A pesar de la orden dictada en noviembre de 2023 por la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que exigía a Siria poner fin «sin demora» a la tortura, ésta se sigue practicando «a gran escala» en el país árabe, según denunció la relatora de la ONU Alice Jill Edwards.
«Más de seis meses después no hay señal alguna de que se esté abordando la cuestión», indicó en un comunicado la relatora de Naciones Unidas contra la tortura.
La CIJ emitió esta orden tras recibir una demanda conjunta de Canadá y Países Bajos en la que acusaban al Gobierno sirio de cometer supuestas violaciones y no aplicaciones de la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, de la que Siria forma parte.
Entre las violaciones denunciadas, que aún están siendo examinadas por el CIJ, se incluía trato aborrecible a detenidos, condiciones inhumanas en lugares de detención, tortura sexual y abusos contra menores o uso de armas químicas en el país árabe desde 2011.
Ante estas acusaciones, el máximo tribunal de la ONU instó al Gobierno sirio a adoptar «todas las medidas a su alcance» para impedir actos de tortura, garantizar que ninguna persona bajo su control pueda cometer tales actos y preservar las pruebas relacionadas con dichas denuncias.
Sin embargo, según informes recibidos por la experta australiana, la tortura sigue siendo practicada «de forma generalizada, con flagrante desprecio por la vida y la salud física y psicológica de miles de personas que se encuentran en centros de detención gestionados por el Gobierno sirio».
Ante estas informaciones, Jill Edwards se mostró alarmada y pidió al país tomar las medidas provisionales ordenadas por la CIJ, las cuales, recordó, son vinculantes para el Gobierno sirio.
También denunció que, a pesar de haber presentado unas 30 comunicaciones al régimen de Bashar al Assad desde el año 2011 sobre denuncias de torturas y malos tratos, sólo ocho de éstas han recibido respuesta de las autoridades sirias hasta la fecha. EFE