violinista en el tejado” tiene las mismas notas que la versión original. Las canciones presentan las mismas maravillosas melodías y el emotivo final te rompe el corazón.
Japón fue el primer país en hacer una producción no en inglés de la obra, y cuando el productor visitó Japón para ver cómo marchaba el proyecto, dijo: “Estaba muy nervioso respecto a cómo sería recibida la obra en un medio completamente extraño. Llegué allí durante el período de ensayo y el productor japonés me preguntó: ‘En los Estados Unidos, ¿entienden este espectáculo?’. ‘Sí, por supuesto’, le respondí. ‘Lo escribimos para los Estados Unidos. ¿Por qué lo preguntas?’. Me respondió: ‘Porque es demasiado japonés’”.
Es difícil encontrar similitudes entre los japoneses y los judíos (además de la afinidad por el salmón). Entonces, ¿qué hace que “El violinista” sea tan japonés?
La popularidad de “El violinista en el tejado” en Japón puede atribuirse a sus temas eternos y relevantes de amor, valores familiares y la lucha por preservar la tradición en un mundo cambiante. El pueblo japonés, conocido por su respeto a las tradiciones, ve un espíritu afín en Tevie cuando éste enfrenta el choque inevitable entre las viejas costumbres y los beneficios del progreso. Ellos se sienten conectados con el drama padre-hija y las dificultades que Tevie experimenta con cada una de sus hijas.
Otro factor significativo del éxito de “El violinista” es su mirada sobre la occidentalización. Japón, una cultura que también enfrentaba las mismas preguntas, también tenía que aprender a responder ante la nueva percepción de los matrimonios arreglados y el rechazo de la tradición. Los mismos cambios drásticos que experimentaron los judíos en la Rusia del siglo XX ocurrieron al mismo tiempo en Japón: el cambio del shogun al emperador, nombrar a Tokio como su capital después de que durante siglos la capital fuera Kioto, y la progresiva influencia de la cultura norteamericana que se filtraba.
Por lo tanto, no es difícil entender por qué “El violinista” tocó una fibra tan sensible en Japón. Como señaló Jeremy Dauber en su libro Los mundos de Sholem Aleijem, “El violinista” se convirtió en “un símbolo cultural, una especie de lente que permite hablar sobre los desafíos universales a la tradición”.
“El violinista” presenta las tensiones de la asimilación y la lucha por mantener nuestra identidad judía frente a la modernidad. El tema de enfrentar la modernidad y aferrarse a la tradición lleva a que “El violinista” tenga eco en audiencias de todo el mundo de una forma que ninguna otra obra ha logrado. “El violinista en el tejado” sigue cautivando al público japonés y sirve como un puente entre culturas, fomentando la comprensión y celebrando los valores compartidos de resiliencia y lazos familiares.
Este es un testimonio del poder del arte y del teatro como un medio que supera las diferencias lingüísticas o culturales.
Por: Aryeh Genger
Fuente: Aish