Reunión en el Despacho Oval: Golda Meir, Richard Nixon y Henry Kissinger, marzo de 1973. Foto: Oliver F. Atkins -Wiikipedia – Dominio Público
El mundo odia a un judío que devuelve el golpe.
El mundo nos ama sólo cuando somos dignos de lástima.
Golda Meir
Doloroso, sumamente doloroso, pero lo que estamos viviendo estos meses en Israel es una remake (re-escritura con alguna modificación) de la película GOLDA.
Normalmente las industrias cinematográficas hacen remake de alguna película cuando creen que la segunda versión será mejor que la original.
No siempre sucede, muchas veces el original es superior a la segunda versión.
Y eso es lo que estamos viviendo: una muy mala remake de la guerra de Iom Kipur (1973) y explicamos nuestra afirmación.
En la película cuentan que se les había avisado la posibilidad de una guerra, y que la cúpula militar y política estaba dividida entre los que querían comenzar una guerra preventiva al igual que la “guerra de los seis días” y los que pensaban que eran rumores infundados. En la remake no sólo los políticos y militares sabían sino que hasta se hizo público: en agosto salió en la prensa que en Gaza se preparaba algo muy grande para setiembre u octubre, además que durante años hubo quejas de ruidos que revelaban la construcción de los túneles en Gaza. Desconocemos si hubo diferencias de criterio o unanimidad en no hacer nada, creyendo que eso favorecía la política en su corriente anti Administración Palestina.
En la película, Golda le echa en cara a Kissinger que no hizo una guerra preventiva porque así le había pedido el gobierno norteamericano. En octubre 2023 fue Blinken y el gobierno norteamericano que sugirió que se hiciera una guerra preventiva, pero el gobierno israelí no quiso hacerla. Hay diferentes versiones de los motivos de esta negativa, tal vez algún día se sepa la realidad.
El personaje principal de la película es Golda en su carácter de primer ministro y en lo personal. Las diferencias son notorias, muy graves y negativas en la segunda versión.
Golda decide cargar con toda la culpa, con tal de que no se sepa que existe un sistema de escucha clandestino que le informa a Inteligencia los planes del enemigo, y que falló por negligencia militar. El actual primer ministro es el único en la cúpula que no reconoce su culpabilidad y responsabilidad.
Golda dice que la muerte de los soldados israelíes lo llevará siempre en su conciencia, y vemos que cada día anotaba en una libretita cuántos soldados habían muerto. El personaje de la versión actual demuestra claramente que muy poco le importa eso, por más que haga declaraciones públicas que solamente demuestran que sabe hablar muy bien.
En la película se muestra a una Golda con cáncer y tratamiento que la inhabilitaría para trabajar, pero ella se esfuerza y continúa en bien del país. La versión actual nos muestra un primer ministro que sacrifica al país todo para enfrentar mejor los juicios en contra de su persona.
En la película Golda haciendo un enorme sacrificio por su quebrantada salud, va en helicóptero a saludar y conversar con los soldados que están en el frente de batalla. La remake por lo contrario nos hace saber que en muchos sitios los propios soldados le piden al primer ministro que se vaya, le demuestran que no lo quieren cerca de ellos.
En la película tenemos a un Kissinger diciendo aquella famosa frase: primero soy americano, segundo soy secretario de Estado y tercero soy judío. La también famosa respuesta de Golda: usted olvida que en Israel leemos de derecha a izquierda. Vemos aquí a una primer ministro sumamente inteligente, que supo cómo tratar a un duro Kissinger y lograr lo que precisaba. En la remake vemos a un secretario de Estado Blinken imponiendo las exigencias de su presidente Biden y su Partido Demócrata en el gobierno de Estados Unidos. Del lado israelí sólo vemos a más de un ministro abriendo la boca para decir lo que no debe decir y lograr que hasta la Corte Internacional de Justicia le pida a Israel que se mida en sus declaraciones para que no nos acusen de incitación al genocidio.
En la película el señor Kissinger le dice abiertamente a Golda qué cosas no puede hacer porque surgiría un problema grave con el petróleo y los países de la OPEP. En la remake el personaje Blinken nada dice pero se ve a gran distancia que todo lo que hace es por intereses norteamericanos, incluso la ayuda en armas y dinero no es por Israel sino porque de esa forma logra que Israel defendiéndose a sí misma defiende esos intereses norteamericanos.
En la película vemos que todos los personajes israelíes que de un modo u otro tienen relación con la guerra ponen en primer término la guerra, y muy atrás los intereses personales. Dejamos que el lector juzgue si existe alguna similitud en la actualidad, porque algunos personajes (políticos, militares) sí dejan de lado sus intereses personales, pero ¿y los demás???
Golda logra de Kissinger todo lo que le pide. Hoy aparecen informaciones de que no sólo Israel no logra todo lo que le pide a Estados Unidos, sino que agotados todos los medios (y la paciencia) el presidente Biden declaró que la respuesta israelí al 7 de octubre está siendo muy exagerada.
En resumen, lo que estamos viviendo en Israel (y en el mundo) es -como decimos vulgarmente- de película. Lamentablemente es de muy mala película y no cabe duda alguna de que el final no va a ser un “final feliz” tipo Hollywood sino más bien tipo West Point-Pentágono.
Mauricio Aliskevicius