La máscara del anti-sionismo

Por Daniel Clastornik

En 1144 un niño de 12 años llamado William fue asesinado en Norwich (Inglaterra). Unos cuatro años después, el monje Thomas de Monmouth visitó Norwich y afirmó, sin ninguna evidencia, que los judíos de la ciudad habían torturado y asesinado al niño William. Rápidamente se extendieron por todo el país las acusaciones de asesinatos rituales de niños por parte de judíos. Este fue el comienzo del famoso líbelo de sangre: la idea de que los judíos asesinan niños cristianos para utilizar su sangre en la realización de rituales religiosos. Este mito se repitió en innumerables sociedades y llevó a la persecución y el asesinato de miles de judíos a lo largo de la historia.

A principios de agosto del 2024, tres niñas fueron asesinadas en Southport, en el norte de Inglaterra. Esto generó una ola de protestas en el Reino Unido, o en palabras de la BBC: “los peores disturbios que ha vivido el Reino Unido en más de una década.”. En el medio de este caos, tanto manifestantes anti-migración como manifestantes musulmanes culparon a Israel de la situación. Figuras públicas como David Miller, ex profesor de Bristol, aseguraron que “El Estado de Israel está incendiando el Reino Unido” mientas que influencers como Sneako escriben en X (Twitter) que “Lo que está sucediendo en Inglaterra es el ejemplo perfecto de cómo los sionistas manipulan los medios de comunicación para enfrentar a cristianos y musulmanes.”

Pocos días antes, grupos como Codepink culparon a Israel de interferir en las elecciones en Venezuela, llevando a los disturbios y violencia en dicho país. En la misma semana el director del Comité Olímpico de Argelia afirmó que Imane Khelif, la boxeadora que está en el centro de una controversia sobre su elegibilidad para luchar contra mujeres en las olimpíadas es víctima de una “conspiración sionista”.

Durante dos mil años los judíos fueron usados como chivo expiatorio por distintos gobiernos y sociedades. Hoy, le toca a Israel. El antisemitismo siempre recurre a la máxima autoridad moral de la época para acusar a los judíos de los peores crímenes que se puede acusar. Hace dos mil años, cuando la máxima autoridad moral era la religión, entonces los judíos eran los que iban en contra de la religión (cristiana), los que mataron a Jesús, al propio Dios. En los siglos 19 y 20, cuando la ciencia suplantó a la religión como la máxima autoridad moral, entonces los judíos ya no fueron odiados por su religión, sino por su pueblo. Los judíos pasaron a ser entonces aquellos que ponen en peligro la ciencia, el progreso, la cultura. No faltaron en la Alemania Nazi artículos pseudo-científicos que hablaban de la inferioridad del pueblo judío y la superioridad de la raza Aria. Hoy en día, la máxima autoridad moral son los derechos humanos. Naturalmente los judíos van a ser atacados desde ese lugar. ¿Cuáles son las peores acusaciones disponibles hoy? Racismo, apartheid, limpieza étnica, genocidio. Casualmente el estado judío es acusado de todas ellas. Los judíos fueron entonces perseguidos por su religión, luego como pueblo, y ahora por su estado.

Siguiendo la tradición del antisemitismo histórico, el anti-sionismo busca los temas más polémicos o controversiales en cada sociedad para vincular a Israel con ellos. Un ejemplo de ello es la campaña Deadly Exchange (Intercambio Mortal”) en Estado Unidos. Dicha campaña promueve la idea de que Israel entrena a la policía americana y les inculca racismo, que luego desemboca en violencia policial en contra de afroamericanos. Otro tema candente hoy en día es el calentamiento global; por supuesto existen grupos que ya han vinculado a Israel con eso también. El anti-sionismo nunca defrauda en su imaginación para vincular a Israel con las peores causas posibles.

Por otro lado, muchas de las acusaciones actuales en contra de Israel no son más que viejos mitos antisemitas reciclados. En la época medieval se acusó a los judíos de envenenar los pozos de agua para generar enfermedades, hoy se acusa a israelíes de envenenar las aguas de los palestinos en Cisjordania. Los judíos fueron acusados de causar la Peste Negra en Europa en el siglo 14, mientras que, algunos años atrás, Israel fue acusada de usar el Coronavirus en contra de los palestinos. Durante siglos se acusó a los judíos de ser más “leales” a su pueblo que al país donde residían; hoy se dice que son más “leales” a Israel que al país donde viven. Si en el pasado los judíos fueron acusados de asesinar niños cristianos para utilizar su sangre (el mencionado líbelo de sangre), hoy la acusación es que Israel asesina deliberadamente niños Palestinos y que los soldados israelíes sustraen sus órganos. Si los judíos antiguamente fueron acusados de traer terror” a la sociedad, hoy es Israel quien es vinculado con los atentados terroristas del 11 de septiembre, Charlie Hebdo y otros. Los judíos fueron acusados de generar el comunismo y, al mismo tiempo, de estar detrás del capitalismo. Hoy se acusa a Israel o al lobby sionista” de dominar el congreso y/o gobierno estadounidense, y al mismo tiempo de promover ideales socialistas. Los judíos fueron culpados de ser responsables de ambas guerras mundiales; hoy argumentan que Israel es el causante de las guerras y conflictos en Medio Oriente.

Muchos expertos en antisemitismo comparten la idea de que la mejor forma de entenderlo es verlo como un virus. El virus ataca al cuerpo humano, el cual se defiende a través de un sofisticado sistema de defensa: los anticuerpos. El virus entonces tiene que mutar para sobrevivir, transformarse en otra cosa para no ser detectado. De forma similar, el antisemitismo ha mutado o evolucionado a través del tiempo para poder sobrevivir, adaptándose a las distintas sociedades y contextos históricos. El anti-sionismo es la nueva mutación del antisemitismo. Es la máscara que esconde la fea cara del viejo y peligroso antisemitismo.

Se puede ver en las nombradas protestas que están teniendo lugar en el Reino Unido, cómo el odio a Israel logra lo mismo que el odio al judío: unir a la extrema izquierda y la extrema derecha. Incluso la retórica en cuanto a Israel de ambos grupos se va asemejando cada vez más. Mientras que Neo Nazis alrededor del mundo acusan actualmente a los judíos de promover un genocidio contra la raza blanca”, los activistas pro-palestinos en el mundo acusan a Israel de cometer un genocidio” contra los palestinos. En la Europa bajo el Nazismo se les gritaba a los judíos “vuelvan a Palestina”; hoy se les dice a los judíos israelíes: “váyanse de Palestina”. Para el Nazismo, los judíos no eran ni “blancos” ni “europeos” suficientes. Para los activistas pro-palestinos los judíos israelíes son colonialistas europeos, blancos, que no pertenecen al Medio Oriente. El mensaje es claro: los judíos no pertenecen a Europa y no pertenecen a Medio Oriente. En resumen: no pertenecen.

Durante siglos las distintas sociedades encontraron en los judíos un chivo expiatorio al cual culpar de todos los males de la sociedad: desde crisis económicas y des-estabilización política hasta enfermedades y muertes. “Todo estará bien una vez que ellos no estén”, hay que deshacerse de los judíos para lograr “la paz mundial”. La lógica de hoy en día culpa a Israel de muchos de los males del mundo, y busca promoverlo como el peor violador de los derechos humanos. ¿Por qué lidiar con genocidios, limpiezas étnicas, apartheid y todo tipo de injusticias y abusos de derechos humanos en el mundo, cuando se puede culpar falsamente a Israel de todos ellos en su lugar? La idea es la misma: todo estará bien cuando Israel desaparezca”. Para alcanzar la paz mundial, dicho país debe ser borrado del mapa. El embajador francés de Inglaterra lo dejó muy claro cuando declaró en 2001 que “todos los problemas actuales del mundo son a causa de ese pequeño país de mierda, Israel”.

El antisemitismo históricamente se opuso a que los judíos tuvieran los mismos derechos que los demás en las distintas sociedades donde se encontraban. El anti-sionismo se opone a que el pueblo judío tenga el mismo derecho de auto-determinación que los demás pueblos disfrutan. Oponerse (o quitarle) derechos a los judíos es antisemita. Ya sea a nivel individual, grupal o nacional. Desde hace años el anti-sionismo utiliza una máscara para ocultar su verdadera naturaleza, su verdadera cara. Pero, como estamos viendo estas semanas, y como vemos desde hace años, la máscara lentamente se está cayendo.