Israel y el día de mañana

Cuídame de mis amigos que de mis enemigos me cuido solo

He leído con suma atención lo escrito por el historiador y filósofo Yuval Noah Harari, cuyo artículo tiene como base fundamental la siguiente: gana la batalla, pierde la guerra. Se refiere a Israel en la actual guerra contra Hamás.

Respeto sin conocerlo al señor Harari y a todo lo que dice, lo que no significa que esté de acuerdo con sus teorías, sí puedo concordar con algunos detalles.

Historiaré algunos datos personales y otros no personales.

En mi larga trayectoria vivida en Uruguay, tuve contacto personal con muchos políticos de todos los colores, lo que me hizo conocer de primera mano la forma de pensar y actuar de todos ellos. Sin dar opiniones en lo personal, doy resumido el resultado de cinco décadas de mi vida, y prefiero dejar de lado la comparación entre los políticos uruguayos y los israelíes:

1 – En todos los bandos había gente buena y de la otra. No quiero generalizar.

2 – Fui traicionado, me mintieron, maniobraron para lograr un voto más, por la gente de un solo color político: los que integraban el Partido Comunista. Dado que estábamos dentro de una coalición, yo debía considerarlos amigos y compañeros de ruta. El resultado me obliga a encabezar este artículo con la frase que sigue al título.

3 – El destino me llevó a ser -dentro de la colectividad judía- el presidente de Meretz-Uruguay. Alcanzó con mi aliá, llegar a Israel para informarme en forma directa de todo lo que sucede, para olvidarme de que en Israel Meretz existe, y pensar que son lisa y llanamente personas ciegas políticamente que no viven con los pies en la Tierra sino en las nubes. Claro que no es sólo Meretz, sino que en el lado contrario están igualmente fuera de lugar los extremistas que hoy forman parte del gobierno israelí, más aquellos judíos tan extremistas que ni siquiera aceptan la existencia de Israel.

El señor Harari como muchos otros -demasiados- insisten en hablar del día de mañana cuando no sabemos todavía cómo terminará el día de hoy.

El señor Harari cree, con muy buenas intenciones, que la solución del problema y/o guerra con Hamás radica en la planificación de la convivencia con los palestinos en ese “día de mañana” que no sabemos si Israel existirá para organizarlo.

Es lo que creían la mayoría de quienes vivían en las cercanías de la frontera de Gaza hasta el 7 de octubre. Me pregunto si lo siguen creyendo.

 El señor Harari da ejemplos históricos muy interesantes de otros conflictos entre bárbaros, que él considera más graves que el 7/10, que se solucionaron con buena voluntad y olvido de muertes y violaciones.

¿Se preguntó el señor Harari por qué Egipto no acepta ni un solo gazatí dentro de sus fronteras? Un país con tanto territorio deshabitado, que con los dineros que Qatar y Arabia Saudita darían gustosos, podría recibir a todos los habitantes de Gaza como nuevos ciudadanos, ya que comparten religión e idioma, y que juntos podrían hacer enormes progresos económicos, para el día de mañana en vez de levantar viviendas provisorias reforzó doble muralla de forma que Egipto no corriera el peligro de que ni un solo gazatí se introduzca dentro de sus fronteras.

Es evidente que los egipcios no creen en absoluto la teoría del día de mañana que el señor Harari propone a Israel.

¿Se preguntó el señor Harari por qué el reino de Jordania hizo rápidamente una declaración a todos los vientos de que en su reino no aceptará ni un solo gazatí?

Jordania sufre problemas económicos, y una inmigración de sus hermanos gazatíes, árabes como ellos, que hablan su idioma y practican su religión, debería ser una fuente de ingresos económicos, junto con la ayuda indiscutible de Qatar y Arabia Saudita.

También es evidente que los gobernantes de Jordania no creen en la teoría del día de mañana que el señor Harari propone a Israel. Súmese el “pequeño” detalle del intento de asesinato del anterior rey jordano y el intento de revolución previo al famoso “setiembre negro”.

¿Se preguntó el señor Harari por qué Qatar está muy dispuesta a dar fortunas a la población de Gaza, pero no a permitir que los gazatíes pueblen sus desiertos?

Y dejemos de lado a los otros países árabes que tanto apoyan a los gazatíes (o a Hamás directamente) pero ninguno los quiere en su territorio.

¿Se preguntó el señor Harari si planificando el día de mañana para Gaza, el Hezbollah nos dejará vivir tranquilos?

¿Podrán volver a sus casas los habitantes del Norte israelí sin miedo a los misiles y los túneles que posee ese ejército de 50.000 hombres muy bien pertrechados y entrenados?

¿Se preguntó el señor Harari qué sucederá con los hutíes del Yemen y sus misiles de largo alcance cuando se retiren los barcos de guerra que por ahora interceptan parcialmente ese peligro?

 Además de misiles, los hutíes están preparando un ejército para invadir Israel. ¿Cómo piensa contrarrestar eso?

Dejamos para el final las preguntas más difíciles, al estilo de los programas de preguntas y respuestas, aunque en esto no se trata de premios sino de nuestra existencia como país.

¿Se preguntó el señor Harari qué hacemos para librarnos del peligro que significan los ayatollas gobernando Irán?

Tal vez la lógica de su razonamiento deje de lado ese problema pues ya otros se encargarán (¿Estados Unidos?, ¿Guerra civil iraní?)

Por último, ¿qué hará el señor Harari con los Estados Unidos si siguen gobernando los demócratas o si ganan las elecciones los republicanos, pero Donald Trump vuelve con ideas diferentes, y dejan de apoyar a Israel?

¿Un senador norteamericano pudo presentar un proyecto anti-israelí que puede hacer perder el equilibrio al gobierno de Israel, pero un diputado israelí -o la mayoría de la Knéset- pueden hacer temblar a Estados Unidos?

Me consideraría muy afortunado si el señor Harari me da respuestas concretas y viables a mis preguntas, ya que está considerado un gran pensador del siglo XXI, y yo soy simplemente un sufrido israelí con un nieto uniformado movilizado y los demás nietos a la espera de ser convocados.

 Mauricio Aliskevicius

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