El ataque en Yemen: una respuesta justificada, pero insuficiente para cambiar la realidad

Por Tamir Hayman

El reciente ataque de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en Yemen fue una respuesta justificada y marca una escalada en las reacciones de Israel al fuego de los hutíes; pero no es suficiente para cambiar la realidad sobre el terreno.

La realidad es que desde el momento en que los hutíes impusieron un bloqueo marítimo a Israel, declararon de hecho la guerra.

El bloqueo debería haberse levantado lo más rápido posible utilizando las capacidades de las FDI, en particular de la Armada.

Debido a la pesada carga sobre el establishment de defensa de Israel y el deseo de dar a la coalición internacional una oportunidad de actuar contra los hutíes; Israel se abstuvo de responder durante muchos meses.

Solo tras el asesinato de un ciudadano israelí se produjo la primera respuesta.

Desde entonces, Israel ha atacado dos veces más, destruyendo cada vez infraestructura crítica relacionada con la energía y el comercio.

En contraste, la amplia coalición internacional se ha limitado a atacar las capacidades militares hutíes y, hasta hace poco, se ha centrado principalmente en eliminar amenazas y proteger las rutas de navegación.

Dos elementos críticos han estado completamente ausentes en la campaña contra los hutíes.

Uno es atacar al ordenante, Irán, que financia y orquesta los misiles desde el Yemen.

Tanto la coalición internacional como Israel han respondido directamente al proxy [apoderado] en lugar de a la mano que mece la cuna.

En segundo lugar, no ha habido ningún esfuerzo por destruir el mando y control de los hutíes o degradar significativamente su poder militar.

En otras palabras, no hay una campaña extensa y sostenida para debilitar a los hutíes de manera que se intensifique la presión, como se ha hecho con los otros adversarios de Israel en la guerra actual.

¿Qué se debe hacer?

Se precisa una campaña sostenida, no solo una operación aislada.

Tal campaña requiere diferentes capacidades de inteligencia y ataque.

Israel necesita construir capacidades operativas que permitan una mayor flexibilidad y precisión.

Estas capacidades, dada la distancia de Israel, requieren un nivel diferente de organización.

Al elegir qué rama debe liderar la campaña – entre la Fuerza Aérea y la Armada-, la Armada tiene ventajas significativas en estas áreas.

Además, más allá de las capacidades tácticas, Israel debe llevar a cabo una campaña militar que tenga como objetivo a los hutíes como sistema militar cohesivo.

Esto implica abordar cuestiones operativas para alterar fundamentalmente la motivación y las capacidades de los hutíes:

¿Quiénes son sus comandantes?

¿Cómo está estructurada su logística?

¿Qué capacidades permiten sus continuos ataques?

¿Cómo se puede aislar el área de operación de los hutíes en Yemen?

Y, ¿se pueden plantear amenazas directas contra sus comandantes como forma de apalancar las probadas capacidades de Israel?

A nivel estratégico, está claro que un acuerdo por los rehenes y el fin de la guerra en Gaza pondrán también fin al conflicto con los hutíes.

Incluso sin ninguna conexión con los hutíes, traer de vuelta a los rehenes es una misión digna y moral.

Pero esto solo no es suficiente: es necesario demostrar un tipo diferente de fuerza contra ellos, incluidas acciones sobre el terreno por parte de la Armada, como atacar a los comandantes, erosionar las capacidades y poner de relieve que un bloqueo marítimo a Israel requiere un alto precio.

No podemos permitirnos nada menos.

Fuente: INSS – The Institute for National Security Studies

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