Bombardeo ruso a antenas de telecomunicación en Kiev, el 1 de marzo de 2022. Foto: Wikipedia – CC BY 4.0
La previsible llegada de Trump a la Casa Blanca, el fracaso de la ofensiva ucraniana y los nuevos avances rusos en el campo de batalla han llevado a Ucrania a su punto más crítico desde que comenzó el conflicto, en febrero de 2022.
Estamos en una nueva fase del conflicto y el final de mismo apunta a la partición de Ucrania al estilo de Corea. Luego, la crisis de Gaza ha sacado del foco internacional a Ucrania y las cancillerías occidentales comienzan a cansarse de una guerra que ya ha durado demasiado tiempo.
por Ricardo Angoso
Mientras el final de la ofensiva ucraniana sin resultados es un hecho constatado sobre el terreno, las fuerzas rusas han pasado de estar de una posición defensiva a una ofensiva. El último informe del Institute Study of War (ISW), un think tank norteamericano que sigue el conflicto desde sus inicios, asegura que las fuerzas rusas realizan avances “cerca de Avdiivka y en el óblast occidental de Zaporiya en medio de continuos enfrentamientos posicionales a lo largo de toda la línea del frente”.
El ISW también observa que las fuerzas rusas “parecen haber construido una barrera de 30 kilómetros de largo denominada ‘tren del zar’ en el Óblast de Donetsk ocupado, posiblemente para servir como línea defensiva contra futuros ataques ucranianos”. La guerra está estancada claramente y se ha convertido en una clásica guerra de desgaste, en la que Rusia trata de cansar a su adversario, doblegar sus fuerzas causándole numerosas bajas y empleando medios ingentes humanos y materiales para lograr pequeños avances en el campo de batalla.
Los avances rusos continúan a cuentagotas, mientras que las fuerzas ucranianas apenas han arrebatado territorio a sus enemigos, y las ayudas militares del exterior se han detenido, pese a que finalmente el Senado norteamericano aprobó un paquete de 45.000 millones dólares a falta de la confirmación de la misma por la Cámara de Representantes. La división con respecto a la ayuda a Ucrania en el bando norteamericano, concretamente entre los republicanos, es notoria desde hace tiempo.
TRUMP ENTRA EN ESCENA
Luego, a Ucrania le quedan muy poco meses para cambiar el curso de la guerra, pues la previsible victoria del ex presidente Donald Trump en las próximas elecciones norteamericanas, a celebrar en noviembre, puede cambiar definitivamente el curso de la guerra y, colateralmente, podría significar el final de la ayuda norteamericana, lo que podría provocar un fenómeno “cascada” de abandonos occidentales a la causa ucraniana, tal como ocurrió en Afganistán tras la retirada de las fuerzas de los Estados Unidos en ese país, que fue seguida de la retirada inmediata de todas los contingentes militares occidentales del suelo afgano. Después de la marcha de las tropas norteamericanas, el caos y la tragedia se apoderó de ese país, y la administración afgana instalada por los occidentales cayó en apenas días como un castillo de naipes.
El ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha expresado en la campaña electoral su opinión sobre la guerra entre Ucrania y Rusia, instando a poner fin al conflicto y reiterando su escepticismo hacia el envío de más ayuda al extranjero mientras el Senado estadounidense consideraba un paquete de fondos de emergencia para Ucrania e Israel, que finalmente, como ya se ha dicho, fue aprobado.
Durante un mitin de campaña en la ciudad de Conway, Carolina del Sur, Trump, quien es considerado el favorito republicano para la nominación presidencial de 2024, se refirió al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, como “el mayor vendedor de la historia” por haber conseguido ingentes cantidades de dinero para su causa sin haber conseguido avances en el campo militar frente a Rusia. Trump ya ha dicho que resolverá el conflicto entre Rusia y Ucrania en “veinticuatro horas” y a nadie se le escapa cómo, dada su cercanía con el presidente ruso, Vladimir Putin. Seguramente, obligaría a Ucrania a claudicar ante Moscú y casi rendirse.
Como otros dirigentes occidentales, Trump piensa que Ucrania tendrá que hacer concesiones territoriales para alcanzar un acuerdo de paz con Rusia, algo de lo que no quieren ni oír hablar en Kiev. Rusia ocupa el 18% del territorio ucraniano y, de confirmarse las actuales conquistas rusas, casi cinco departamentos (provincias) quedarían en sus manos, una derrota en toda regla de Ucrania.
Aparte de las graves consecuencias que puede tener para Ucrania negociar en condiciones perentorias de inferioridad frente a Rusia impuestas por los Estados Unidos, Trump también ha amenazado con abandonar a aquellos socios europeos que sean atacados por los rusos y que no cumplan con sus obligaciones en gastos militares dentro de la OTAN, desdeñando el artículo V del Tratado de Washington que invoca a la mutua defensa entre todos los miembros de la Alianza Atlántica. Un abandono de la OTAN, a la que siempre despreció abiertamente el ex presidente, no es un escenario descartable, ya que Trump nunca ha visto con buenos ojos a sus socios y aliados europeos, a los que siempre echó en cara sus bajas dotaciones y gastos en materia de defensa. Por no hablar de la Unión Europea (UE), cuyos valores y principios constituyen lo que más odia y detesta Trump en política.
¿ES HORA DE HABLAR CON RUSIA?
Para el presidente ucraniano, Volodimir Zelesnki, Occidente solamente ha dado ayuda militar para resistir a Ucrania, pero no para ganar una guerra, ya que los pertrechos militares han sido insuficientes para desarrollar una verdadera ofensiva contra las posiciones rusas en los territorios ocupados. La guerra comenzada en el año 2014, en que Rusia ocupó Crimea y alentó la secesión del Donetsk y Luganks, ha tenido su continuación en el ataque a Ucrania de febrero de 2022 sin que Occidente hubiera percibido a tiempo el peligro real que significaba la agresión rusa. Ahora, la guerra está estancada y sin que se atisben en el corto plazo soluciones políticas y diplomáticas al conflicto.
Pese a todo, Rusia parece haber adoptado últimamente un tono más conciliador y ha rebajado sus amenazas, al menos en lo que se refiere al tono retórico. El presidente ruso, Vladimir Putin, ha afirmado que no tiene ambiciones territoriales en Europa y que no tiene intención de enviar tropas a otros países durante una entrevista con Tucker Carlson, ex presentador de Fox News. Putin destacó que cualquier reclamación territorial en Europa está completamente excluida y que no tiene sentido entrar en una guerra global que pondría a la humanidad al borde de la destrucción. Putin subrayó que sólo enviaría tropas contra otros países en caso de que Rusia sea atacada desde ellos, y enfatizó que Moscú no tiene interés en Polonia, Letonia ni en ningún otro lugar, actuando solo en respuesta a amenazas reales.
Putin también desestimó las afirmaciones sobre una amenaza rusa como infladas por determinados países occidentales, considerándolas una farsa sin sentido. Llegados a este punto, habría que preguntarse si es hora de hablar con Rusia y, quizá, Ucrania tendría que estar dispuesta a abrir negociaciones, aún a sabiendas de que el riesgo de perder territorios es una amenaza latente, pero podría ser la salida menos mala en las condiciones actuales. Llegado a este punto, es hora de asumir un enfoque más constructivo y pragmático en esta guerra, tanto por parte de Ucrania como de Occidente, y asumir de una vez por todas que Rusia no será derrotada en el campo de batalla. Pretender una derrota total rusa, como pretende Zelenski, es confundir la realidad con el deseo y puede conducir a una guerra interminable de inciertos resultados para los ucranianos.
Fuente usada y consultada:
https://www.ecoavant.com/actualidad/mapa-de-la-guerra-en-ucrania-a-12-febrero-2024_12965_102.html