Investigadores israelíes codifican una toxina bacterial que puede hacer que las células cancerígenas se “suiciden”

En la Universidad de Tel Aviv, un grupo de científicos realizó un estudio sobre modelos animales con melanoma. A partir de esa investigación, descubrieron una nueva tecnología que produce la eliminación de las células cancerígenas a partir de una toxina que se produce a partir de una bacteria.

Los resultados del estudio fueron positivos: entre el 44 y el 60% de las células del melanoma habían desaparecido permanentemente luego de una sola inyección. La toxina utilizada se puede codificar en moléculas de ARN mensajero. Esta, a su vez, hace que las células malignas generen esta toxina, eliminándolas con una efectividad cercana al 50%.

El estudio, liderado por Yasmin Granot-Matok y Dan Peer fue publicado en Theranostics. Peer explica que la quimioterapia tiene una desventaja fundamental: “no es selectiva, también mata las células sanas”. A partir de esto, la idea del estudio era administrar moléculas de ARN mensajero de manera segura, codificadas especialmente para las células cancerígenas. Además, Peer explicó el funcionamiento de este innovador tratamiento.

“Cuando la célula cancerosa lee la ‘receta’ en el otro extremo, comienza a producir la toxina como si fuera la bacteria misma y esta toxina autoproducida eventualmente la mata. Así, con una simple inyección en el lecho del tumor, podemos hacer que las células cancerosas se “suiciden”, sin dañar las células sanas. Además, las células cancerosas no pueden desarrollar resistencia a nuestra tecnología, como sucede a menudo con la quimioterapia, porque siempre podemos usar una toxina natural diferente”, concluyó uno de los científicos responsables del nuevo descubrimiento para el tratamiento del cáncer.

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