El Instituto Weizmann de Ciencia presentó un nuevo trabajo sobre los orígenes embrionarios de la glándula pituitaria. La investigación, llevada a cabo en el laboratorio del profesor Gil Levkowitz en el Departamento de Biología Celular Molecular y Neurociencia Molecular.
La hipófisis es una glándula pequeña, que está ubicada en la base del cerebro y es fundamental para el mantenimiento del metabolismo corporal. Su función es liberar hormonas en el torrente sanguíneo.
El estudio del instituto israelí da una posible explicación de la interacción entre las células en la hipófisis, lo que brinda nuevas herramientas para comprender y eventualmente tratar los trastornos de la glándula.
El director del laboratorio explicó que los hallazgos del estudio contradicen “la idea de que las dos partes de la glándula pituitaria tienen orígenes completamente separados”, una idea que hace décadas se interpretaba como un axioma de la medicina y del estudio del cerebro.
Además, el científico afirmó que “comprender esta composición en diferentes células, cómo se produce en el desarrollo embrionario temprano y cómo los diferentes tipos de células se afectan entre sí, puede ayudarnos a descubrir qué funciona mal en diversas enfermedades que afectan a la pituitaria. Entre ellas se incluyen el cáncer y determinadas enfermedades infantiles, como la deficiencia congénita de la hormona del crecimiento. De hecho, esta última deficiencia se produce debido a mutaciones en un gen que afecta la decisión de las células ectodérmicas embrionarias tempranas de convertirse en células productoras de hormonas del lóbulo frontal de la hipófisis”.
El dogma pudo ser derribado gracias a la aplicación de una combinación de estudios genéticos en embriones de pez cebra y transcriptómica de células individuales. Además, los investigadores descubrieron una comunicación previamente desconocida entre diferentes células de los lóbulos frontal y posterior de la glándula.