Una reciente investigación dirigida por Milan Patra junto con Ittai Ben-Porath y Yuval Dor de la Facultad de Medicina de la Universidad Hebrea podría ser la clave para los avances en la creación de un nuevo tratamiento para la diabetes tipo 1.
Lo innovador del estudio israelí es que se halló que las células beta envejecidas del páncreas humano muestran características de senescencia mientras mantienen niveles elevados de genes vitales para su función.
Entonces, estas células beta pueden liberar insulina en respuesta a la glucosa, ayudando en la regulación del azúcar en la sangre y también estimular el sistema inmunológico. Esto quiere decir que podrían ser una parte fundamental para alcanzar la regulación inmune de pacientes con diabetes tipo 1.
A nivel mundial, aproximadamente 463 millones de adultos sufren de diabetes tipo 1 y tipo 2. Para 2045, se espera que más de 700 millones de personas estén afectadas, lo que implica enormes desafíos para los sistemas de salud.
Porath señaló que “estos hallazgos sugieren que las células beta senescentes no son una carga, sino que pueden actuar de manera premeditada para mejorar la producción de insulina a medida que envejecemos, contrarrestando otros efectos perjudiciales”.