“Miami lleva la violencia en su ADN”: Pedro Medina León vive allí y cuenta el lado B del paraíso

El escritor peruano retrata un costado poco conocido de la ciudad estadounidense, en su relato “El Blues del Comanche”. “No puedes desenvolverte en sus calles sin hablar español, pero puedes hacerlo sin hablar inglés”, dice

[“El Blues del Comanche” se puede descargar gratuitamente de Bajalibros clickeando aquí.]

Existe una Miami distinta, quizá oscura. Una ciudad que ofrece algo más que distritos vibrantes, las palmeras, el mar turquesa y la playa. Como si se tratara de una transición del cielo al infierno, la ciudad tiene distintas caras. En ese contraste hay un puente de distancia, o un crimen.

¿Qué hay detrás de esta ciudad tan misteriosa como alucinante? ¿Qué cuenta un asesinato? ¿Cómo son las voces de quienes conocían a la víctima? ¿Qué oscuros secretos se esconden en las sombras de la ciudad de Miami?

Sobre esto indaga El Blues del Comanche, el relato que escribió Pedro Medina León y que Leamos -la editorial digital de Infobae- publica para ser descargado de manera gratuita.

Pedro Medina León elige el noir policial para escribir sobre un costado poco conocido de Miami (Steve L. Romero)

Pedro Medina León nació en Lima, Perú, en 1977, y vive en Miami hace 22 años. Es conferencista en historia y cultura popular de Miami para el Florida Humanities Council. Ganó el Florida Book Award 2017 por su novela Varsovia y es autor de varios libros, entre ellos, la saga protagonizada por el Comanche, conformada por VarsoviaAmericana y Bandidos.

Su relación con la literatura no termina allí: también es creador y editor de Suburbano Ediciones, y del programa cultural Escribe Aquí, galardonado con una beca Knight Arts Challenge. Hace unos meses grabó un cuento de su compatriota Santiago Roncagliolo para el podcast La oreja que lee.

El relato

En El Blues del Comanche, Medina León narra la historia de un detective privado llamado Comanche, quien se ve envuelto en una intriga que comienza con la aparición de un cadáver en el Venetian Causeway de Miami. La víctima, Gregorio Lizárraga, es un escritor argentino con una vida llena de misterios que el Comanche debe desentrañar.

A medida que investiga, el detective se mueve entre los sombríos bares de Miami Beach, la taquería La Chismosa, y los moteles de Alton Road, intentando unir las piezas de un rompecabezas que mezcla drogas, deudas, un triángulo amoroso y las sombras del pasado de Lizárraga, junto a los secretos ocultos en su novela inacabada, que podría ser la clave del caso.

Este relato ―hasta ahora inédito― formará parte del volumen titulado El Blues del Comanche, una novela compuesta por tres casos independientes y que se publicará en los próximos meses.

Cuatro preguntas

Pedro Medina León, el autor de El Blues del Comanche, responde sobre su relato:

En El blues del Comanche se narra la muerte de un hombre en una Miami que pone el foco en una Miami más latina, con personajes que no se ven en revistas, y da importancia a la vida cotidiana del lugar, ¿por qué?

El Miami del día a día es latino. No puedes desenvolverte en sus calles sin hablar español, pero sí puedes hacerlo sin hablar inglés. Ahora bien, dentro de esa ciudad hay capas o estratos. Uno es ese mundo marginal que es muy latente en Miami Beach. A diferencia de muchas otras zonas de Miami, quizá de la gran mayoría,

Miami Beach es una ciudad en la que la gente vive en las calles, hay personas en ellas caminando, yendo al supermercado, a la farmacia, a comprar un cafecito a la esquina, a tocarle la puerta a un amigo, six pack en mano, para ver un partido de la Copa América. Eso, obviamente, no se ve en las agencias de viaje que venden el paquete turístico, pero tiene sus conflictos, sus choques culturales (todos son de nacionalidades diversas), sus dramas urbanos; y me parece muy interesante como territorio literario.

El relato tiene mirada cruda y realista sobre el mundo criminal en Miami. ¿Cómo se construye una ficción con las realidades de la vida en una ciudad asociada al glamour, descanso y placer, especialmente en el contexto de la violencia y el crimen?

―Uno de los rostros de Miami es el del glamour, pero otro es el de la violencia. Miami es una ciudad que lleva la violencia en el ADN. En las noticias es habitual ver, a diario, un tiroteo aquí o tiroteo allá, y si no lo ves en las noticias, lo ves directamente: viví diez años en Miami Beach -ahora en otra zona- y no pocas veces escuché disparos de bala o vi a los forenses levantar cuerpos cubiertos de bolsas negras del asfalto. Pero eso siempre ha sido así, no es reciente ―probablemente lo más conocido sean los años ochenta, cuando Miami estuvo tomada por el narcotráfico y era una de las ciudades más violentas del mundo―. Entonces la ficción se construye desde este contexto que es tan real como el del glamour. Es simplemente de escarbar un poquito más allá del manto cliché envuelve a Miami.

El relato introduce un género: el noir tropical. En este caso, ¿el policial es un relato social de América?

―Una de las funciones que cumple el policial, es relatar el lado menos complaciente de la sociedad. No solo en América, sino en el mundo. Entonces, en ese sentido, el policial es una suerte de relato de un aspecto disfuncional de la sociedad.

El Comanche es un personaje complejo, con una vida personal que se entrelaza con su trabajo de manera casi inseparable, que recuerda a grandes detectives como Pepe Carvalho, Kostas Jaritos, entre otros, ¿Qué importancia tienen los detectives en la narrativa de hoy?

―Quienes escarbamos en los recovecos para narrar las miserias de una sociedad, necesitamos uno de estos personajes como vehículo para poder introducirnos en ella. Estos sujetos están llenos de claroscuros, son lo suficientemente ambiguos como para coquetear con el bien y el mal de una página tras otra. Desde esta premisa, pienso que siempre tendrán vigencia.

Miami es un personaje en sí mismo dentro de la trama, ¿es una ciudad más oscura que luminosa?

―Cuando leo o escribo literatura policial, me interesa la que expone a una ciudad, la que está muy cercana a la crónica urbana, quizá aquella parecida a la de Leonardo Padura o Paco Ignacio Taibo, por mencionar ejemplos. No creo que Miami sea más oscura que luminosa. Miami tiene un lado turbio o sucio enorme, como lo tienen las grandes ciudades cosmopolitas: New York, París, Londres y Madrid. Lo interesante aquí es que está muy poco “manoseado” por las letras en nuestro idioma (en inglés hay una larguísima tradición noir sobre la ciudad) y por eso cuando sale a la luz un libro así, llama tanto la atención para los de fuera, porque no están acostumbrados.