Por Eldad Shavit
La competitiva campaña electoral entre republicanos y demócratas actualmente en curso en Estados Unidos, que probablemente se intensificará en los próximos meses debido en parte a las presiones dentro del Partido Demócrata tras la fallida aparición del presidente Biden en el debate con Trump, exige que Israel ejerza cautela a la hora de tomar medidas que puedan interpretarse como una injerencia en los asuntos internos de Estados Unidos.
Esto no tiene nada que ver con la cuestión de si Biden continuará en la carrera o si se designa un sustituto.
Aunque ahora parece que las posibilidades de Trump de ganar han aumentado, todavía es demasiado pronto para determinar los resultados electorales.
De cualquier manera, la conducta de Israel en los próximos meses (y ciertamente si los demócratas interpretan que las acciones que tome favorecen la candidatura de Trump) impactará en la posición del partido hacia el país en los años venideros.
Además, no se debe percibir que Israel intenta aprovecharse de la debilidad del presidente para ampliar el conflicto con la Administración estadounidense, particularmente en los próximos meses, cuando deberá afrontar graves desafíos en la guerra en la Franja de Gaza y la posibilidad de una deterioro en el frente norte contra Hezbollah, con Irán potencialmente decidiendo ampliar su participación.
Ya hoy, Israel enfrenta crecientes críticas de los legisladores demócratas con respecto a su conducta en la guerra y su voluntad de confrontar a la Administración.
El discurso previsto del primer ministro Benjamín Netanyahu ante una sesión conjunta del Congreso se llevará a cabo en un momento volátil en Estados Unidos y durante un período de relaciones extremadamente sensibles entre los dos países.
La interpretación que la Administración y los legisladores demócratas den al discurso, y especialmente si incluye críticas al presidente Biden, podría afectar su posición hacia Israel en el corto y largo plazo.
Por ello, durante su visita y particularmente en su discurso, se recomienda al primer ministro Netanyahu que se abstenga de realizar declaraciones y acciones que puedan interpretarse como una intromisión en las elecciones estadounidenses y que puedan exacerbar el conflicto con el Partido Demócrata.
El discurso es una oportunidad, pero también puede convertirse en una crisis con la Administración.
Por lo tanto, se recomienda que el discurso se centre principalmente en presentar una visión clara de la estrategia política para hacer frente a las consecuencias de la guerra en Gaza y el norte, y en los esfuerzos para formar una amplia coalición con los países árabes moderados contra Irán y sus Eje de Resistencia como pilar central el día después de la guerra, incluyendo la posibilidad de iniciar un proceso de normalización con Arabia Saudita bajo el auspicio estadounidense en los próximos meses.
Fuente: INSS – The Institute for National Security Studies