“Hay que entender que nadie tiene el monopolio de la verdad y que cada uno sirve a Dios de la mejor manera que puede” Rab. Yossi Baumgarten

Yosi Baumgarten, rabino del templo de la calle Paso de Buenos Aires, brindó para Radio Jai su mensaje de Tisha b’ Av

Baumgarten señaló que estamos sin duda en días que nos traen a la reflexión y a la introspección, y que las discusiones no deberían ser personales, sino filosóficas y sobre la base del respeto; no descalificar a alguien que piensa distinto, respetar su posición, su modo de pensar y de sentir. Pero que cuando chocan valores distintos y se mete el odio, lo que llamamos el sinat jinam, el “odio gratuito”, ese odio basado en una sola cara de la moneda, entonces estamos en un gran problema, y que entonces tenemos que reflexionar, subsanar y crear puentes, crear diálogo, siempre en el marco del respeto.

Explica el rabino que existen períodos de energías positivas y negativas, y que este es un momento de energía baja, ya que fue la destrucción del Templo, el único lugar donde la presencia de Dios posaba, y donde se veía de manera clara no solamente al pueblo de Israel, sino los que venían de todo el mundo para estar en la Casa de Dios. Al Templo sagrado se acercaban setenta toros, que representaban el número de las naciones que había en la época. Sin embargo, remarca Baumgarten, en contrapartida, como leemos en el libro Eija (Lamentaciones) ese día Dios echó la furia en piedras y en madera, pero no sobre nosotros, nos deja vivos para que reflexionemos y que para que podamos reconstruirnos. No hay destrucción por destrucción, lo que sí hay es una reformulación de cómo debemos conducirnos. Señala o que este es un momento energético bajo, en el que debemos aumentar en buenas acciones, en estudio de Torá, disminuir en lo frívolo, en los que debemos transformar estos días de energía baja o de tristeza o de lamentación, en servirle a Dios con alegría como explicó el Rebe de Lubavitch, quien dijo que cuando entra el mes de Av se aminora la tristeza, y que ella se aminora con alegría, y que estudiar Tora alegra en el corazón.

“Debemos dedicarnos un poquito más a la introspección, a entender que, si vos no sentís nada porque el Templo Jerusalem está destruido, o vos no sentís nada por lo que está pasando en Israel, donde se ve tanta incomprensión o tanta intolerancia, ahí está el problema”, declaró el rabino. Y subrayó que la base de todo es el respeto y el diálogo, la comprensión, la tolerancia, entender que nadie tiene el monopolio de la verdad y que cada uno sirve a Dios de la mejor manera que puede. Y que odiar a una persona porque opina distinto, eso fue la base de la destrucción del Templo. Consideró que eso es lo que lamentablemente vemos hoy, un flagelo que está ocurriendo cada vez más entre los seres humanos y especialmente en la tierra de Israel, y que, cuando estamos unidos y fomentamos la paz, la comprensión y el respeto, todo cambia.

Sobre momentos de tristeza y oscuridad y de baja energía, como este día 9 de Av, Baumgarten opina que todo es reversible y que, como nos dicen los exégetas y los sabios, es el día en que nace el Mesías, el redentor del pueblo de Israel, y que no hay destrucción por destrucción. Por supuesto es un día de luto, un día de duelo, que para los que tienen fe entiendan que Dios va a mandar la redención, y que lo real es que, si “Dios no lo permita”, no viniera la redención, vamos a continuar ayunando, nos dolerá no tener el templo reconstruido en Jerusalem, y que, mientras la Casa no esté construida, mientras haya codicia, avaricia, celos, competencia, muerte, impureza, quiere decir que el mundo no está bien, y que, por ende, nosotros no estamos bien. Si cada uno en vez de decirle al otro lo que tiene que hacer, se fija en lo que tiene que mejorar y entiende que es un ser de luz, un ser que Dios puso al mundo para actuar, para iluminar, para cambiar y mostrar desde el cambio personal cómo cada uno debe conducirse, hablar, pensar, sin importarle las posturas religiosas del otro, ese es el punto de partida para la reconstrucción.

El mes de Av se llama Menajem Av, que significa ”consuelo al padre”. Explica el rabino que nosotros consolamos a Dios cuando Él ve que sus hijos están en el templo, ayunan, se dedican 24 horas a la introspección, a mejorar, de manera sincera, y que entonces, no hay opción para la llegada de la redención y la de poder revertir esa situación de negativa en positiva.

El 10 de Av marcó a la comunidad judeo-argentina con el atentado a la AMIA.  Sobre ello, el rabino dijo que es una gran tragedia que nos golpea y que nos golpeó a todos, que pasaron muchas tragedias el nueve y diez de Av, pero que en la Argentina especialmente, fue en el centro, en el corazón de nuestra comunidad, y que sucedió, en el mismo momento en que el Templo de Jerusalem se terminaba de quemar.

En cuanto a nuestra comunidad, consideró que no estamos exentos de unirnos, a pesar de nuestras diferencias, debemos sentarnos y consensuar, especialmente los líderes judíos, las comunidades; no descalificar a nadie y ver solamente la virtud en los demás.  Dijo que cuando pasa una tragedia debemos sumirnos en la reflexión y en la introspección. Y que, desde los líderes de la comunidad hasta el feligrés más pequeño, tienen que mejorar; que debemos dar ejemplo de unión, en el diálogo y no en la confrontación a pesar de nuestras diferencias. Cree que podemos unirnos en eso, ver qué le falta a la comunidad en general, y sin etiquetas, darle al necesitado lo que requiere, pero en el momento justo, y asistir a cada uno en lo que se debe asistir: comida, techo, medicina, o lo que pueda necesitar. “Cuando la comunidad vea que estamos todos unidos, también eso va a generar luz y más unión, y más luz hacia toda la Argentina y hacia toda la humanidad”, concluyó.

 

Redacción: Prof. Cita Litvak

 

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