Jaiei Sará: “La Primera y última misión”

Cuando Abraham despachó a Eliezer para que encontrara una esposa para Itzjak nos expresa la Torá que: “ lo mejor de su amo llevaba en sus manos”, ya que Abraham entregó un documento a su esclavo a través del cual toda su riqueza pertenecía a su hijo. De esta manera la familia de la novia tendría la seguridad de que Itzjak sería el heredero absoluto de las pertenencias de Abraham. Esto necesita una explicación: No es común, y ni siquiera está contemplado en la Halajá (ley judía), que el padre traspase todos sus bienes a su heredero en vida. Más aún sabiendo que Abraham vivió 35 años más y necesitaba de su fortuna para subsistir. Además Abraham era muy acaudalado, siendo suficiente que le transfiriera a Itzjak sólo parte de su riqueza.

EL PRIMER MATRIMONIO El obsequio que Abraham entregó indica la importancia que le otorgó al matrimonio de Itzjak y Rivká. No se trataba solamente del enlace de dos personas, sino del primer matrimonio judío. De esta boda resultaría el pueblo hebreo, y de él toma firmeza hasta el final de las generaciones.

CUERPO Y ALMA Está explicado que el matrimonio de Itzjak y Rivká representa el objetivo de la Creación: la unión de las esferas superiores espirituales con las inferiores materiales. Itzjak estaba en Eretz Israel, el lugar de la santidad, y él mismo era santo, ya que se convirtió en una OLá TMIMA (ofrenda completa) en la Akeidá (décima prueba que tuvo que pasar Abraham Avinu), al disponerse sobre el altar dispuesto a ofrendarse a Di-s. Itzjak representa entonces la espiritualidad más excelsa. Rivká estaba fuera de la Tierra de Israel, en la casa de los malvados Betuel y Laván. El Midrash la describe: “Como una rosa entre las espinas”. Rivká representa el contacto con la dimensión más baja y material. Su matrimonio expresa la unión de estos dos extremos, espíritu y materia, alma y cuerpo. Esta alianza es el propósito de toda la Creación: atraer toda la santidad Divina aquí a este mundo material y hacer de él un recipiente para la Luz de Di-s.

CUMPLIMOS CON NUESTRA MISIóN Esto nos permite comprender por qué la Torá se detiene en todos los detalles de la misión encomendada a Eliezer. Es la primer boda judía que aparece en la Torá, y representa el unir la santidad con la existencia material, y por eso era importante cada pormenor. Esta misma misión le es encomendada luego a cada judío. Cada Mitzvá, mandamiento cumplido, es la unión de la Voluntad Divina con el elemento material con el cual se cumple el precepto. Y Hashem le entrega “todo lo suyo” al pueblo de Israel, para que tenga éxito en su cometido. Este es el sentido cósmico del casamiento. Luego de más de 3000 años de cumplir con los preceptos el mundo ya está listo para que se revele Di-s en la Tierra, y en nuestra generación la única misión que nos resta es recibir al Mashíaj activamente. Cada judío debe acercarse a Di-s, Quien nos dio el mandato, y decirle: “Cumplimos con nuestra tarea, y ahora Haz Tú la Tuya, enviándonos la Redención ya!”.

Sefer HaSijot, 5752, tomo 1, pag 97