Por Orna Mizrahi
Los combates en el norte continúan desde el punto donde terminaron al inicio de la tregua, con características similares y limitadas en cuanto a los medios de guerra y el alcance geográfico, pero con gran intensidad.
Esto indica la posibilidad de una mayor escalada en vista del compromiso por parte de los dirigentes de la organización de que Hezbollah seguirá presionando a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en el norte mientras continúe su guerra en Gaza, y que un ataque amplio contra Hamas conduzca a la expansión de sus actividades contra Israel.
Paralelamente, la presión interna sobre Hezbollah está aumentando debido al temor de que el Líbano se vea arrastrado a una guerra a gran escala, lo que refleja las advertencias de elementos occidentales contra la continuación de los combates y su escalada.
En el sistema libanés, la dependencia de la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU como ancla para restaurar la paz a lo largo de la frontera es evidente, mientras que la oposición a Hezbollah exige incluso su plena implementación.
Esto implica empujar a Hezbollah más allá del río Litani y desarmarlo.
Al mismo tiempo, hay un esfuerzo evidente por parte de las partes internacionales y regionales para influir en Hezbollah para que no participe en una guerra a gran escala que dañará gravemente al Líbano.
En respuesta, Hezbollah está trabajando vigorosamente para impedir cualquier posibilidad de un acuerdo que perjudique su estatus y su libertad de acción dentro del Líbano y frente a Israel.
Mientras continúan los combates, se asegura de coordinarse con sus socios en el Eje de la Resistencia (principalmente Irán y Hamás); garantiza una indemnización a los ciudadanos libaneses afectados por los combates con Israel; trabaja para impedir la implementación de la Resolución 1701 o la adopción de cambios a la misma que lo perjudiquen; y frustra todos los intentos de los mediadores externos (el francés Le Drian, el estadounidense Hochstein y los enviados de Qatar y Arabia Saudita) para promover una solución que combine una respuesta al vacío político en el Líbano (el nombramiento de un presidente, que se ha retrasado durante más de un año) y la ayuda a la economía del Líbano y la restauración pacífica de la frontera con Israel basada en la Resolución 1701.
Desde el punto de vista de Israel, a falta de una solución política en el futuro cercano, se requiere un reexamen de la actual estrategia de las FDI en la lucha contra Hezbollah, que es esencialmente reactiva y proporcionada.
Fuente: INSS – Institute for National Security Studies