Jenín, el guardián de Israel que nunca duerme

Por Marta González Isidoro

Que Oriente Medio es un foco de inestabilidad es una realidad constatada por los analistas que conocen de verdad la región, pero también por los propios ciudadanos, acostumbrados a dirimir con las fracturas que la atraviesan, ya sean de índole política, económica, social, cultural o religiosa. O con todas a la vez, porque el pobre desarrollo económico y social, y la falta de gobernanza en Estados débiles o territorios de fronteras abiertas o disputadas crean, con frecuencia, la tormenta perfecta para que la población pierda la confianza en un futuro en el que los protagonistas son actores externos cuyos intereses responden a justificaciones históricas e ideológicas que se mezclan con intereses estratégicos que generan, a su vez, confrontación, distorsión y desestabilización en distintos escenarios.

En esta región, atravesada de nacionalismos e identidades múltiples, Irán ha visto una ventana de oportunidad para apoyar movimientos subversivos que le sirven para apuntalar su influencia en la región, pero también para modelar una estrategia de guerra híbrida contra Israel –terrorismo, propaganda o ataques cibernéticos– que es un factor de arrastre y polarización más allá de las fronteras de Oriente Medio. La búsqueda de patrocinios externos en el campo palestino agrava la sensación de inseguridad de Israel, consciente del dilema que implica evitar que Irán se convierta en una potencia nuclear y que Hezbollah consolide un programa balístico de misiles de precisión. Porque, en el fondo, de eso ha tratado la Operación Bait va Gan -Casa y Jardín -, la iniciativa antiterrorista más amplia desde 2002 llevada a cabo por las Fuerzas de Defensa de Israel en la ciudad palestina de Jenin, -y a menor escala en Tulkaren Nablus-, bastión de la penetración iraní desde hace dos años y centro de fricción y competencia entre las diferentes facciones palestinas, que luchan por el liderazgo ante una Autoridad Palestina repudiada y reactiva, sin poder ni voluntad de control. Al igual que GazaCisjordania es un foco de actividades terroristas y una oportunidad para Irán para seguir ampliando sus esferas de acción regionales. Hamas, la Yihad Islámica, Hezbollah, las Brigadas al Qassam y otros proxys no son sólo un instrumento modulables en los conflictos que libra en la región, sino parte de su fuerza militar, donde el terrorismo y la violencia de baja intensidad plantean desafíos políticos, económicos y de Seguridad.

El guardián de Israel no duerme ni reposa. Hace años que las Fuerzas de Defensa de Israel, las FDI o IDF por sus siglas en inglés, están especializadas en intervenciones de alto riesgo en entornos urbanos sin causar daños a la población civil. Porque hay que recordar que los doce muertos palestinos son miembros de las organizaciones terroristas Hamas y Yihad Islámica, y que, hasta que se resuelva el estatus internacional, estos territorios están en disputa y el gobierno israelí tiene el deber de proteger a sus ciudadanos. La utilización de infraestructura civil, como lugares sagrados –mezquitas-, hospitales, escuelas o domicilios particulares para almacenar armamento, laboratorios de explosivos o refugio de terroristas, debería ser objeto de repudio internacional. Como también ocultar bombas y minar las calzadas, o cavar túneles. Por el contrario, la retórica del martirologio ha creado una pedagogía de la tolerancia que tiene como resultado la distorsión de la realidad y la información. Son años de desinformación y manipulación. Sólo hay que recordar cómo un 9 de julio de 1976 el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se reunía en sesión extraordinaria para condenar a Israel de “agresión desenfrenada” por rescatar a los pasajeros de la aerolínea secuestrada en Entebbe, Uganda.

Mientras los estereotipos se acomodan a la narrativa más interesada e Israel entra de nuevo en una pausa silenciosa, los palestinos continúan con acciones terroristas de baja intensidad –atropellos, acuchillamientos, cócteles molotov, lanzamientos de cohetes – y Hezbollah asumiendo riesgos creando fricciones con las FDI a lo largo de la frontera del Líbano y preparando el terreno en Cisjordania para montar una infraestructura que mejore su capacidad de disuasión frente a Israel. Teherán percibe el momento de debilidad interna que vive Israel y por eso avanza hacia sus objetivos regionales sin encontrar resistencia, buscando crear una nueva realidad que altere el statu quo regional y que podría precipitar represalias no controladas.

Oriente Medio está cambiando, y aunque los avances diplomáticos parecen albergar esperanzas, no se aprecia ninguna voluntad en el régimen iraní que indique que su visión revisionista se vaya a modular. Tampoco se vislumbran cambios en la arena palestina, cada vez más radicalizada y desorientada. Frustrar el terrorismo, estabilizar la situación civil palestina, evitar el colapso de la Autoridad Palestina y avanzar en el ámbito diplomático para neutralizar la ofensiva político-legal internacional y el sistema de pagos a las familias de terroristas es un compromiso del Gobierno israelí, independientemente del color político del partido o coalición que gobierne. Saben que no hay interlocutor en la arena palestina racional y carismático, pero por una simple cuestión pragmática, Cisjordania no puede convertirse en otra Gaza. Cumplido ya el objetivo de desmantelar la infraestructura terrorista y degradar sus capacidades, las Fuerzas de Defensa de Israel se han retirado de Jenin, dejando a Fatah y a las Brigadas de los Mártires de Al-Aksa salvando las apariencias de que aun controlan el discurso, recordando que “nuestro único objetivo es luchar contra los judíos” (Rawhi Fattouh, presidente del órgano legislativo de la OLP, el Consejo Nacional Palestino)

Mientras tanto, en el hospital Hadassah de Jerusalén, los médicos cumplen con el Mandato Y elegirás la Vida, sin importar la procedencia ni filiación del paciente. Un adolescente palestino, Suleiman Hassan, tras un accidente en el que casi muere decapitado, se ha curado completamente, sin sufrir secuelas motrices ni intelectuales, gracias a una compleja técnica quirúrgica. Ojalá este joven sea la argamasa de ese pegamento que necesita la sociedad israelí y palestina para encontrarse y caminar hacia una reconciliación tan necesaria en un Oriente Medio desgarrado.

 

Fuente: Vozpopuli