Texto original (traducido del Hebreo) de Unetane Tokef.
“En Rosh Hashaná serán inscriptos y en Iom Kipur serán sellados cuántos se irán y cuántos serán creados, quién vivirá y quién morirá, quién morirá en su tiempo y quién antes de su tiempo, quién mediante el agua y quién mediante el fuego, quién mediante la espada y quién mediante fieras salvajes, quién a causa del hambre y quién a causa de la sed, quién por un terremoto y quién por una plaga, quién por estrangulación y quién por apedreamiento, quién descansará y quién vagabundeará, quién vivirá en calma y quién será acosado, quién disfrutará de la tranquilidad y quién sufrirá, quién será empobrecido y quién será enriquecido, quién será rebajado y quién será elevado.”
Canción de Leonard Cohen, 1974, “Who by Fire”
And who by fire, who by water
Who in the sunshine, who in the night time
Who by high ordeal, who by common trial
Who in your merry merry month of may
Who by very slow decay
And who shall I say is calling?
And who in her lonely slip, who by barbiturate
Who in these realms of love, who by something blunt
Who by avalanche, who by powder
Who for his greed, who for his hunger
And who shall I say is calling?
And who by brave assent, who by accident
Who in solitude, who in this mirror
Who by his lady’s command, who by his own hand
Who in mortal chains, who in power
And who shall I say is calling?
¿Y quién por el fuego, quién por el agua, quién por el sol, quién por la noche, quién por el alto calvario, quién por la prueba común, quién en tu feliz mes de mayo, quién por la lenta decadencia, y quién diría que llama? ¿Y quién en su soledad, quién por barbitúrico, quién en estos reinos de amor, quién por algo contundente, y quién por avalancha, quién por polvo, quién por su codicia, quién por su hambre, y quién digo llama? ¿Y quién por valiente asentimiento, quién por accidente, quién en soledad, quién en este espejo, quién por orden de su señora, quién por su propia mano, quién en cadenas mortales, quién en el poder y quién digo llama?
En el calendario hebreo hoy, miércoles 30 de agosto de 2023, es 13 de Elul de 5783: estamos a apenas poco menos de un mes de Iom Kipur, a dos semanas de Rosh Hashaná, y a un mes de Sucot. Dicen que Elul es un mes de preparación para Tishrei, el mes que contiene todas estas festividades y en los hechos es un intenso sprint de judaísmo; por eso en Elul se acostumbra tocar el Shofar cada día (excepto Shabat), para que estemos alertas, que la falta de aviso no sea excusa. Parafraseando al héroe nacional uruguayo José Artigas uno diría: la causa del pueblo judío no admite más demora.
No por repetida la frase “este Iom Kipur es muy especial” deja de ser cierta. Casi con certeza, una vez al año podemos sentir, sea colectiva o individualmente, la singularidad potenciada de un día creado para ese fin: ser singular y único y obligarnos a vernos, colectiva o individualmente, como tales. Es un día en que no hay otra cosa que no seamos mi prójimo y yo. No hay comida, no hay programas alternativos, en Israel no hay transporte ni comunicación, no hay nada que no sea reflexivo, introspectivo, o simplemente quieto.
Lo que hace especial este Iom Kipur 5783 son dos circunstancias que no sólo coinciden; se conjugan. Por un lado, la actualidad de Israel y el pueblo judío sumido en una crisis existencial e identitaria, y por otro lado el 50º aniversario de la Guerra de Iom Kipur en 1973. Ambas circunstancias nos obligan a una introspección adicional. Como cada año, en Kol Nidre nos dispondremos a anular todos los votos y promesas incumplidas, ubicándonos humildemente ante el juicio divino. También será momento de enfrentarnos a nuestros grande dilemas y postergaciones, a nuestra naturaleza como pueblo, al futuro que queremos, y sobre todo al pasado que nos constituye.
El recogimiento y la humildad que demanda Iom Kipur quedó expresado en aquella guerra cuando se cortó de cuajo el triunfalismo israelí que imperaba desde 1967. Excepto Entebbe en 1976, las operaciones militares de Israel, si bien siempre fueron exitosas, dejaron de ser aquellos éxitos contundentes para convertirse en una laboriosa prevalencia. Sobre todo, se instalaron conversaciones éticas vigentes hasta hoy.
Un reciente libro del periodista y escritor canadiense, residente en Israel, Matti Friedman, es una buena lectura para estos días: “Who by Fire, Leonard Cohen in The Sinai” oscila entro lo biográfico, lo histórico, lo periodístico, y lo anecdótico. Sobre todo, en un soberbio inglés (por ahora el libro no está en español) digno de la mejor literatura, no escapa a una profunda introspección colectiva, nacional, israelí y judía.
De la helada y gris Montreal y su barrio “La Puerta del Cielo” al horno incandescente del Sharm-el-Sheik en el Sinaí, de la bohemia beatnik a la bohemia de Tel-Aviv, de las soledades del protagonista a las soledades que enfrentaron soldados casi anónimos en aquellos primeros fatales ataques, es un libro que este año debería ocupar un lugar al lado del Majzor en Iom Kipur.
Si Iom Kipur es siempre demandante y deja planteados desafíos para el año que comienza, nunca tanto como en esta oportunidad. Nunca, por lo tanto, fue tan necesario el mes de Elul para tocar el Shofar, mantenernos alerta, e ir entrando en ambiente. Tal vez un Iom Kipur movilizador sea la respuesta a muchas incógnitas.