Por Batia D. de Nemirovsky
Y pasamos, como pudimos, los Sedarim, y en este Shabat de Jol Hamoed Pesaj 2024 , nos encontraremos leyendo, después de la tradicional lectura de la Tora, lo que denominamos en ivrit “Jazon Haatzamot Haiebeshot”. Es así, la haftará seleccionada para esta ocasión es conocida como “la profecía de los huesos secos” y se encuentra en Ezequiel 37:1-14.
Simbólicamente al adentrarnos en esta haftará, podríamos verla como una metáfora de renovación y esperanza. La visión del profeta de los huesos secos que cobran vida podría interpretarse como un llamado a la reflexión sobre la capacidad de cambio y transformación en nuestras vidas, especialmente en un contexto de liberación y renovación que es central en la celebración de Pesaj.
Tal vez algunos podrían ver la haftará como una oportunidad para meditar sobre el significado de la libertad y la dignidad humana, temas fundamentales para la experiencia que conmemora la liberación del pueblo judío de la esclavitud en Egipto.
En un tiempo marcado por conflictos y el esfuerzo continuo por la liberación de personas secuestradas por Hamas, la haftará de Ezequiel 37, con su mensaje de resurrección y esperanza, puede ser particularmente resonante en estos momentos difíciles.
En medio de la guerra y la lucha por la liberación de los secuestrados, la haftará puede verse como un símbolo de la fe inquebrantable y la esperanza de vida en medio de la desolación.
La visión de los huesos secos cobrando vida, ¿podrá inspirarnos a quienes bregamos incansablemente por la paz y la libertad y recordarnos que incluso en las circunstancias más desesperadas, hay potencial para la renovación y el cambio?
No lo sé. La situación actual, con 202 días de guerra entre Israel y Hamas sin señales de tregua, y la lucha desesperada de familiares y amigos por la liberación de los 133 rehenes aún retenidos en Gaza, me genera, este año en el mensaje de la haftará un sino trágico, con implicancias complejas e indeseadas para los judíos alrededor del mundo todo.
Sin lugar a dudas, la restauración de Israel como una nación independiente en 1948 fue un hito histórico. En 2024, en Israel , la amenaza de guerras, la búsqueda de la paz y la seguridad, la lucha contra el terrorismo y la permanencia de un gobierno con una agenda propia, que no incluye la necesidad de los dolientes siguen siendo desafíos constantes.
La profecía de Ezequiel nos recuerda que, a pesar de las dificultades, la unidad y la restauración son posibles.
En la diáspora, en las universidades, en las calles, en las Comunidades Judías, enfrentamos desafíos que suponíamos superados. Antisemitismo, violencia y una permanente amenaza a la preservación de la identidad judía, son noticias cotidianas en redes sociales.
Y en medio de la angustia, la desilusión, y el poderoso deseo que el horror se desvanezca, leo una vez más este capítulo del profeta y me conmueve la esperanza y el valor a la unidad que transmite.
Porque sin lugar a dudas, a través de los tiempos y a pesar de nuestra dispersión a lo largo ya lo ancho de este mundo, que para nosotros se estrecha cada vez más seguimos siendo un solo pueblo, una gran familia con una historia y memorias compartidas.
En 2024, esta profecía nos convoca a recordar nuestra historia, a unirnos como pueblo y a mirar hacia un futuro de restauración y unidad, porque los judíos, tanto en Israel como en la diáspora, seguimos siendo parte de una narrativa de esperanza y resiliencia, que seguiremos luchando por nuestra identidad por nuestra tierra ancestral y por la liberación de todos nuestros cautivos.
Liberenlos Ya.
MOADIM LESIMJA
SHABAT SHALOM UMEBORAJ