¿Cautela versus exposición?
Vivimos, y transitamos épocas difíciles. Guerra en Gaza con cierta expansión regional, y universidades tomadas en diferentes países del mundo, por una turba de infiltrados musulmanes, izquierdistas, confundidos y antisemitas.
No cabe duda que estamos frente a momentos dramáticos, para algunos el cumplimiento de las diversas profecías acerca del final de los tiempos, o los dolores de parto que anuncian la venida de nuestro esperado Mesías o Salvador. O la aterradora guerra de Gog y Magog, o puede que para otros sea el preludio de una tercera Guerra Mundial, o el famoso Apocalipsis o la destrucción total de la vida sobre la faz de la tierra. O incluso el fin del mundo.
Crisis social, económica, y ecológica.
Todo esto de fondo. El deterioro ambiental, el maquinismo (la robotización) que reemplaza y deja mucha mano de obra desocupada. Crisis económica, inflación, inseguridad, y obvio un mundo empapado de drogas por un narcotráfico que ha crecido a niveles nunca imaginados.
La disgregación familiar, la lucha de géneros, y una confusión mental que traspasa grupos generacionales, clases sociales y naciones.
El judío, cabeza de turco.
Es decir, el elegido históricamente para hacer recaer sobre “él” los problemas que afectan a todos, siendo el hebreo el culpable, y exculpando al resto. Es lo que se denomina como chivo expiatorio.
Y esta tendencia es atávica o ancestral, lo cual nos endilga siempre a todos los judíos un halo de sospecha, ya que el mito de la dominación mundial, y la conspiración de “los Sabios de Sión”, adquiere una fuerza brutal y que erupciona por temporadas con una letalidad volcánica, sea en forma espontánea, o la mayor parte de las veces provocada.
Hoy por hoy, vemos como el antisionismo es el nuevo maquillaje del antisemitismo. Esto es lo que favorece al propalestinismo que es el disfraz actual del viejo odio histórico y tradicional.
Islam a la conquista del mundo. Final.
Los árabes y musulmanes se han percatado de este punto débil que late en Occidente, y lo están aprovechando muy pero muy bien.
Bajo la excusa del sufrimiento del pueblo palestino, buscan desviar la atención en particular sea en Estados Unidos como en Europa que estos y otros países han sido invadidos por millones de musulmanes radicales y violentos, que pretenden ser mayoría y someter a todo el globo a la ley de la cruel Sharía o ley musulmana.
Su metodología combina una enorme habilidad para inmigrar en masa, en forma por momentos silente pero constante. Y cuando el hospedador se percata o se da cuenta, la masa tumoral ha aumentado a niveles increíbles, casi imposibles de extirpar del propio cuerpo social.
Si vemos los disturbios de París hoy, podríamos concluir que lo que no pudo hacer Hitler hace décadas (destruir la ciudad luz) como lo muestra la película ¿Arde París?, lo están logrando los descendientes de Mahoma.
Para concluir, ellos necesitan de los judíos, para que los gentiles no puedan apreciar, que el problema del mundo es en verdad el islam en su versión violenta (podríamos citar grupos como el GIA o Grupo Islámico Armado en Argelia, o el grupo Abbu Sayaff en las Filipinas), que en décadas pasadas, y así en el presente en sus nuevos modelos se parecen en su metodología asesina y en su crueldad sin precedente.
Por lo tanto, poner al judío en la vidriera o al Estado de Israel (el judío entre los pueblos), sirve de tapadera, ya que el verdadero conflicto es del islam y dentro del propio islam entre sunítas y chiítas, dos ramas que se enfrentan por quien será cabeza dentro de este océano que ondea una bandera color verde.
En estas tierras criollas, el momento actual social y económico, no es nada bueno. Esperemos que el presidente Milei pueda cambiar el rumbo de los acontecimientos. Pero también él, aún desde su emoción y espiritualidad, puede que no intencionalmente, ha atraído la atención de muchos sectores de la ciudadanía sobre esta pequeña minoría judía. Y demasiada vidriera para el judío no le hace nada bien.
La foto que acompaña esta reflexión, da un mensaje en esta dirección.
Shavua Tov.
Dr. Natalio Daitch