Masada es un yacimiento arqueológico en el que se encuentran los restos de varios palacios y fortificaciones que se localizan en la cumbre de una montaña en la región oriental del desierto de Judea, cerca de la costa del Mar Muerto, Israel.
Es conocido por su destacada importancia en la primera guerra judeo-romana, más concretamente el asedio de la fortaleza por parte de las tropas del Imperio romano que condujo finalmente a sus defensores a realizar un suicidio colectivo al advertir que la derrota era inminente.
Masada es también un símbolo de resistencia nacional antes de la definitiva diáspora.
Pero una reciente investigación de la Universidad de Tel Aviv relativiza la historia, sugiriendo que el sitio duró solo unas pocas semanas, y que la verdadera motivación de los romanos no fue destruir a los últimos rebeldes judíos, sino proteger la producción de bálsamo cultivado cerca de Ein Gedi.
Guy Stiebel, arqueólogo de la TAU, lideró una investigación que utilizó tecnología avanzada para analizar las estructuras de piedra y estimar el tiempo y esfuerzo que los soldados romanos necesitaron para construirlas. Los resultados del estudio arrojaron que los romanos construyeron sus fortificaciones en tan solo 11 a 16 días, y que la fortaleza fue tomada poco después.
Sin embargo, Stiebel señaló que su investigación no busca desmantelar este mito, sino proporcionar un entendimiento basado en evidencia científica de lo que realmente sucedió.