Pío XII conocía el Holocausto desde 1942, según una carta hallada en el Vaticano

Un sacerdote alemán avisó a Roma de que 6.000 personas eran asesinadas diariamente en los “hornos de las SS” en un campo de exterminio polaco

Por Vicente G. Olaya

Una carta, amarillenta y escrita a máquina descubierta por un archivero del Vaticano, se ha convertido en el triste testigo de la pasividad del papa Pío XII ante el horror nazi. La ha publicado este fin de semana el periódico italiano Il Corriere della Serra y demuestra que el pontífice, en tiempos de guerra, conocía numerosos detalles sobre el extermio nazi de los judíos ya en 1942, lo que “entra en conflicto con la posición oficial tradicional de la Santa Sede”, que siempre mantuvo que la información que existía era “vaga y no verificada”.

El 2 de marzo de 2020, el actual papa Francisco ordenó desclasificar los documentos relativos al pontificado de Pio XII (1939 a 1958), sobre el que se cernía la sospecha de que siempre había guardado un “inquietante silencio”. De entrada, abrió on line 40.000 archivos digitales, entre los que se encontraban 2.700 peticiones de ayuda, de entre 1939 y 1948, de familias y grupos judíos, muchos de ellos bautizados católicos. Hace tres años, el secretario para las Relaciones con los Estados, Paul Richard Gallagher, explicó que la medida de abrir los archivos se tomaba para demostrar que “en la institución al servicio del Pontífice [Francisco] se trabaja sin parar para ayudar a los judíos de forma concreta”.

En este reciente contexto, ha sido descubierta la aclaratoria misiva, que fue fechada el 14 de diciembre de 1942. La escribió el padre Lother Koenig, un jesuita que participó en la resistencia antinazi en Alemania. Koenig se la envió al secretario personal del Pío XII en el Vaticano, el también alemán Robert Leiber. Pero el documento, tras pasar años en la Secretaría de Estado, acabó en los Archivos Vaticanos, donde ha sido hallado por el archivero Giovanni Coco. “La importancia de la carta es enorme, un caso único”, explicó Coco al periódico italiano.

En ella se detalla que Koenig había confirmado que unos 6.000 polacos y judíos eran asesinados cada día en los “hornos de las SS” en el campo de Belzec, cerca de Rava-Ruska, que entonces formaba parte de la Polonia ocupada por los nazis y ahora está integrada en Ucrania. “La novedad y la importancia de este documento deriva de un hecho: ahora tenemos la certeza de que la Iglesia Católica en Alemania envió a Pío XII noticias exactas y detalladas sobre los crímenes que se estaban perpetrando contra los hebreos”, indicó Coco. “Sí, [Pío XII] lo sabía, y no solo a partir de entonces”. El texto hace referencia también a otros dos campos nazis, Auschwitz, el mayor centro de exterminio del Tercer Reich, y Dachau, y sugiere que hubo otras misivas entre Koenig y Leiber, pero han desaparecido o no han sido encontradas.

Los defensores de Pío XII sostienen que “trabajó entre bastidores para ayudar a los judíos y no habló para evitar que empeorara la situación de los católicos en la Europa ocupada por los nazis”. Sus detractores, en cambio, afirman tajantes que le “faltó el coraje para hablar sobre la información que tenía a pesar de las súplicas de las potencias aliadas que luchaban contra Alemania”.

Suzanne Brown-Fleming, directora de Programas Académicos Internacionales del Museo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos en Washington, aseguró a Reuters que “el Vaticano se estaba tomando en serio la afirmación del Papa Francisco de que la Iglesia no teme a la historia”. “Existe el deseo y el apoyo a una evaluación cuidadosa de los documentos desde una perspectiva científica, ya sea favorable o desfavorable lo que revelen”.

Por su parte, David Kertzer, ganador del premio Pulitzer con El Papa en guerra, libro publicado en 2022, confirmó que Coco era un “erudito serio y de primer nivel, que quiere desenterrar la verdad”. Brown-Fleming, Coco y Kertzer formarán parte de una importante conferencia sobre Pío y el Holocausto el próximo mes en el Pontificio Gregoriano, patrocinada por organizaciones católicas y judías, el Departamento de Estado de Estados Unidos y grupos de investigación del Holocausto israelíes y estadounidenses.

Fuente: El País