Por Eduardo Kohn
Hace tres días, el presidente brasileño Lula declaró ante la prensa que “Si Hamas cometió un acto de terrorismo e hizo lo que hizo, el Estado de Israel también está cometiendo varios actos de terrorismo, al no tener en cuenta que ni los niños ni las mujeres están en guerra. No están matando soldados, sino niños. Nunca he visto una violencia tan brutal e inhumana contra inocentes. Bombardea hospitales porque cree que un terrorista se encuentra allí”. Lula miente, tergiversa, incita. Apoya con fervor y admiración a Maduro, Díaz Canel, Ortega, tiene estrechas relaciones con Irán, uno de los motivos por los cuales hay terroristas de Hizbollah y otros grupos en Brasil, de los cuales detuvieron a dos hace días, pero los demás están muy tranquilos allí.Ha sido elusivo y poco claro con la barbarie de Rusia contra Ucrania, y así sucede hace dos décadas.
En 2005 trajo a nuestro continente el conflicto político entre israelíes y palestinos creando un espectáculo patético en una suerte de cumbre entre la Liga Árabe y América del Sur, que murió sin pena ni gloria poco tiempo después, no sin antes hacer buenos negocios para Brasil, lo cual, al fin y al cabo, era uno de los dos motivos para reunirse. El otro motivo era hostigar y hostilizar a Israel y poner en peligro a las comunidades judías. En 2014 ya dijo junto a su colega presidencial uruguayo de entonces que Israel cometía “genocidio”, desatando una ola de antisemitismo en toda la región sobre la base de una mentira que más bien era una difamación.Lula y sus amigos dictadores nunca dijeron nada de las masacres bestiales en Siria desde hace más de una década con casi 400 mil asesinados y millones de desplazados. Tampoco le ha preocupado el genocidio de los hutus contra los tutsis en Ruanda, porque además de no importarle porque no le interesa tampoco diría nada contra un genocidio que se comete con armas, apoyo y respaldo iraní. En Brasil hay células de Hizbollah y células nazis en toda la región de Santa Catarina. Pero para el mentor de Lula, Celso Amorín y para Lula, el objetivo es siempre agredir, insultar, y mentir sobre Israel y crear un clima de peligro latente a su alrededor. Ahora vuelven a hacerlo. Minimiza en forma repugnante la masacre de Hamas. Califica las bestialidades del 7 de octubre de Hamas como “un atentado”. ¿Un atentado más de mil 200 civiles degollados, quemados, violados, brutalizados? ¿Un atentado llevar 240 rehenes incluyendo bebés, mujeres, niños, ancianos? ¿Un atentado que uno de los terroristas llame a sus padres y les diga por videollamada de su orgullo por haber asesinado diez judíos y mostrarles los cadáveres mientras los padres celebran con el criminal? ¿Un atentado estar lanzando desde el 7 de octubre y hasta hoy sin parar casi diez mil cohetes siempre a zonas civiles? ¿Un atentado es todo esto y mucho más para el presidente de Brasil?
Este presidente latinoamericano también dice que nunca vio tanta brutalidad contra inocentes y acusa de eso a Israel. ¿Nunca vio? Nunca quiso mirar a Siria, nunca quiso mirar a sus dictaduras amigas, y ahora no quiere mirar las barbaries de Hamas y Yihad Islámica y osa insultar a Israel cuando éste ejerce su derecho a la defensa. Durante más de quince años todo el planeta sabía que los arsenales de Hamas provistos por Irán y que entraban con la complicidad de los tenebrosos vecinos de Israel se ubicaban en centenares de túneles, todos, absolutamente todos, debajo de escuelas y hospitales. Después del 7 de octubre, la Unión Europea no ha tenido otra alternativa que reconocerlo: Israel se los ha mostrado con todos los detalles. ¿De qué inocentes habla el presidente de Brasil? Y, además, porque nada le alcanza para vituperar a Israel dice que se bombardean hospitales porque “creen que hay un terrorista”. Doble mentira con uso desproporcionado de la mala intención. Todo el arsenal de Hamas, repetimos, como se ha demostrado, está debajo de los hospitales. Los terroristas se esconden allí porque para Hamas los niños y los enfermos son escudos humanos y en nombre de su dios así los utilizan. Pero Israel ha evacuado enfermos, enfermeros, y ha entrado incubadoras desde Israel para llevar bebés. Lo sabe todo el mundo, lo niega el presidente de Brasil y sus cómplices latinoamericanos, no sólo los dictadores, sino también los presidentes de Colombia y Chile. El presidente chileno ordenó enviar dinero a Gaza. ¿Es que no sabe que el dinero que va a Gaza se lo queda Hamas? Sólo de Qatar recibe 2 mil millones de dólares por año. El que no ve el dinero es el pueblo palestino que vive en Gaza. El presidente colombiano escribió en la red X (ex Twitter) hace 48 horas que “los países democráticos y progresistas deben luchar por preservar el derecho internacional humanitario para impedir que la barbarie se expanda en el mundo”. Perfecto. Entonces, en lugar de insultar a Israel y no respetar su derecho a defenderse, luche Sr. Petro contra el terrorismo que expande barbarie, como ha sucedido en su país, aunque parezca no acordarse.
La masacre del 7/10 no responde a lo que Israel hace, sino a lo que Israel es. Permitir que Israel tenga junto a su frontera un régimen genocida con apoyo político y logístico abrumador de otro régimen genocida como Irán que ha proclamado hace 5 días en una cumbre de países árabes que los palestinos deben tener un estado desde el río hasta el mar y nadie en el mundo hizo observación alguna, sería una traición a los principios fundamentales y fundacionales de Israel en cuanto a ser el refugio seguro del pueblo judío. El ataque de Hamas, Hizbollah e Irán plantea una guerra existencial para Israel y por las reacciones en las calles del mundo, para todo el pueblo judío.
El Profesor Klein Halevi (a quien citamos hace dos semanas) señala que muchos que piden un cese del fuego son nuestros amigos, pero lamentablemente no comprenden lo que está en juego, no entienden que Hamas no puede volver a reagruparse y armarse, ahora no estamos ante opciones, estamos luchando por nuestras vidas, y esas presiones nos hacen sentir más solos. ¿Por qué se niegan a entender, se pregunta Klein Halevi, que tenemos que enfrentar a terroristas que tienen de escudo humano a toda su población? Israel quiere hacer lo máximo para evitar bajas civiles, mientras Hamas ni los considera. La semana pasada, narra Klein Halevi, fue al funeral de Yonadav Raz (23 años), muerto en Gaza, nieto de su colega y amigo, Jaim Solomon. Yonadav se había casado hacía 2 meses. Ante su tumba, su hermano invocó una frase de Ben Gurión. “No importa lo que los demás digan, importa lo que nosotros, los judíos, hagamos”.
Los israelíes de todo el espectro político, hoy, concuerdan que quienes los atacaron el 7 de octubre deben ser destruidos, porque se trata ni más ni menos que de supervivencia. Klein Halevi y con él, pensadores, académicos y gente de todas las opiniones, dicen que están dispuestos a pagar el amargo precio de estar solos como dijo Ben Gurión, pero luchar por vivir. Los judíos de todo el mundo entendemos que no hay disyuntiva y que el sabor es agrio. Pero ¿Europa tenía que esperar una tragedia para reconocer lo que Hamas ha hecho con los cientos de miles de millones que les han regalado año tras año? Los judíos en América Latina, ¿tenemos que esperar otra AMIA o vivir bajo hostilidad permanente reproducida por millones en las redes por la ceguera y el encono de dictadores, líderes populistas e izquierdas que actúan como extrema derecha, que no tienen límites en su incesante incitación antisemita?
Pues no. Israel no estará sólo. Pero verá cómo se reducen los amigos, porque la amistad tiene exigencias de convivencia que no todos aceptan. Y los judíos del mundo no haremos silencio. Como decimos en el título de esta columna: el odio podrá tener impunidad, pero veremos si puede seguir incólume sin barreras.