En el marco de un proyecto de excavaciones en el Monte Sion, lideradas por el profesor Dieter Vieweger, y coordinadas por la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA) y el Instituto Protestante Alemán de Arqueología (GPIA), se han descubierto numerosos hallazgos de la época bizantina y el período del Segundo Templo, de hace más de 1.500 años.
Sin embargo, recientemente encontraron un artefacto menos antiguo pero no por eso menos sorprendente, ya que muestra vínculos históricos inesperados entre Israel y China.
Mientras preparaba el sitio para la próxima temporada de excavación, el arqueólogo Michael Chernin encontró un fragmento de un cuenco de porcelana con una inscripción china que data del siglo XVI. La inscripción está grabada en la base del cuenco y dice “Por siempre guardaremos la eterna primavera”.
Según los expertos, el objeto fue fabricado entre 1520 y 1570, durante la dinastía Ming, y es el primer hallazgo de porcelana china en Israel que lleva una inscripción, y atribuyen la presencia del cuenco en Jerusalén a las relaciones comerciales entre el Imperio Otomano, que gobernaba la región en el siglo XVI, y el Imperio Chino.
Eli Escusido, director de la Autoridad de Antigüedades de Israel, destacó que “en la investigación arqueológica ya conocíamos evidencias de relaciones comerciales entre Israel y el Lejano Oriente desde períodos más antiguos, como en el comercio de especias. Sin embargo, encontrar una inscripción china en un objeto tangible, en un lugar tan inesperado como el Monte Sion, es verdaderamente fascinante”.