“Estos son los descendientes de Esav, el cual es Edom. Esav tomado sus esposas de las hijas de Kenáan: a Adá hija de jiví Elón; a Aholibamá, hija de Aná hija del jiví Tzibón; y a Basemat, hija de Ishmael, hermana de Nebayot”.
Libro del Génesis 36: 1-3
La herencia y lo adquirido.
En medicina, y sin ser un especialista en genética, siempre estudiábamos, que los factores que determinan la conducta de las personas, serían el resultado o producto de esa combinación entre lo genético, su ADN, y lo adquirido (el medio social en donde se desarrolla, su cultura y valores, etc.).
Impresiona que el ADN marca una tendencia, y lo adquirido podría modularlo, según el medio donde viva y se desarrolle tal individuo o colectivo, o por el contrario acentuarlo.
Si el ADN o material genético o de la herencia solo rige para los rasgos físicos, o puede que también direccione ciertos impulsos o la forma de reaccionar del individuo frente a ciertos estímulos, esto podría quedar para el debate de especialistas y estudiosos del tópico.
Ascendencia y genealogía.
La Torá es un libro de gran profundidad. Al ocupar versículos y capítulos y espacios, y mostrar los orígenes y la ascendencia o la genealogía o historia familiar de muchos de sus personajes, no lo hace en balde.
Resulta evidente que existe un propósito, aunque en ocasiones, hasta con exégetas nos resulta a muchos difícil comprender en forma plena o al 100% la respuesta completa y total a esa pregunta humana, que es histórica y eterna.
Campo minado.
En las últimas décadas, abordar el tema de las razas y de los pueblos, se constituyó en un campo minado. Predominaba la idea, que todo intento de análisis y de comprender rasgos, psiquismo y conductas, de grupos humanos y pueblos podría constituir o derivar en un hecho discriminatorio o racista. Una tendencia a menoscabar o menospreciar a unos en favor de los otros. Y muy en particular en esa tendencia a generalizar y estigmatizar a ciertos grupos y poblaciones. A fomentar el odio y la persecución o marginación de pueblos y /o razas.
Xenofobia y racismo. Islamofobia.
La aversión o el rechazo al extranjero, fue y es el escudo y el pretexto y la oportunidad que han visto y aún persiguen muchos grupos musulmanes o árabes musulmanes, para reclamar derechos y contra injusticias en particular en sus países de hospedaje como los países de Europa (en especial occidental), USA, Canadá, y otros países del continente americano. También lo vive Israel incluso con los propios árabes israelíes que siendo diputados y teniendo banca y representación en la Knéset (Parlamento) claman ante medios locales y extranjeros que Israel es un “Estado Apartheid”.
Lo llamativo, es que el 90% de los atentados en estos países de hospedaje, son cometidos por musulmanes de segunda o hasta tercera generación de residencia en dichos sitios.
Derechos sin obligaciones.
El problema que veo, como parte integrante de una minoría religiosa, es que estas otras minorías (que van a ser mayoría), es que no tienen bien en claro, que los derechos que se les otorgan (de ingreso, residencia y hasta ciudadanía), van de la mano de obligaciones en el comportamiento respecto a las poblaciones circundantes. Y que tienen que ver con la tolerancia a otras creencias, y el educar en su seno y mezquitas a individuos que sean aptos para convivir con otros grupos humanos, les gusten o no sus costumbres.
Nosotros los judíos tenemos, derivados del Talmud, la máxima en arameo “Dina De Maljuta Dina”, o la ley del país o del reino donde habitan los judíos deben obedecer y esto es como si fuera halajá o ley judía.
De esta forma, se gestan jóvenes violentos árabes y musulmanes o no musulmanes, en sus distintas diásporas que reclaman por cualquier vía violenta por supuestos o reales abusos que se cometen contra ellos, en Israel, o en otros lares, sin poder pensar si ellos mismos no deben hacer una autocrítica de cómo se comportan sus propios paisanos incluso no solo hacia los que ellos denominan “infieles”. E inclusive entre ellos mismos, y la situación de los derechos humanos que son violados sistemáticamente en la mayoría de los países árabes-musulmanes.
Volviendo a la Torá. Final.
Nuestra Torá es Emet o verdad, dado que no oculta nuestros trapitos sucios debajo de la alfombra. A lo largo de sus páginas, recorremos y nos son exhibidos nuestras virtudes y defectos como pueblo y como individuos.
De hecho, el pueblo hebreo es denominado pueblo de dura cerviz (parte posterior del cuello) o pueblo testarudo. Y cuantas veces reprendido por desviarse del camino y practicar idolatría e inmoralidades.
No he encontrado, esta modalidad tan objetiva y precisa, ni en los Evangelios de los cristianos ni en el Corán de los musulmanes. En estas dos últimas vertientes, los defectos siempre hay que buscarlos en “los otros”. El culpable es siempre la otra persona y yo soy una víctima inocente.
En definitiva, la Torá sentencia ciertos rasgos, como un Padre sabio y observador, lo hace con cada uno de sus hijos. Sobre Esav habla que vivirá al filo de su espada, y que odia a Yaacov en su corazón. Acerca de Ishmael como un salvaje con forma humana. Y este último lo volvió a evidenciar al perpetrar la masacre y un combo de atrocidades el 7-10 pasado.
Pero lo otro que, llama nuestra atención, retornando a la cita inicial, es la cruza entre Esav al tomar a mujeres de Canaán (idólatras) y casarse con una de las hijas de Ishmael (rasgos violentos).
De tal forma, que el odio, la idolatría, y la violencia física, se amalgaman, o conforman un mix o un combo mortal (en su génesis o inicio), que claramente van a marcar a nivel grupal o en los pueblos o colectivos, una corriente explosiva (con altibajos, pero persistente) que hemos podido apreciar, aquellos que gustamos de la historia y de la reflexión y del análisis. ¿Podría ser esta mixtura la razón de esta corriente que tiene la orientación de culpar a Israel siempre, y hacer un frente común, incluso a costa de ser esto para muchos países un camino seguro al suicidio nacional? Un ejemplo sería los países europeos que oscilan entre el odio a los judíos y el miedo a los millones de árabes y musulmanes que albergan en su seno.
Aclaración: este repaso, solo se refiere a tendencias grupales, y obvio, debemos destacar que hay excepciones individuales a esta regla. Ya que todos podemos observar personas sean cristianas o árabes o musulmanes que ostentan valores éticos y que, de hecho, son amigos del pueblo judío, o por lo menos intentan alzar una bandera de tolerancia y comprensión, en medio de un océano turbulento lo cual los hace mucho más meritorios.
Por otro lado, en el campo judío, encontramos en ocasiones variadas espinas en este que debería ser nuestro jardín de rosas. No todo es potable en el huerto de las manzanas sagradas.
En conclusión: se trata de una reflexión abierta al debate y a la discusión y a la discrepancia. Estas líneas, solo intentan una aproximación o diagnóstico a un tópico candente, pero siempre ha sido el deseo de este autor, alcanzar ese sueño o utopía de la convivencia entre las distintas corrientes y poder llegar a eso que denominamos la paz mundial.
Este último objetivo de concordia en diversidad, hoy se encuentra alejado, pero solo un sinceramiento de quienes somos en verdad, nos posibilitará intentar un nuevo diálogo basado en la honestidad y la verdad.
Las otras opciones ya han fracasado.
Dr. Natalio Daitch