Por el Prof. Mohammed Wattad
El 1 de enero de 2024, el índice de medición arrancará nuevamente y los principales noticieros abrirán con un artículo sobre el primer miembro de la sociedad árabe asesinado en 2024.
No solo la sociedad árabe, con todas sus capas y matices, no es indiferente a lo que acontece en ella, sino que en los últimos años resuena un sentido grito.
No es solo un grito de dolor, tristeza y pena; sino también de desesperación, frustración y resentimiento.
Este grito no puede ser, y no debería ser solamente el grito del público árabe de Israel, sino del público israelí en su conjunto.
El crimen, especialmente el crimen organizado, se ha apoderado de la sociedad árabe como células cancerosas malignas, y se está extendiendo a un ritmo vertiginoso en cada parte del cuerpo de la sociedad israelí.
El hecho de no abordar el crimen en la sociedad árabe en Israel de manera adecuada, correcta y efectiva puede dañar no solo la resiliencia social sino también la seguridad nacional del Estado de Israel.
Emerge como un agujero negro de poder (criminal) descontrolado y no supervisado.
Desde los acontecimientos de octubre de 2000, el público árabe en Israel no ha salido en masa a protestar en el espacio público.
Esta vez, se reunió en Tel Aviv para protestar contra la situación existente.
Fue parte de lo que los organizadores llamaron la «marcha de la muerte».
Cuando los organizadores instaron a la gente a participar en la marcha, clamaron: «Una sociedad, un destino, un grito».
Esto encapsula lo que es y lo que debería ser.
Fuente: INSS – The Institute for National Security Studies
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