Soldados de Fortuna y algo más

En la columna de hoy, voy a abordar la problemática de los “Mercenarios” y las “Empresas Militares Privadas”, en particular en su utilización tanto por Ucrania como por Rusia, pero para ello, creo que es necesario e ilustrativo una brevísima reseña histórica, partiendo de que se entiende por “mercenario”, como quién por un incentivo en dinero, participa en un conflicto bélico para un Estado extranjero, y no siempre lo hace por una razón ideológica, nacional o religiosa.

Ahora bien, la utilización de mercenarios lo podemos rastrear en el tiempo, remontándonos al año 1500 a.e.c., en el Antiguo Egipto por el faraón Ramsés II, luego el rey persa Jerjes I, en el 484 a.e.c., utilizó mercenarios griegos en su invasión a Grecia, más tarde los romanos, utilizaron a finales del Siglo IV e.c., grupos bárbaros romanizados, y ya en el Medioevo, se extendió el servicio de tropas mercenarias por reyes, príncipes y señores feudales, tanto en Europa como en Extremo Oriente, tal es el caso de Japón con los Suika de la provincia de Kii, allá por los años 1570/1580 contra la fuerzas de Oda Nobunaga.

Esta utilización de grupos mercenarios o “soldados de fortuna” se hizo masiva en Occidente hasta la Guerra de los Treinta Años, 1618/1638, cuando entonces se fueron conformando los ejércitos nacionales con soldados profesionales, aunque hubo algunas ocasiones que si se recurrió al servicio de aquellos, como las tropas prusianas utilizados por el rey Jorge III de Gran Bretaña, para combatir junto al ejército británico contra los colonos estadounidenses en la Guerra de la Revolución Americana.

Ya en el Siglo XX, y una vez finalizada la 2da. Guerra Mundial, en el escenario de los procesos de descolonización, los grupos mercenarios fueron adquiriendo nuevamente importancia, a modo de tercerizar el accionar de las potencias coloniales, y de cierta forma, deslindar responsabilidades legales en el marco del Derecho Internacional y las Convenciones vigentes, como sucedió en el África Subsahariana, por ejemplo, en el Congo y Mozambique, pero ya para finales del siglo señalado e inicios del presente, la utilización de grupos mercenarios sufrió, digamos una sofisticación, con la aparición de las denominadas Empresas Militares Privadas, compañías que ofrecen sus servicios logísticos y operativos a un gobierno, como los casos de S.G.S.I. Group en Ruanda en 1997 o Executive Out Comes en Angola y Sierra Leona en 1998, pero las primeras operaciones públicas se dieron en Irak, en el 2004, con la empresa estadounidense Black Water, ahora con su nueva denominación Academi, y más cercana en el tiempo, la rusa Wagner Group.

En anteriores columnas hemos abordado a esta EMP rusa, que actúa como brazo militar de Moscú en conflictos armados o bien donde tienen intereses geopolíticos y geoeconómicos, y en el caso de Ucrania, ya en el 2014 actuaba en la región de Lubansk, en lo que se denominó la “Guerra del Donbás”, participó en la ocupación de Crimea, como así también en África, tanto en el Magreb, en particular en la Guerra Civil Libia apoyando al Ejército Nacional Libio liderado por el Gral. Jalifa Haftar, en el conflicto en Sudán, y más reciente en, Mozambique, Madagascar, Malí, Burkina Faso, República Centroafricana y Niger, donde tienen doble objetivo, uno está en relación directa con RR.NN. estratégicos y el otro, para combatir a los grupos yihadistas, sin olvidar la guerra civil en Siria, donde Rusia evitó la caída del régimen de Bashar al Assad.

En junio del año pasado, el grupo de la Wagner Group que actuaba en el teatro de operaciones de Ucrania, y su líder Yevgeni Prigozhin, protagonizaron una rebelión contra el gobierno ruso, en particular por las desavenencias con el Ministerio de Defensa, y tras la mediación del presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, en agosto del 2023, dos meses después de la rebelión, el avión en que viajaba Prigozhin, junto a nueve personas más., entre éstas, Dmitri Utkin, su mano derecha y el verdadero cerebro militar de la empresa, estalló en el aire sobre la región de Tver, al norte de Moscú, sin sobrevivientes.

Tras este episodio, la sucesión de Prigozhin y la continuidad de Wagner, no es una cuestión sencilla, no sólo por que desapareció la cúpula de la misma, sino también por su presencia en Ucrania, Siria, el Magreb y el Sahel en África, es una cuestión geopolítica para Moscú, en este sentido, en las regiones africanas surgió la figura de Dmitri Sytii, bielorruso, de 34 años, director de la Casa Rusia en Bangui, capital de República Centroafricana, un representante de la llamada “Nueva Generación Ilustrada Rusa”, y al que me referí en una de mis columnas de octubre del año pasado, donde si bien Sytii es una figura importante de la Wagner, se advertía que era prematuro sindicar a éste como el heredero de Prigozhin a nivel global.

El grupo está evolucionando, y hasta podría adquirir más fortaleza que en tiempos de Prigozhin, y así surge el nombre de Antón Yelizarov, alias Lotus, un ruso de 43 años, nacido en Rostov, ex militar que antes de los 25 años ya era comandante de un grupo de fuerzas especiales aerotransportadas, y que sin embargo, tras más de una década de servicios, fue expulsado del ejército luego de ser sometido a una investigación por delitos contra la propiedad, y que entre el 2015 y 2016 pasó a formar parte de Wagner.

Ya como miembro del grupo, tuvo destacada actuación en Siria, luego en el 2018 fue a la República Centroafricana donde se desempeñó como instructor, tres años más tarde, pasó a ser comandante de una unidad especial de asalto de Wagner en la guerra civil libia, y en el marco del actual conflicto ucraniano, fue quién lideró los decisivos ataques a Soledar y Bakhmut, lo que le valió que le confirieran la distinción de “Héroe de la Federación Rusa”.

Tras el evento de junio del año pasado, Yelizarov se perfilaba como el sucesor de Prigozhin, más que el hijo de éste, Pavel Prigozhin, de 25 años, pero carente de la experiencia para hacerse cargo de una empresa con la importancia y envergadura de la Wagner, y luego de meses de no saberse el paradero de “Lotus”, en febrero de este año apareció en un video, manifestando que la Wagner seguía operando en África, que se hallaba preparando la base de nuevas unidades en la región rusa de Rostov, compartiendo el predio con la 151ª. División de Fusileros Motorizados, y que formarán parte del Cuerpo de Voluntarios de la Guardia Nacional Rusa, y como líder del Grupo Wagner, ratifica la defensa del pueblo ruso y de los intereses de la Federación en todo el mundo, y esto último ha sido confirmado por las agencias y servicios de Inteligencia de Occidente.

Un detalle interesante es, que el grupo si bien sigue independiente de la estructura de las FF.AA. y del Ministerio de Defensa, ha iniciado un proceso de absorción en la “Rosgvardia” o Guardia Nacional, lo que garantiza que no se repetirían episodios como los de junio de 2023, y depende directamente del Pte. Putin, y esto también beneficia a la Wagner, que no tiene buenas relaciones con los mandos militares, es decir, se benefician ambas partes.

Es así, que tres Unidades Especiales de Asalto del grupo se unirán a una Brigada de la Rosgvardia en el frente ucraniano, mientras otros operativos de la Wagner, serán destinados al escenario africano por un período de 9 meses de contrato.

Pero lo novedoso en África, es la aparición de un nuevo grupo mercenario ruso, el “Afrika Korps”, que a diferencia de Wagner, depende del Ministerio de Defensa y está relevando a algunas unidades de esta última en, Malí, Libia, Burkina Faso y en menor medida en República Centroafricana, y esto a modo de establecer un equilibrio o reaseguro por parte del mismo Putin.
Esta nueva fuerza mercenaria, está integrada por elementos nuevos y también por aquellos de la Wagner que renuncian a ésta y se pasan al Afrika Korps, por lo cual la presencia e influencia de Moscú en el continente africano con ambos grupos mercenarios, redobla su apuesta geopolítica y sus intereses geoeconómicos, y la estrategia rusa también contempla las posibilidades que se abran en Guinea, Niger y Gabón, gobernados por Juntas Militares, y además, el actual líder de la República Democrática del Congo, Félix Tshiseked, estaría dispuesto a asociar a la Wagner, lo mismo que Muammar Dee, Pte. de Chad, tras reunirse con Putin, contrataría a Afrika Korps para combatir a los movimientos yihadistas, por todo lo señalado, el Depto. de Estado de los EE.UU., a calificado a la empresa militar privada Wagner, como una organización peligrosa asociada a las actividades de Rusia en África, con los objetivos de obtener ganancias sustanciosas de la explotación ilegal de RR.NN., en particular estratégicos, y apoyar regímenes a fines con Moscú, por lo tanto, Wagner como Afrika Korps, son actores importantes de la infraestructura militar rusa a nivel global.

Ahora bien, al inicio de esta columna señalé que el rey persa Jerjes había utilizado mercenarios griegos al invadir Grecia, pues bien, seguidamente les mostraré como la historia vuelve a repetirse.

Para fines de marzo ppdo., combatientes de nacionalidad rusa ingresaron a territorio ruso, como parte de una ofensiva ucraniana sobre Belgorod, y es que son opositores al zar Vladimir, y estos batallones de voluntarios, están integrados por elementos neonazis, que están incursionando en la región de Kursk, Rusia.

Este grupo de mercenarios rusos está financiado por Kiev, y en sus incursiones se hacen del control de algunas poblaciones por unos días, pero lo realizado en la ciudad de Belgorod, ha sido muy relevante, y al menos por tres días la controlaron, y luego se retiraron a territorio ucraniano, y estos “voluntarios rusos”, se crearon en agosto del 2022, y su líder es Denis Kasputín, alias Nikitín, de 40 años, que si bien nació en la Madre Rusia, sus padres emigraron a Alemania y allí creció, ya de joven formaba parte de los denominados “Ultras”, versión europea de los “Barra Brava”, y se adquirió notoriedad cuando se destacó durante la Eurocopa 2016, en el choque entre las barras de Inglaterra, “Hooligans” y los ultras rusos en Marsella, esto y su declarada ideología neonazi, le ha generado la prohibición de ingresar al Espacio Schengen, tras lo cual se radicó en Ucrania.

Una vez allí, se ha dedicado a fabricar su propia marca de ropa “White Rex”, cuyos principales compradores son los jóvenes militantes de grupos de ultraderecha y neonazis de Europa, promocionando sus prendas en los torneos de AMM que el patrocina, donde sólo pueden participar blancos, y es una disciplina que el mismo practica. Ahora bien, las razones que lo llevan a pelear contra Rusia, es que él y sus seguidores, quieren una Madre Rusia sólo para rusos étnicamente eslavos, y no un país multiétnico.

Este grupo mercenario neonazi, “Cuerpo de Voluntarios Rusos”, forma parte del llamado “Consejo Cívico”, una asociación de rusos expatriados que utilizan distintos sitios de la web, para incentivar a chechenos, circasianos y tártaros, a levantarse contra Moscú y buscar sus propias independencias.

En este sentido, el grupo de Nikitín ve con agrado a toda entidad que se rebele contra el Kremlin, pero no admite en sus filas a estos grupos no eslavos, por esta razón, el gobierno de Kiev en octubre de 2023, tuvo que formar otra fuerza mercenaria rusa, el “Batallón Siberiano”, que ven el conflicto de Ucrania una vía para lograr su autodeterminación, y en el campo de batalla actúa en forma coordinada con los “Voluntarios Rusos”, pues los une el mismo enemigo, Putin.

Por su parte, el campeón mundial de ajedrez el ruso Gari Kasparov, no sólo simpatiza con el grupo de Nikitín, sino que también lo financia, como parte de su colaboración con el “Consejo Cívico”, del que forma parte otro grupo armado ruso “anti-Putin”, la “Legión por Libertad de Rusia”, anterior a los dos antes mencionados, formado en abril del 2022, y se originó con soldados rusos prisioneros o que desertaron, pasando a pelear por Ucrania, y a diferencia de los otros dos grupos, no tienen ni una visión radical o racista, ni busca la desintegración de la Federación Rusa, cuya cara visible es Ilya Poromarev, un ex parlamentario, que en el 2014 fue el único que votó en contra de la anexión de Crimea, y partió al exilio en el 2016.

Es así, que tenemos tres grupos mercenarios rusos que luchan del lado ucraniano, los de Nikitín, los nacionalistas étnicos del Batallón Siberiano y la Legión por la Libertad de Rusia, y los tres se agrupan en la denominada “Fuerzas Rusas de Liberación”, a las que Ucrania les permite ingresar a territorio ruso para llevar ataques a la infraestructura energética, en particular refinerías y ductos de petróleo, que han causado un casi 30% de daño, más que el producido por las sanciones de Occidente, como asimismo, controlar temporalmente localidades y ciudades en regiones fronterizas, para crear un estado de inseguridad y un aumento de malestar de la población en detrimento de Moscú, y esto para los mercenarios rusos es reivindicar el derecho de tomar las armas como ciudadanos de Rusia en contra de Putin, y no como tropas ucranianas, mientras que en Ucrania se comportan como parte de las FF.AA. de este país, en Rusia actúan como ciudadanos independientes y rebeldes, eso si, financiados por Kiev, aunque públicamente niega esto y cualquier relación con los grupos, incluido su armado, y paradójicamente, es algo que siempre hizo Moscú en relación con el Grupo Wagner, para deslindar responsabilidades legales internacionales.

Finalizando la columna de hoy, mis conclusiones son similares a las vertidas cuando abordé la cuestión de las Empresas Militares Privadas, que en realidad son una manifestación moderna de grupos mercenarios, que tratan de explotar vacíos o zonas grises en el Derecho Internacional o en Tratados o Convenciones, como la de Ginebra de agosto de 1949, o protocolos adicionales a la citada Convención, como el de 1977, y de esta manera, ser instrumentos paramilitares de algunos Estados para lograr objetivos geopolíticos y geoeconómicos, eludiendo responsabilidades internacionales y de las Leyes de la Guerra, por eso me ha parecido apropiada una frase dicha por el personaje principal en la obra del dramaturgo inglés William Shakespeare, Julio Cesar, en su Acto III, relacionada con los mercenarios, “Grita devastación y suelta a los perros de la guerra”.-