«Y sucederá que cuando entres a la tierra que el Eterno tu D’os te entrega en heredad, Y tomes posesión de ella, deberás tomar de todos los frutos del suelo… Los pondrás en un cesto e irás al lugar que el Eterno tu D’os escoja para hacer rendir ahí Su Nombre“.
Deuteronomio, capítulo 26 versículos 1-2
Similares.
Reconocer y dar las gracias, son dos términos muy similares. Y, de hecho, reconocer se puede explicar como: examinar con cuidado algo o alguien, para enterarse de su identidad, naturaleza, o circunstancia. Por otro lado, agradecer implica dar gracias por un beneficio recibido, o en un segundo caso: corresponder a un cuidado o a una atención recibida.
Por otro lado, ese dicho que penetra y resume la idea bíblica de que: “»”el que da debe olvidar que dio, mientras el que recibe debe recordar siempre“»”. Entonces, y por este sendero, es fácil comprender que Hashem es el dador, mientras que, la comunidad de Israel es la receptora.
Hashem el gran maestro.
Como un padre educa a su hijo, D’os nos muestra que luego del esfuerzo de trabajar la tierra debemos traer los bikurim o las primicias al sitio indicado. A reconocer que todo es de Él y a agradecer los frutos obtenidos.
El creador sabe de nuestras debilidades, y ahí pone el punto. Todo es del Todopoderoso, el resto y el pensar que es nuestro solo un sueño pasajero.
Ahí está la muerte para limitar nuestras fantasías o ilusiones y ambiciones. Y para poner una barrera a nuestra terrenal tendencia al orgullo depositado falsamente en nuestra propia fuerza e inteligencia.
Ofrecer lo mejor.
Hashem, conoce nuestra tendencia. Y nos muestra que debemos dar al otro, el mismo trato y dispensa y cualquier artículo objeto o incluso donativo de igual calidad a lo que desearíamos para nosotros mismos y nuestras familias.
De ahí la máxima: “Y amarás a tu prójimo como a ti mismo“.
A D’os y a los hombres. Final.
La Torá escrita y la Torá oral nos alecciona a no mentir, traicionar, a no ningunear (rebajar o menospreciar) a nadie. Y evitar siempre en nuestro trato en particular hacia nuestros semejantes, no hacer lo que siempre he denominado “la media chirola“», es decir hacer cosas para dejar a otro pagando o en vergüenza.
La Torá nos acostumbra a agradecer diariamente. Todos los días del año. Y por lo bueno y lo malo. Sin olvidar que con los otros debemos tener un respeto infinito y siempre dirigirnos con un gracias y un por favor.
Los Bikurim nos enseñan y nos ejercitan en la buena virtud del agradecimiento.Pero nunca debemos olvidar que la moneda en la cosmovisión judía siempre tiene dos caras. Con D’os y con nuestros semejantes, como las dos tablas de la Ley en partes iguales.
Dr. Natalio Daitch
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