No olvidar, no perdonar

Walter Benjamín advirtió que las formas de racionalidad contemporánea, lejos de conducir a una sociedad mejor, generaban más irracionalidad y nuevas formas de barbarie. (Italo Calvino)

Dra. Bejla Rubin

El gran filósofo judío alemán Walter Benjamín, escapando del nazismo de su Alemania natal se instala en Francia. Al ver que el nazismo poco a poco va invadiendo Europa y llega a París, se dirige a la frontera catalana de Porbou intentando franquearla para llegar a España y que quizás desde allí poder emigrar, como lo hicieron otros compatriotas alemanes, a los EE.UU.

Al ver que las autoridades fronterizas no lo autorizan a pasar a España tanto a él como al grupo de personas que lo acompañan, con todo nuestro pesar, decide suicidarse en su habitación del hotel, corría el año 1940, en el mes de septiembre y él contaba con tan sólo 48 años.

Aún no se había declarado la Solución Final, ni estaban puestas en marcha a todo auge las cámaras de gas. Lo verdaderamente doloroso es que al día siguiente de su suicidio el resto del grupo sí fue autorizado a cruzar la frontera.

Su injusta y dolorosa muerte es recordada en ese puesto fronterizo entre Francia y España por un monumento realizado por el artista plástico Dani Karavan.

Al final de una escalinata en ese mismo lugar se encuentran grabadas unas palabras de Walter Benjamín que recitan: es una tarea muy ardua honrar la memoria de los seres anónimos que de las personas célebres. La construcción histórica se consagra a la memoria de los que no tienen nombre.

El denunció que cuando acontece la falta de memoria histórica será el modo oficial de cómo habrá de definir la historia, en ese relato acomodaticio los únicos que saldrán favorecidos son los poderosos, sobre todo los que portan un modo totalitario.

Y este homenaje a los muertos anónimos durante la Shoá me toca en lo personal dado que toda la familia de mi padre ha sido masacrada en Auschwitz. Padres, hermanos, sobrinos, tíos, de los cuales no sé sus nombres dado que frente a tanto horror mi padre no los podía nombrar, se quebraba en llanto y no podía omitir sonido alguno.

Mis artículos escritos durante estos quince años para el Diario Aurora han sido precisamente honrar la memoria de la Shoá, delatar sus barbaridades, recordar con dolor y espanto a sus muertos para que esa barbarie nunca más vuela a acontecer.

Y a pesar de que los métodos aplicados por los nazis han sido inaugurales, no por ello no nos han dejado un nuevo paradigma de maldad, de odio a lo judío, de querer hacer desaparecer a esa etnia, a esa religión, a esa cultura que ha nutrido a Europa, y lo han hecho con total placer y fruición al cometer su acto criminal, y es precisamente hoy en día cómo lo vemos emular, repetir con nuevas formas de masacre, nos referimos a Hamás y su inolvidable fecha histórica del 7 de octubre de 2023, dando a ver no sólo su acto barbárico, sino lo que es peor, imperdonable el que hayan tenido socios mentales, que serían los viejos-nuevos antisemitas dejando caer sus máscaras de bondad y de “buenas personas” para dar a ver nuevamente su antisemitismo, conveniente, justificado donde poder ubicar sus propias frustraciones y maldades muy apropiadas otra vez para culpar de ello al eterno judío errante, el milenario chivo expiatorio de “los Otros”, no tomando en cuenta, tal como lo vaticinó Bertold Brecha “cuando vengan por ti será demasiado tarde”, cristianos, protestantes, budistas, todos caerán en la misma consigna de ser asesinados dado que para el pensamiento árabe y sus creencias “todos somos herejes”.

Entonces, el olvido invita a la repetición, y con ella todos son cómplices de la masacre permitida y aplaudida en ese inolvidable y nefasto 7 de octubre, fecha que entrará en la historia al igual que la destrucción de los dos Templos de Jerusalén, la Inquisición española, la Shoá, y ahora la masacre y rapto de criaturas y su degollamiento en Gaza donde el mundo gentil y antisemita otra vez hace silencio, donde Ellos, los terroristas realizaron el imaginario colectivo del antisemitismo mundial y vil.

La historia oficial se escribe siempre desde el lado de los vencedores, pero hay otra historia tapada, olvidada, deformada, minimizada y encubierta por los poderosos que es la verdadera historia, la de los anhelos, sufrimientos y torturas de las víctimas y los explotados.

Pero a pesar de todo lo acontecido que no ha llegado a su final, podemos decir con orgullo y entereza moral: AUN ESTAMOS ACÁ. ¡AM ISRAEL JAI LANETZAJ!!