Con el paso del tiempo “Simjat Torá” se constituyó en una verdadera fiesta popular, que reúne a hombres, mujeres y niños.
Es una ocasión muy feliz. Todos los pergaminos de la Torá son sacados del Arca y llevados en un desfile alrededor de la sinagoga siete veces. Nos regocijamos, cantamos y danzamos con las Torot, por el restablecimiento de nuestro pacto con la Torá, como un novio se regocija con su novia; ya que la Torá se desposa con Israel como una esposa con su marido.
Es costumbre que a los niños se les den regalos de dulce y fruta porque se ha dicho que los “mandamientos del Señor son más dulces que la miel.”
En Israel se festeja “Simjat Torá” el 8º día de »Sucot», junto con “Shminí Atzéret”, lo que en cierto modo limita las manifestaciones de alegría. En la Diáspora se le agrega a “Sucot” un 9º día, que es precisamente el de “Simjat Torá”.
Simjat Torá llega el último día de las festividades. A lo largo del año, se ha leído cada sábado en las sinagogas un nuevo fragmento del Pentateuco. “Simjat Torá” es el día en que se lee el último episodio y se recomienza nuevamente con el primero.
Después de ocasiones festivas, D”s nos pide un último día, sólo con nosotros. No hay actividades especiales: no hay shofar, juicio, sucá, lulav. De hecho, las festividades anteriores involucraban a toda la humanidad: en las Altas Fiestas D”s juzga a todo el mundo. En Sucot llevábamos ofrendas al Templo para el bienestar de todas las naciones. Simjat Torá es distinto. No hay nadie más, sólo nosotros.
Cada uno de nosotros tiene su historia personal, cómo se convirtió en la persona que es actualmente y qué significa la Torá para él. Nadie tiene el monopolio de la sabiduría de D”s. Todos podemos estudiarla y reconocer el mensaje personal que tiene para cada uno. Cuando bailamos en Simjat Torá, celebramos que hemos sido limpiados en Iom Kipur. Celebramos que D”s ha vuelto a aceptarnos. Y celebramos que la Torá es nuevamente nuestra.