La enfermedad del Parkinson afecta a más de 8.5 millones de personas en todo el mundo. Es una enfermedad neurodegenerativa crónica caracterizada por el movimiento lento, la rigidez, temblor y pérdida del control postural. Se debe al déficit en la secreción de dopamina, hormona liberada por las terminaciones nerviosas de la sustancia negra.
Para cuando aparecen los síntomas motores, ya se ha perdido entre el 50% y el 80% de estas neuronas, lo que limita las opciones de tratamiento, por lo que es fundamental encontrar nuevos métodos de detección y prevención temprana.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Tel Aviv ha desarrollado un método innovador que podría permitir la detección hasta 15 años antes de que aparezcan los primeros síntomas, utilizando microscopía de súper resolución.
El equipo, liderado por el profesor Uri Ashery y el estudiante de doctorado Ofir Sade, lograron identificar agregados anormales de proteínas en células de la piel. Se centraron en dos mutaciones genéticas comunes entre los judíos asquenazíes.
Ashery expresó que esperan “que en los próximos años sea posible ofrecer tratamientos preventivos a familiares de pacientes con Parkinson que están en riesgo de desarrollar la enfermedad”.