El judaísmo catalán

Su esplendor fue en los siglos XII al XIV, en los cuales prosperaron dos centros importantes de enseñanza de la Torá en Barcelona y Gerona. La comunidad judía catalana desarrolló características únicas, que incluyen costumbres, un rito de oración (Núsaj Cataluña),​ y una tradición propia en la emisión de dictámenes legales (Halajá). ​ Aunque los judíos de Cataluña tenían costumbres y un rito de oración diferentes​ a los de Sefarad,hoy en día se les suele incluir en la comunidad de los judíos sefardíes.

A raíz de los disturbios de 1391 y la expulsión de 1492, los judíos que no se convirtieron al cristianismo se vieron obligados a emigrar a Italia, el Imperio Otomano, el norte de África y la Tierra de Israel.

Los historiadores afirman que los judíos llegaron a la península ibérica antes de la destrucción del Segundo Templo, aunque por lo que respecta a restos arqueológicos, las lápidas funerarias más antiguas que se han encontrado, y que testimonian la existencia de comunidades judías, datan del siglo III.

El término Aspamia deriva del nombre Hispania  y se refiere a la península ibérica en la época romana. A principios del siglo V, la dominación romana de la península cayó en manos de los visigodos. Durante el periodo visigodo (rama de los pueblos godos, que a su vez pertenecen a los pueblos germánicos orientales, llamados pueblos bárbaros) se emitieron numerosos decretos contra los judíos y, a veces, fueron obligados a convertirse al cristianismo o ser expulsados.

En el año 711 los musulmanes comenzaron la conquista de la península ibérica. Las zonas conquistadas que quedaron bajo dominio del islam fueron llamadas al-Ándalus. No sabemos mucho sobre la historia de los judíos al comienzo del dominio islámico, pero tenemos constancia de que los judíos comenzaron a emplear el término Sefarad para referirse a estas tierras. ​

En un proceso de reocupación territorial llamado reconquista, los reinos cristianos fueron conquistando de norte a sur todos los territorios islámicos. Con la reconquista cristiana, los territorios ocupados por los reinos de Castilla y Portugal también fueron llamados por los judíos Sefarad, mientras que Cataluña y los otros reinos del norte fueron llamados Edom o Esaú. ​

El proceso de reconquista de Cataluña comenzó bajo los auspicios de los reyes francos, que hicieron retroceder a los musulmanes que habían conseguido atravesar los Pirineos en la batalla de Poitiers en el año 732. Todas las tierras liberadas de los musulmanes se convirtieron en condados y permanecieron bajo la organización administrativa de los francos. Los condados catalanes, liderados por los condes de Barcelona, se fueron desligando poco a poco de los francos y comenzaron a gobernar de forma independiente. Cataluña la vieja se convirtió en una zona de contención (Marca Hispánica, territorio comprendido entre la frontera político-militar del Imperio carolingio con al-Ándalus, al sur de los Pirineos, desde finales del siglo VIII hasta su independencia efectiva en diversos reinos y condados) contra la propagación del islam. Los judíos se trasladaron a menudo de Sefarad (la zona musulmana) a las tierras del norte (los reinos cristianos), y viceversa. El hecho de que muchos hablaran la lengua árabe y también las lenguas romances les ayudó a servir de intérpretes y adquirir posiciones importantes tanto en los gobiernos islámicos como en los cristianos. Los judíos poseían campos y viñedos y muchos se dedicaban a la agricultura.

En este período temprano, los sabios judíos de Cataluña que querían completar sus estudios talmúdicos solían ir a estudiar a las academias talmúdicas (ieshivot) del sur. También los que querían estudiar ciencias o lingüística solían ir a Sefarad, tal y como hizo rabí Menajem ben Saruq (920-970), que nació en la ciudad catalana de Tortosa y se trasladó con toda su familia a Córdoba para estudiar y dedicarse a la lengua hebrea bajo el patrocinio del gobernador Shemuel ibn Nagrela.

Las primeras evidencias de un importante asentamiento judío en Barcelona y Gerona son del siglo IX. Sabemos que en los siglos XI y XII en Barcelona había un tribunal rabínico (Bet Din) y un importante centro de enseñanza de la Torá. En este periodo Barcelona se convirtió en un eslabón en la cadena de transmisión de las enseñanzas de los Gueonim (presidentes de las grandes academias talmúdicas judías de Babilonia: Sura, Pumbedita y Nehardea. Eran generalmente aceptados como líderes espirituales de la comunidad judía en todo el Mundo durante la Temprana Edad Media).

Los rabinos que conocemos de esta época son rabí Yitsjaq ben Reuvén al-Bargeloní (1043-?), rabí Yehudá ben Barzilay ha-Barceloní , llamado Yehudá ha-Nasí de Barcelona (finales del siglo XI, comienzo del siglo XII) y rabí Avraham bar Jiyya (finales del siglo XI, primera mitad del siglo XII), Nasí. Sabemos que dos de los grandes sabios de Provenza, rabí Yitsjaq ben Abba Mari (1122-1193) y rabí Avraham ben rabí Yitsjaq (1110-1179), se trasladaron a Barcelona.

Cataluña se unió con Provenza el año 1112 y con Aragón del año 1137, y de esta manera Barcelona se convirtió en la capital del reino unificado que se llamó Corona de Aragón. Los reyes de la Corona de Aragón extendieron sus dominios a los países occitanos. (una de las trece regiones que, junto con los territorios de Ultramar, conforman la República Francesa).

Siglos XII y XIII

En los siglos XII y XIII prosperaron las academias talmúdicas. En la ciudad de Gerona se destacaron los grandes rabinos y cabalistas Ezra y Azriel bené Shelomó (finales del siglo XII, principios del siglo XIII) alumnos del famoso rabí Yitsjaq el Ciego (1160-1235), hijo de rabí Avraham ben David (Raabad) de Posquières (1120-1198). También podemos incluir a rabí Yaaqov ben Shéshet (siglo XII) entre los cabalistas gerundenses de este periodo. De Gerona también fue rabí Avraham ben Yitsjaq he-Jazán (siglos XII-XIII) autor del piyyut (poema litúrgico judío, diseñado normalmente para ser cantado o recitado durante los servicios religiosos) Ajot qetaná (Hermana pequeña). De la ciudad de Gerona surgió el más grande de los sabios de Cataluña, rabí Moshé ben Najmán (Rambán, o Najmánides) (1294/70), el nombre catalán del cual era Bonastruc ça Porta.

Aunque la ciudad de Gerona fue un importante centro de Torá donde había un Bet Midrash (sala de estudios) dedicado al estudio de la Cábala, la ciudad principal era Barcelona, donde el Rambán ejerció como jefe de la comunidad. Durante este periodo ejercieron en Barcelona rabí Yoná Girondi (1210-1263) y sus famosos alumnos rabí Aharón ben Yosef ha-Leví de Barcelona (Reah) (1335-03) y rabí Shelomó ben Adret (Rashba) (1235-1310). También ejercieron en Barcelona rabí Asher ben Yejiel (Rosh) (1250-1327), su hijo rabí Yaaqov ben Asher (Baal ha-Turim) (1269-1343), y rabí Yom Tov ben Avraham ha-Sevilli (Ritba) (1250-1330), alumnos del Rashba y del Reah. Se puede decir que en aquella época Barcelona se convirtió el centro de estudios rabínicos más importante de toda la judería.

En la Cataluña del siglo XIII los judíos fueron víctimas de libelos de sangre, y se les obligó a vestir una señal distintiva (Rodella). Las autoridades prohibieron a los judíos ejercer cargos públicos y se les obligó a participar en disputas públicas con representantes del cristianismo, como por ejemplo la Disputa de Barcelona (confrontación dialéctica de signo religioso que tuvo lugar en el Palacio Real Mayor de Barcelona entre el 20 de julio y el 8 de agosto de 1263, protagonizada por el fraile dominico Pablo Christiani y el rabino y filósofo judío gerundense Nahmánides) del año 1263 en la que participó el Rambán como representante del judaísmo. Los judíos eran propiedad privada de los monarcas que los cobraban impuestos a cambio de protección.

Los reyes de la Corona de Aragón expandieron los dominios catalanes y conquistaron Mallorca, Valencia, Ibiza y Menorca. El 1258 firmaron el tratado de Corbeil con el rey franco y renunciaron a sus derechos sobre las tierras occitanas. A cambio, los francos renunciaron a sus demandas sobre las tierras catalanas.

Siglo XIV

En el siglo XIV el fanatismo cristiano se impuso en toda la península ibérica y tuvieron lugar muchas persecuciones contra los judíos. Podemos nombrar entre los sabios de Cataluña de este periodo a rabí Péretz ben Yitsjaq ha-Kohén (1304-1370) que nació en Provenza pero ejerció en Barcelona, rabí Nisim ben Reuvén Girondi (Ran) (1315-1376) que ejerció como rabino de Barcelona, rabí Jasday ben Yehudá Crescas (el viejo), rabí Yitsjaq bar Shéshet Perfet (Ribash) (1326-1408), rabí Jasday ben rabí Avraham Crescas (Rajaq) (1340-1412), rabí Yitsjaq ben Moshé ha-Leví (Profiat Durán, ha-Efodí) (1350-1415), y rabí Shimón ben Tsémaj Durán (Rashbats) (1361-1444). De este mismo periodo podemos incluir el cartógrafo de Mallorca Avraham Crescas (siglo xiv) y el poeta Shelomó ben Meshulam de Piera (1310/50-1420/25).

Rabí Nisim (Ran) retomó la actividad de la ieshivá de Barcelona en los años 50 y 60, después de que la comunidad judía se vio fuertemente afectada por la Peste Negra en el año 1348. En el año 1370 los judíos de Barcelona fueron víctimas de un libelo de sangre, algunos judíos fueron asesinados y los adelantados​ de la comunidad fueron encarcelados en la sinagoga durante varios días sin comida.

A finales de siglo acontecieron los disturbios de 1391, y como resultado de los asaltos, muchos judíos murieron mártires y muchos otros fueron obligados a convertirse al cristianismo. Los que pudieron huir fueron hacia el Norte de África (como por ejemplo el Ribash y el Rashbats), Italia y el Imperio Otomano. Los asaltos de 1391 fueron el final de las comunidades de Valencia y Barcelona, la comunidad de Mallorca aguantó hasta el año 1435, en que los judíos fueron obligados a convertirse al cristianismo; la comunidad de Gerona aguantó a duras penas hasta la expulsión de 1492.

Rabí Jasday Crescas, en una carta que envió a la comunidad judía de Aviñón nos ofrece un relato de los disturbios de 1391.En resumen, podemos concluir de su relato que los disturbios comenzaron el día primero del mes hebreo de Tamuz (domingo, 4-6-1391) en Sevilla, Córdoba, Toledo y cerca de setenta localidades más. A partir del día siete del mes de Av (domingo, 9-7-1391) se extendieron a otras comunidades de la Corona de Aragón: Valencia, Barcelona, Lérida, Gerona y Mallorca. Durante los disturbios de 1391 fueron destruidas la mayor parte de las comunidades judías de Sefarad, Cataluña y Aragón.

Durante los siglos XIII, XIV y XV los reyes de la Corona de Aragón expandieron el territorio hacia las tierras del mediterráneo, conquistaron Sicilia (1282), Córcega (1297-1516), Atenas (1311), Neopatria (1318), Cerdeña (1323-1326) y Nápoles (1435-1442).

Siglo XV

El siglo XV fue muy duro para la vida judía en la península ibérica. Las comunidades que sobrevivieron los disturbios de 1391 tuvieron que hacer frente a una gran presión por parte de la iglesia y de la población cristiana. Los reyes, que se encontraban en una situación económica difícil, impusieron pesados impuestos a las comunidades. La vida de los judíos conversos al cristianismo tampoco fue fácil, la iglesia los tildó de cristianos nuevos y los tuvo siempre bajo sospecha, ya que muchos de ellos aceptaron el cristianismo solo de cara para afuera, pero mantuvieron el judaísmo en secreto. La Inquisición persiguió y castigó a los cristianos nuevos que observaban los preceptos del judaísmo.

En Cataluña se celebró una de las disputas más largas de la Edad Media, la famosa Disputa de Tortosa (1413-1414). En el siglo XV encontramos en Cataluña el poeta Shelomó ben Reuven Bonafed.

En el año 1469 se casaron el rey Fernando de Aragón (1452-1516) y la reina Isabel de Castilla (1451-1504) uniendo de esta manera los dos reinos. En 1492 completaron la reconquista con la derrota del reino de Granada y expulsaron a los judíos de todos sus reinos.

Fuente: Wikipedia

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