Jaiei Sara: La muerte de Sara

Abraham volvió de Har HaMoria exaltado, dispuesto a comunicarle a Sara las maravillosas noticias acerca de cómo Itzjak había sido atado al altar para ser sacrificado y luego salvado por la palabra de HaShem.

¡Pero! jamás podría contarle esto a su esposa. Cuando llegó a Be’er Sheva, escuchó que Sara fue hacia Jevrón en su busca. Abraham viajó a Jevrón y encontró a Sara muerta. Su regocijo se transformó en duelo.

Una vez, uno de los hombres importantes de la ciudad de Kabul invitó a los Sabios al banquete de boda de su hijo. Durante la comida, el padre notó que las botellas de vino en la mesa estaban vacias y le pidió al novio que buscara un nuevo barril de los cuartos de arriba. El hijo subió las escaleras y cuando ingresó al cuarto, una serpiente se deslizó entre los barriles y lo mordió. Cayó muerto. El padre esperó un largo rato que su hijo regresara y como no volvía al banquete, subió él mismo al ático. Encontró al joven tirado entre los barriles, su cuerpo inmóvil. El padre volvió a la comida silenciosamente sin revelar a nadie lo que había ocurrido. Cuando terminó la comida y los invitados querían recitar el birkat hamazón (Bendición para después de la comida), el padre se puso de pie y anunció – No han venido aquí para recitar las bendiciones por los novios, sino para recitar conmigo la bendición por duelo. No han venido aquí para celebrar su matrimonio, sino para acompañarlo hasta su tumba.

No hay felicidad perfecta en este mundo, pues el regocijo puede repentinamente transformarse en tragedia. Hashem dijo – “Ni siquiera a Abraham le he concedido la felicidad completa.” Fue bendecido con un hijo a la edad de cien años y sin embargo, estuvo dispuesto al sacrificio de Itzjak con felicidad en el corazón. Luego de dicha difícil prueba, volvió y se encontró con su esposa muerta. Si esto es verdad respecto a los tzadikim, es aun más probable que a los malvados no se les concederán alegrías.

¿Qué ocurrió con Sara en ausencia de Abraham? El Satán, frustrado porque había fallado en obtener la victoria sobre Abraham o Itzjak, se le apareció a Sara. -¿Dónde está Itzjak?- le preguntó.

-Se fue con su padre a estudiar las leyes de los sacrificios- contestó Sara.

-Eso no es verdad, Itzjak mismo es el sacrificio- contradijo el Satán.

-No te creo- exclamó Sara.

Si bien Sara trató de no creerle al Satán, ella estaba de alguna forma afectada por sus palabras. Por lo tanto, dejó su casa y se apuró para ir a la vivienda de Ajiman, Sheishai y Talmai, tres gigantes que vivían en Jevrón y les pidió -Por favor, miren a la distancia, tan lejos como puedan. ¿Ven en alguna parte a un hombre viejo en compañía de su hijo y dos sirvientes? Los gigantes se elevaron a su máxima altura y miraron tan lejos como pudieron ver. -Si- contestaron – vemos a un hombre viejo en la cima de una montaña. Su hijo está atado a un altar y el hombre viejo sostiene un cuchillo en su mano. Sara grito seis veces y su alma partió.

Correspondiendo a los seis gritos de Sara, se nos ordena soplar seis tekiot – sonidos ininterrumpidos del shofar- en Rosh Hashana.
¿Por qué la vida de Sara estuvo destinada a terminar con esta nota trágica, inducida por el Satán? Tanto Abraham como Sara vivieron sus vidas enteras con un único objetivo de servir a HaShem. No hubo un solo momento en sus vidas en el cual no sintieran que estaban en presencia de su Creador. Cuando el Angel de la Muerte se aproximó a Sara para llevarse su alma, encontró su mente morando sobre la shejiná (divinidad) con tal intensidad que no pudo concretar su misión. Entonces tuvo que idear un plan para shockearla con la verdad acerca de Itzjak y distraer sus pensamientos por un momento. Entonces pudo cumplir con su tarea.

Nuestros Sabios citan un caso similar:

El Rey David estuvo permanentemente inmerso en el estudio de la Torá. Cuando llegó su hora, el Angel de la Muerte carecía de poder para extraer el alma de su cuerpo por su constante apego a la Torá. El ángel, por lo tanto, recurrió a un truco. Voló hacia el jardín del palacio y comenzó a sacudir los árboles vigorosamente. El Rey David se despertó por el sonido y, cuando su mente se alejó de la Torá por un minuto, el ángel le arrebató su alma.

La pérdida de Sara enlutó no solo a Abraham y a su servidumbre sino a todos los habitantes de la tierra de Canaan. Su fallecimiento fue sufrido por todos porque el país había progresado por su mérito. Pasó cada uno de sus 127 años con la misma rectitud, aceptando todos los decretos de Hashem con alegría. Aun a la edad de cien, estaba tan libre de pecados como alguien a los veinte (que puede considerarse como limpio de pecados porque una persona a los veinte años no está sujeta al castigo Divino). Sara era la primera de nuestras cuatro matriarcas, las fundadoras de la nación judía. Era una de las siete profetisas conocidas.

Las siete Profetisas eran:

– Sara

– Miriam

– Debora

– Jana

– Abigail (la esposa del Rey David)

– Julda (quien profetizó a las mujeres en los tiempos en que Irmiahu profetizó a los hombres)

– Ester.

Abraham elogió a su gran esposa, diciendo -¿Dónde hay otra mujer como tú?

Con la muerte de Sara, la Nube de Gloria sobre la tienda desapareció, la bendición sobre la masa desapareció y la vela que quedaba encendida en la tienda desde un Erev (víspera de) Shabat hasta el siguiente se extinguió. Ella era tan importante que HaShem le habló directamente (Bereshit 18:15), mientras que a las otras profetisas Les habló a través de un mensajero. Ella era una tzadeket de semejante talla que hasta los ángeles estaban a sus ordenes. Cuando ella ordenó al ángel – Golpea- castigó al Faraón y a su servidumbre con sarna.

Cuando el Rey Shlomo compuso la canción de Eshet Jail, describiendo las alabanzas de la Mujer Virtuosa, hacía referencia a Sara. Todos los versos en la canción de Alef a Tav (primera y última letra del alfabeto hebreo) se refieren a ella pues, ella cumplió con la Torá de Alef a Tav.

* * * *

Abraham envía a Eliezer a buscar una esposa para Itzjak

Abraham ya era un hombre viejo. Sabía mucho de Torá, tenía un control total sobre su Ietzer hará (la inclinación a hacer el mal) y fue bendecido con todas las bendiciones que se le pueden otorgar a un ser humano en este mundo.
Si bien Abraham era viejo, parecía joven. Hasta los tiempos de Abraham, la gente no tenía señales de vejez en su aspecto. Se veían jóvenes hasta su muerte. Como Itzjak se parecía a su padre, no se los distinguía de Abraham. Abraham le dijo a Hashem – Amo del Universo. Si Itzjak y yo entramos a un lugar juntos, la gente no sabe a quien honrar. Si modificas el aspecto del hombre cuando es mayor, la gente sabrá a quien honrar.

-Está bien- contestó HaShem. -Pediste algo bueno. Serás el primero en ver tu pedido cumplimentado. Las señales de vejez aparecieron en Abraham.46

Cuatro factores causan el envejecimiento en un hombre:

– El temor

– La irritación de los hijos

– Una esposa mala

– La guerra

Encontramos ejemplos de los cuatro casos en el T’naj:

– David envejeció por temor, como dice en: (Divrei Haiamim 21:30) “Estaba aterrorizado de la espada del ángel de Hashem” e inmediatamente despues dice: (ibid. 23:1) “y David era viejo”.

– Respecto de Eli dice: “Y Eli era muy viejo y escuchó todo lo que sus hijos hicieron a Israel”. (Shmuel 2:22). Envejeció a causa de la irritación que le causaron sus hijos.

– Del Rey Shlomó se decía que sus esposas practicaban la idolatría cuando viejo y él no protestó (Melajim 11:4). Sus esposas idólatras causaron el envejecimiento de Shlomó.

– Respecto de Iehoshua dice – “Inició guerras contra treinta y un reyes” (Iehoshua 12:24) e inmediatamente después (ibid 13:1),”y Iehoshua era viejo”.

Si bien figura respecto de Abraham que era viejo, ninguna de las causas que figuran arriba le son aplicables – Su esposa le tenía mucha estima, sus hijos continuaron sus costumbres y él fue bendecido con muchas riquezas en este mundo. El envejecimiento de Abraham fue una corona de gloria y honor.

Después de la akeidá, Abraham había decidido buscar una esposa para Itzjak, por lo siguiente: Si Itzjak habría sido sacrificado en Har Hamoriá, hubiera muerto sin hijos. Estaba pensado en casar a Itzjak con una de las hijas justas de Aner, Eshkol o Mamrei, pero HaShem anunció a Abraham en Har Hamoria que la compañera de Itzjak había nacido dentro de su misma familia. Abraham no quiso demorar más su plan de encontrar una esposa para Itzjak. Estaba viejo y el fin se le acercaba.Llamó a su sirviente Eliezer y le dijo – Prométeme por mi brit- milá que no tomarás una esposa Canaanita para mi hijo Itzjak, ni de las siete naciones que moran en esta tierra, ni siquiera de las hijas justas de Aner, Eshkol o Mamrei. Respecto de todas ellas la Torá en el futuro ordenará: “Pues destruirlos, habrás de destruir” (Devarim 20:17). En su lugar, viaja a Jarán y busca una esposa para Itzjak de entre mi familia. Es verdad que mis parientes son idólatras, pero son potencialmente sagrados y capaces de hacer teshuvá (arrepentimiento).

Cuando Eliezer escuchó estas palabras, un pensamiento de anhelo entró en su mente. ¿Por qué Itzjak no se podría casar con su hija? Es verdad que Eliezer entró a la casa de Abraham como un simple esclavo, pero hacía ya largo tiempo que había superado su posición de sirviente y adquirido la condición de alumno sobresaliente de Abraham que absorbía del manantial de sabiduría de Abraham y lo transmitía a otros. Eliezer era un gran hombre. Al igual que Abraham sabía controlar sus malos impulsos y hasta se le parecía en su aspecto por la nobleza de alma que había adquirido. Su hija, una joven justa, podría ser una candidata adecuada para Itzjak.

Eliezer, con la idea que Itzjak podría casarse con su propia hija, presentó una objeción. -¿Quizás la joven no quiera seguirme a una tierra tan lejana? Abraham, leyendo sus pensamientos lo corrigió – No es como tú lo piensas. Tu hija y mi hijo no son una buena pareja. Tú desciendes de Canaan que fue maldecido, mientras mi hijo ha sido bendecido. Una persona maldecida y una bendecida no pueden unirse.

Eliezer, al servir a Abraham fielmente, superó su condición de maldecido a la de bendecido. Por lo tanto, pensó que su hija tambien lo era. Pero Abraham le señaló que había mal interpretado la situación, pues estaba prejuzgando. En realidad, sería mucho mejor para la hija de Eliezer casarse con uno de su clase, pues ella aún pertenecía a la categoría de los maldecidos, ella misma sería infeliz y pasaría su vida en pena si se casara con una persona bendita como Itzjak.

-¿Qué pasa si la joven no acepta venir conmigo? ¿Sacaré a tu hijo de Eretz Israel, tu pueblo natal?- preguntó Eliezer.

-No, mi hijo quien fuera elegido para ser sacrificado por HaShem en Har Hamoriá no abandonará la Tierra Prometida- contestó Abraham. -Quiera Di-s, cuya fama he proclamado en el mundo envíe Su ángel para asistirte en tu misión. Sin embargo, si la joven rehusa entrar a Eretz Canaan, quedaras liberado de tu promesa y podrás tomar una de las hijas de Aner, Eshkol o Mamrei para mi hijo.

Eliezer prometió lealtad a Abraham y se preparó para su largo viaje a Jarán, cargando diez camellos con las preciosas pertenencias de su amo. Abraham le entregó un documento firmado en el que decía que todas sus posesiones pertenecían a Itzjak. HaShem envió dos ángeles, cumpliendo con el deseo de Abraham de que enviara un ángel para que acompañe a Eliezer. La misión de uno de los ángeles era la de acompañar a Eliezer y la misión del segundo era la de atraer a Rivka hacia el aljibe en el momento justo.

El viaje entre Hebron y Jarán normalmente dura diecisiete días. Cuán sorprendido estaba Eliezer cuando se encontró en las afueras de Jaran en solo tres horas después de partir. Comprendió que HaShem había hecho un milagro al transportarlo tan rápidamente por el bien de Itzjak. Procuró descanso para los camellos cerca de un aljibe y elevó sus plegarias a HaShem. – HaShem, Di-s de mi amo Abraham, muestra Tu misericordia por mi amo Abraham permitiéndome cumplir con mi misión hoy. Estoy parado junto al aljibe, pronto las jóvenes de la ciudad vendrán para sacar agua. Permite que la joven a quien le pida de tomar y responda: ‘Toma, yo le daré de tomar a tus camellos también’, sea la joven que tu has destinado para Itzjak. Eliezer pensó: ‘Una joven, suficientemente amable y caritativa para ofrecerme a mí y a los animales de tomar, será compatible con la hospitalidad de la casa de Abraham.

Tres personas desafiaron a HaShem en forma tal que Él no lo aprobó.

– El primero fue Eliezer. Pidió a HaShem – Y que suceda que la joven a quien yo le diga: ‘Inclina tu jarra para que yo tome’- diga: ‘Toma y le daré de tomar a tus camellos tambien’, será la joven elegida para tu servidor Itzjak.

Eliezer no podía estar seguro si aparecería una joven apropiada. Quizás una ciega o inválida pronuncie las fatídicas palabras. Sin embargo, HaShem hizo honor a su pedido y envió a Rivka, una esposa apropiada para la casa de Abraham.

– El segundo fue el Rey Shaul. El proclamó – “Quien someta al gigante Goliat será el yerno del rey”. (Shmuel 1:17) Esta declaración implicaba un riesgo, podría aparecer un esclavo o un mamzer, salir victorioso en la batalla y reclamar la mano de la hija de Shaul. Pero HaShem respondió airádamente y permitió a David asesinar al gigante y casarse con la hija de Shaul.

– El tercero fue el juez Iftaj. Durante la batalla contra Ammon, él prometió: ‘Di-s, si vuelvo a casa en paz de los Bnei Ammon, sacrificaré en tu honor quienquiera salga primero de las puertas de mi casa para recibirme”. (Shoftim 11:31). Siempre existía la posibilidad de que un perro o un cerdo o alguno otro animal impuro saliera. ¿Desearía HaShem a uno de ellos de sacrificio? HaShem lo castigó permitiendo que su hija saliera a recibirlo.

¿Por qué HaShem respondió compasiHashvamente a los pedidos de Eliezer y Shaul mientras que rechazó la promesa de Iftaj?

Cuando Eliezer pidió a HaShem que envíe la pareja de Itzjak, la solicitud misma implicaba que la joven debía poseer una personalidad bondadosa. De la misma forma, Shaul sabía que el hombre que venciera al poderoso Goliat y así trajera la salvación sobre todo K’lal Israel debía ser un hombre de grandes méritos. La condición impuesta hicieron de su pedido un fundamento válido. Por otra parte, la promesa de Iftaj, era temeraria, hubiera sido mejor si jamás la hubiera pronunciado y así, HaShem no la respondió con benevolencia.

La plegaria de Eliezer fue respondida inmediatamente. Aún antes de haberla concluido, Rivka salió de su casa.

Se mencionan tres personas cuyas tefilot fueron respondidas inmediatamente:

– Antes de que Eliezer terminara de rezar, Rivka salió (24:15).

– Moshe rezó a HaShem que castigara a Koraj y sus seguidores. Tan pronto como terminó su pedido a HaShem, la tierra abrió su boca y se los tragó vivos (Bamidbar 16:31).

– Shlomo rezó a HaShem en la inauguración del Beit Hamikdash y un fuego bajó del Cielo (Divrei Haiamim 27:1).

En efecto, HaShem no solo contestó las tefilot de los tres tzadikim que anteceden al instante, sino que las plegarias de todos los tzadikim son inmediatamente aceptadas por Él.