Netanyahu no debería acudir al Congreso sin una invitación bipartidista

Por Chuck Freilichy Eldad Shavit

El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, anunció el 23 de mayo su intención de invitar al primer ministro Netanyahu a ofrecer un discurso a ambas cámaras del Congreso estadounidense.

Según Johnson, la invitación se extenderá independientemente de si el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, está de acuerdo.

Según informes de los medios estadounidenses, ambos están intentando coordinar una invitación conjunta y varios legisladores demócratas ya han expresado su oposición a la invitación.

La Casa Blanca se negó a responder a la pregunta de si fue consultada sobre la invitación y si el presidente tiene intención de reunirse con el primer ministro si el discurso se lleva a cabo.

Desde el comienzo de su actual mandato, Netanyahu no ha sido invitado a Washington, y el presidente Biden sólo se reunió con Netanyahu cuando las circunstancias lo requirieron (en los pasillos de la Asamblea de la ONU, antes del 7 de octubre, y durante la visita de Biden a Israel a principios de la guerra).

El último discurso del primer ministro ante ambas cámaras del Congreso fue en 2015, en un intento de impedir el acuerdo nuclear con Irán, e incluso entonces, se celebró por invitación del presidente republicano de la Cámara de Representantes y para disgusto del presidente Obama y el liderazgo demócrata.

Ellos percibieron el discurso como algo que no debería haber tenido lugar –especialmente por parte de un aliado que recibe una generosa ayuda estadounidense– y como una forma de evadir al presidente en su propio territorio, y como una burda interferencia en la política interna estadounidense, al tiempo que creó un grave golpe a las relaciones con los demócratas, que aún no han sanado.

La mayoría de los judíos norteamericanos votan por el Partido Demócrata y también sienten ira por la humillación de su presidente, que tampoco fue aprobada.

Cabe señalar que Biden era el vicepresidente en ese momento y fue partícipe de la indignación por el discurso.

Tal invitación, si en realidad proviene únicamente de parte de Johnson, debe ser rechazada de plano.

La aceptación de la invitación por parte de Netanyahu será una bofetada para la Administración Biden y el Partido Demócrata, y una vez más será percibida como una medida realizada a espaldas del mayor presidente proisraelí de la historia, que defendió a Israel de una manera sin precedentes durante la guerra.

También será recibido por el público demócrata con extrema severidad, como una especie de «traición» a los valores, un claro intento de inclinar las reñidas elecciones a favor del candidato republicano, Donald Trump, y como una clara jugada para aprovechar el prestigioso escenario estadounidense para fortalecer la posición del primer ministro en casa.

En cualquier caso, la Administración estadounidense percibe al primer ministro como alguien cuyas acciones en la guerra de Gaza, las relaciones con Estados Unidos y varias otras cuestiones están motivadas por consideraciones personales de supervivencia política, y no sólo por el interés del Estado de Israel.

Esto puede afectar varias medidas que está considerando la Administración Biden en este momento y, sin duda, la naturaleza de las relaciones entre los dos países.

Fuente: INSS – The Institute for National Security Studies