“Estas son las cuentas del Tabernáculo, Tabernáculo del testimonio”.
Éxodo 38-21
Cuentas claras.
Dice el dicho: “cuentas claras conservan la amistad”. Y el Zóhar Hakadósh (libro madre de la Çábala), explica que Moshé tuvo o necesito de hacer una cuenta de lo utilizado y sobrante de aquellos elementos aportados por el pueblo para disipar cualquier duda. De que él, o los artesanos o personas intervinientes en la obra, se hubieran quedado con lo que hoy se conoce: “como quedarse con un vuelto”.
Es decir, parte del oro y la plata o cualquier otro elemento utilizado en la construcción del Mishkán o Santuario.
El modelo.
EL modelo que propone la Torá, y cada palabra o letra escrita en el Sefer o libro, tiende a enseñar Midot o cualidades positivas a todo ser humano. Esto sin distinción de escalas o niveles o jerarquías.
La misma vara.
Para todos. Ya que según la cosmovisión judía no se admite el “doble rasero” (sería un diferente modo de juzgar a personas o grupos de personas, por el cual unos reciben mayor castigo o reprobación que otros por los mismos hechos).
Torá del cielo y de la tierra.
La Torá es la vida misma y, por ende, lo triste cuando vemos a algunos de nuestros hermanos mentir, en especial en el comercio, y engañar o estafar. Muy particularmente, si son personas que visten u ostentan o exhiben un judaísmo ortodoxo.
Cito al Profeta Jeremías 22:13: “Ay de aquel que edifica su casa sin justicia, y sus aposentos altos sin derechos, que a su prójimo hace trabajar de balde y no le da su salario”.
Santos para el Santuario. Final.
La integridad o complitud del hombre, es el objetivo o target de la educación judía.
En esta existencia terrenal siempre estamos a prueba, ya que el fracaso en las complejas relaciones con nuestro prójimo, puede terminar derribando toda la estructura o estantería.
Y con el resultado que nuestras manos manchadas de sangre (en el sentido figurado), impiden que nuestras plegarias puedan ser escuchadas en las alturas.
Moshé el líder máximo, el padre de todos los profetas, el libertador, y aún el denominado Pastor Fiel, también él en su elevado nivel espiritual, debe rendir cuentas por el trabajo realizado.
Y con estas breves líneas, vamos concluyendo la lectura del segundo libro del Pentateuco. Y al final de todo, D’os pide honestidad espiritual y honestidad en lo material. Y exige más tarde o más temprano rendir cuentas en ambos sentidos o planos.
A los fines de que el ladrillo tenga sustento. Debemos reflexionar, por nuestros errores hemos perdido dos veces el Palacio del Rey en la tierra.
Estudiamos el esfuerzo de su construcción, y lo fácil que es ocasionar su destrucción. Aguardamos la tercera será la vencida con la venida del Meshíaj hijo de David pronto en nuestros días. Cuando se disipará la maldad del mundo, y la inclinación del hombre hacia lo malo desaparecerá.
Amén.
¡Shabat Shalom!
Dr. Natalio Daitch
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