El lunes pasado, el primer ministro Benjamín Netanyahu se había reunido con los líderes municipales de la frontera norte de Israel, zona afectada por los cohetes y drones de Hezbolá.
En ese momento les había prometido que avanzaría en un plazo de 48 horas en la decisión acerca de los fondos para un plan de rehabilitación de la región.
Desde octubre, aproximadamente 60.000 residentes de las poblaciones cercanas a la frontera norte de Israel han sido desplazados de sus hogares debido a los ataques casi diarios con cohetes y misiles antitanque de Hezbolá y otros grupos terroristas en el sur del Líbano.
Sin embargo, el gobierno pospuso hasta el lunes la votación para aprobar el plan, valorado en 3.500 millones de NIS (cerca de 950 millones de dólares), y que ha sido criticado por ministros y líderes municipales por considerarlo insuficiente.
Algunas de las críticas vinieron de los ministros del gobierno, como el ministro de Turismo, o el ministro de Agricultura, Avi Dichter, quien criticó que los fondos se destinarán a proyectos innecesarios o ya financiados, se quejó de no haber sido incluido en el comité de ministros que gestionan los esfuerzos de emergencia, y resaltó que, por ejemplo, no se asignaron fondos para reparar la infraestructura de drenaje destruida.