Por Jonathan Spyer
El fallido motín lanzado por el Grupo Wagner de Yevgeny Prigozhin la semana pasada ha devuelto a Rusia a los titulares mundiales. Hasta el momento, sin embargo, a pesar de los esfuerzos del antiguo proveedor de servicios de catering; parece que el régimen del presidente Vladimir Putin permanece seguro en el poder.
Como tal, es un momento oportuno para observar de cerca algunas de las actividades menos comentadas de Rusia, lejos del camino a Moscú, Rostov-on-Don y el frente ucraniano. El primer líder que Putin eligió llamar, una vez que quedó claro que había sobrevivido al motín de Wagner, fue el presidente Ebrahim Raisi de Irán. No por casualidad.
A principios de este mes, EE. UU. desplegó aviones de combate F-22 Raptor desde la base aérea de Langley en los cielos de Siria. Su misión: garantizar la seguridad de las posiciones estadounidenses en el país, ante un reciente repunte de incidentes de interferencia por parte de aviones rusos desplegados en Siria.
Este cambio en el comportamiento ruso en el espacio aéreo sirio ha sido abrupto e inequívoco. Durante los últimos ocho años, las dos fuerzas aéreas, la estadounidense y la rusa, se adhirieron a un estricto sistema de eliminación de conflictos. Es decir, en gran medida se dejaban solos unos a otros para llevar a cabo sus diferentes misiones. Los estadounidenses están en Siria para continuar con la campaña en curso contra ISIS [Estado Islámico]. Los rusos están allí para asegurar la continuidad del gobierno de la familia Assad.
La convivencia pacífica se rompió hace unos meses. Desde marzo, los aviones rusos comenzaron a sobrevolar casi a diario las posiciones estadounidenses en el noreste y el sur de Siria. Aviones rusos sobrevolaron solamente la base de Tanf en la frontera entre Siria y Jordania 25 veces ese mes. Los aviones involucrados incluían aviones Su-24 que portaban municiones y bombas aire-tierra.
El general Alexus Grynkewich, comandante de las fuerzas aéreas del Comando Central de EE. UU., dijo en una sesión informativa el miércoles que los aviones rusos han realizado tales sobrevuelos en ocasiones tres o cuatro veces en un solo día, y que “los rusos volarán directamente por encima o muy cerca de estas guarniciones (estadounidenses), con bombas a bordo”.
Intimidaciones rusas en Siria
¿Qué está pasando? ¿Por qué el comienzo repentino de lo que parece una campaña de intento de intimidación, que plantea la posibilidad de enfrentamientos directos entre las fuerzas estadounidenses y rusas en Siria? ¿No están los rusos lo suficientemente ocupados con su tambaleante invasión de Ucrania?
Un poco de contexto: los rusos no son los únicos en Siria con intenciones malévolas hacia la presencia estadounidense allí. Más bien, la presencia de Moscú en ese país en ruinas está totalmente coordinada con Irán, el otro aliado indispensable del presidente sirio Bashar Assad.
Mientras tanto, los iraníes se han involucrado a través de sus milicias apoderadas [proxies] en los últimos meses en una campaña más directa de hostigamiento contra la presencia estadounidense en Siria. El 20 de enero, dos milicianos alineados con Estados Unidos resultaron heridos cuando se lanzaron tres drones suicidas contra la base de Tanf. Las tropas estadounidenses trabajan en cooperación con una milicia siria en la base.
Luego, el 23 de marzo, un contratista norteamericano murió y cinco militares estadounidenses resultaron heridos en un ataque con aviones no tripulados contra una base en Rumeilan, en el noreste de Siria. En respuesta, Estados Unidos llevó a cabo ataques aéreos contra posiciones ocupadas por milicias vinculadas a Irán en suelo sirio.
Desde hace algún tiempo ha estado en marcha una campaña de hostigamiento a fuego lento por parte de los iraníes, con la intención de eliminar la presencia estadounidense en Siria. ¿Reflejan las últimas acciones de los rusos una decisión de Moscú de unirse a este esfuerzo? Parece que sí.
Moscú y Teherán están cada vez más cerca. John Kirby, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EE. UU., definió la relación entre los dos en una sesión informativa la semana pasada, diciendo que Irán y Rusia están actualmente comprometidos en un “nivel sin precedentes de apoyo técnico y militar que está transformando su relación en una relación de asociación de defensa completa”.
La mal concebido invasión de Ucrania por parte de Rusia ha cambiado el equilibrio entre los dos. Antes, Rusia era el socio mayoritario; hoy, los iraníes están jugando un papel vital en el suministro del tambaleante esfuerzo de guerra de Rusia. Este esfuerzo va mucho más allá de la provisión de los drones Shahed 136 que durante un tiempo causaron estragos en las ciudades de Ucrania.
Diariamente, barcos que transportan proyectiles de artillería, rondas de tanques y municiones para el ejército ruso salen del puerto marítimo iraní de Amirabad en el Mar Caspio, en dirección a la costa rusa, lejos de las miradas indiscretas de Estados Unidos y la OTAN.
Rusia no puede prescindir de esta ayuda. Los rusos están listos para proporcionar a cambio aviones de combate Su35, helicópteros de ataque y posiblemente aviones.
Además, los documentos clasificados filtrados en la plataforma de mensajería Discord revelaron una reunión de funcionarios de los regímenes ruso, iraní y sirio en noviembre de 2022, en la que establecieron un “centro de coordinación” para dirigir los ataques contra la presencia estadounidense en Siria.
Los documentos también revelaron evidencias de un plan iraní para comenzar a atacar a las patrullas estadounidenses en Siria con proyectiles de formación explosiva (EFP, por sus siglas en inglés): potentes artefactos explosivos improvisados o IED de alta tecnología que pueden penetrar vehículos blindados. Estos dispositivos son una marca registrada iraní, utilizada ampliamente contra las fuerzas de la coalición durante la insurgencia chií en Irak.
En enero tuvo lugar un intento en Siria de emplear estos dispositivos, que fue frustrado por las Fuerzas Democráticas Sirias, aliadas de Estados Unidos. No hay razón para suponer que este intento será el último.
Así que la temperatura parece que va a subir en la insurgencia iraní de fuego lento para provocar la retirada de EE. UU. de Siria. Ha surgido evidencia del establecimiento de un marco para coordinar los esfuerzos rusos e iraníes en este sentido.
Irán y Rusia están aumentando su nivel de cooperación al de una “asociación de defensa en toda la regla”, según un alto funcionario estadounidense. Y Rusia ha abandonado en los últimos tres meses su moderación anterior y ha comenzado el hostigamiento diario de los aviones estadounidenses en el espacio aéreo sirio. La secuencia parece bastante sencilla.
La pregunta que queda es: ¿Por qué? En este sentido, se pueden vislumbrar los contornos del nuevo orden global que va surgiendo paulatinamente. En la competencia entre las grandes potencias, la presión en un punto provocará una contrapresión en otro.
Los rusos ven a Ucrania como una guerra de apoderados [proxies] entre ellos y Estados Unidos y sus aliados. Ahora parecen dispuestos a ayudar a su socio iraní a abrir un punto adicional de presión sobre EE. UU. en esta contienda. Conviene mantener una estrecha atención sobre Siria. Mientras Putin pueda evitar los desafíos internos, el país parece destinado a ser un escenario central para la alianza estratégica emergente entre Moscú y Teherán.
Fuente: The Jerusalem Post
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