Romina Sholev, llegó a la Argentina acompañando a la delegación israelí que se hizo presente en los juegos Panamericanos Macabeos y comparte su experiencia aterradoramente vívida sobre el evento del 7 de octubre que marcó a la nación. Un relato que revela el impacto devastador en su familia y en toda la sociedad israelí.
En su visita a los estudios de Radio JAI, Romina, maestra jardinera en el Kibutz Nir Oz detalla el trauma vivido durante la invasión del grupo extremista Hamás en territorio israelí en la jornada del 7 de octubre. La nacida en Córdoba, Argentina que hizo Aliah con tan solo 8 años comenta llena de trauma y dolor, el antes y el después de ese día. Terroristas en la puerta de su casa en Ofakim donde fueron asesinadas 500 personas y la incertidumbre por el destino de su hermana y familia.
La tragedia que afecta a su hermana Karina Engelbert y su familia, quienes fueron secuestrados en Nir Oz y durante 52 días permanecieron raptadas en la franja de Gaza donde su cuñado Ronen fue asesinado y su cuerpo todavía permanece allí. Realizar una Shivá (7 días de duelo) sin el cuerpo. Lo poco que cuentan su hermana y Mila y Yuval (18 y 11 años) sus sobrinas, del horror que vivieron en el cautiverio.
Con una tristeza y devastación absoluta, que se refleja en todo su ser, esta maestra jardinera que siente a los niños secuestrados en Gaza como si fueran sus propios hijos (convive diariamente 9 horas con ellos), nos va acercando de alguna manera al drama inconmensurable de los sobrevivientes y toda la sociedad israelí.
El relato revela el miedo y la incertidumbre que permeó en Israel, así como el impacto duradero en aquellos que sobrevivieron. Su hermana Karina debe recomenzar una vida sin su marido y con su hogar completamente destruido.
La historia de Sholev destaca la brutal realidad de lo acontecido y la profundidad del trauma que persiste después de los eventos. Su relato resalta la difícil realidad que enfrenta Israel, donde las vidas cotidianas se ven entrelazadas con el espanto del terrorismo que deja cicatrices imborrables. Este testimonio subraya la importancia de la empatía y la comprensión global hacia aquellos que han experimentado el horror directamente, recordándonos a todos que la paz es un anhelo compartido, pero alcanzarla sigue siendo un desafío monumental.
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