Por Seba Cabrera Koch
Primo Levi (1919-1987) fue un químico judío italiano y sobreviviente de la Shoá. Sus experiencias como sobreviviente del horror de Auschwitz lo marcaron para siempre.
Escribió para no olvidar la atrocidad y la destrucción de la dignidad humana: su legado son dos novelas y varias colecciones de cuentos, ensayos, pero sus poemas siguen siendo joyas ignoradas para muchos, a diferencia de sus obras mundialmente conocidas.
Escritos esporádicamente a lo largo de décadas, los poemas de Primo Levi se sienten como un susurro constante que acompaña a la voz más predominante de su prosa. El estilo directo y el lenguaje sencillo, cargado de significado, son un testimonio universal del lado vulnerable de la humanidad, de la herida que nunca ha de sanar.
Shemá:
Ustedes que viven seguros
en sus cálidos hogares,
tú que encuentras al regresar en la tarde
comida caliente y rostros amables:
Considera si esto es un hombre:
trabajando en el barro,
que no conoce la paz,
que lucha por medio pan,
que muere por un sí o un no.
Considera si esto es una mujer:
sin pelo y sin nombre,
sin fuerzas para recordar,
sus ojos están vacíos y su vientre frío
como una rana en invierno.
Medita que esto ha pasado:
te mando estas palabras.
Grábalas en tu corazón,
quedándote en casa, y al marcharte por el camino,
al acostarte y al levantarte;
repítelas a tus hijos.
O que tu casa se desmorone,
que la enfermedad te estorbe,
que tu descendencia aparte su rostro de ti.[1] [2]
Es significativo que Levi titule como Shemá a uno de sus poemas. El Shemá no solo es uno de los temas que nos conecta con la porción de la Tora que estudiamos esta semana, sino que es una oración fundamental para el acervo judío.
Shemá Israel. Ad- eloheinu, Ad- ejad.
Escucha, Israel. El Señor es nuestro D-s, D-s es Uno (Deut. 6:4).
El Shemá declara la singularidad de D-s, y la vida de cada judío es testimonio de ello: estas palabras son la primera oración que se le enseña a un niño y son las últimas que recitamos antes de morir.
Primo Levi, al titular su poema “Shemá”, intenta redefinir esta oración tradicional: no enfocándose en la unicidad Divina, sino en Sus criaturas, personas que viven en la pobreza, el caos y la desesperación.
El Shemá, según la ley judía, debe decirse en voz alta, como si nos dijéramos unos a otros: ¡Escucha, Israel!, como una advertencia, una forma de despertar del letargo y acudir al llamado.
Levi insiste en que el sufrimiento humano es lo que el mundo debería estar “escuchando”: este es el mensaje que debería estar grabado en nuestros corazones y seguirnos a lo largo de nuestro día, sacándonos de nuestra vida cómoda y pacífica, abriendo los ojos ante la condición inhumana de hombres y mujeres cuyas vidas han quedado completamente en manos de otros, sin identidad, olvidados.
Reflexionar y transmitir el recuerdo de tanta brutalidad, recordando y contándoselo a los jóvenes, para que el paso del tiempo no borre el recuerdo del horror.
En la semana que volvemos a los Aseret haDivrot (los diez mandamientos), en el Shemá de Primo Levi No olvidar se convierte en una obligación: No olvidar es el onceavo mandamiento.
El tema fundamental seria entonces la necesidad de recordar; frente a la inmensa tragedia en la que fue protagonista, Levi identifica en la memoria del horror la única herramienta para reaccionar ante el dolor.
Saliendo del intenso duelo de Tisha B’Av, nos conectamos con Shabat Najamú, el Shabat del consuelo [3], con la lectura de Vaetjanan, donde Moshé, desde la cima de la montaña ve toda la tierra de Israel en su extensión, visualizando el resultado de su trabajo, mucho más allá del tiempo.
Moshé le recuerda al pueblo: “Solamente, cuídate y cuida tu alma; no sea que vayas a olvidar las cosas que han visto tus ojos -y no sea que se aparten de tu corazón- durante todos los días de tu vida, y las harás conocer a tus hijos y a los hijos de tus hijos”. (Deuteronomio 4:9)
Moshé nos enseña una lección esencial sobre la continuidad judía: es importante que la gente recuerde lo que vio, porque experimentaron de primera mano los milagros de Mitzraim y el viaje por el desierto; pero aún más importante, es compartir con sus hijos lo que vieron, lo que presenciaron y experimentaron.
La Torá debe ser enseñada a los hijos y a los hijos de nuestros hijos. Aquel que enseña a su hijo Torá no solo le enseña a él, sino que también le enseñó a los hijos de su hijo y a los hijos de sus nietos, y así hasta el final de los días. Aquel nieto que recibe las enseñanzas de boca de su abuelo es como si él mismo hubiera recibido la Torá en el monte Sinaí. [4]
La memoria y el recuerdo, se transforman en un recurso insustituible contra el riesgo de que todo lo sucedido sea olvidado. El sueño continúa a través de sus hijos, y se construye cuando sembramos pensando en el futuro.
La memoria colectiva del pueblo de Israel tiene que ser transmitida de generación en
Generación [5], y hoy, más que nunca, debemos asumir nuestra responsabilidad para lograrlo.
La identidad es educación y tradición, valores, historias, memoria.
Si a esa identidad, le sumamos futuro, tenemos continuidad.
Shabat Shalom umeboraj !
Seba Cabrera Koch
11 Av 5783 / 29 Julio de 2023.
Notas
[1] Shema es el poema que Primo Levi colocó significativamente al comienzo de Si esto es un hombre (Se questo e un uomo. De Silva Editore 1947), su obra maestra y primer libro en el que narra su experiencia como prisionero en Auschwitz El autor finaliza el poema con la fecha: 10 de enero de 1946. El año anterior y exactamente el 27 de enero de 1945, había sido liberado.
[2] El texto aparece luego en el poemario Ad ora incerta, publicado en 1984.
[3] Shabat Najamú, Shabat de consolación, es el primer Shabat después de Tishá BeAv y toma su nombre de la haftará (Isaías 40:1-26) que habla de consolar al pueblo judío por su sufrimiento: “Najamú, najamú ami” (Consuela, consuela a mi pueblo).
[4] Adaptado de b. Berajot 21b por Rab Gustavo Surazski (2021).
[5] Mishne Torá, Estudio de Torá – Capítulo 1: “Así como es deber del hombre enseñar a su hijo, así es su deber enseñar a su nieto, como está escrito: “Hazlas conocer a tus hijos y a los hijos de tus hijos” (4:9). Esta obligación no se refiere sólo al hijo y al nieto de uno, sino que es un deber que recae en todo erudito judío enseñar a todos aquellos que buscan ser sus alumnos, aunque no sean sus propios hijos”.
Bibliografia
-Berajot 21b. Citado por Surazski, G. (2021). Fragmentos de cielo: perlas y comentarios a los cinco libros de la Torá. Ediciones Seminario Rabinico. Pág. 469.
-Coffman, Aryeh Tora con comentario de Rashi, tomo 5 Devarim. 2001. Editorial Jerusalén.
-Daniel E. y Roncone I. Shema: analisi della poesia di Primo Levi in Se questo e un uomo. SoloLibri.net © 2023
-Parashat Vaetjanan, Deuteronomio 3:23 – 7:11.
-Feldman R. y Swann B (trad.) Shemá, Primo Levi. allpoetry.com © 2023
-Levi, Primo. Shemá (Se questo e un uomo). libriantichionline.com © 2003-2023 Studio Bibliografico Apulei