Por Raquel Markus – Finckler / @escritora.creativa
Dicen que pensar en los “que hubiera pasado si…” es un acto de puro masoquismo, una torpeza y un ejercicio angustiante que no lleva a ninguna parte, al menos no a lugares “sanos”.
Indudablemente debo tener un poco de masoquista, algo de torpe y supongo que bastante de necia.
Para mí resulta casi inevitable que, ante situaciones tan difíciles como las vividas recientemente en Israel, mi mente busque respuestas y alternativas. Tal vez por eso me pregunto cómo sería la actual realidad si hubiera habido una mayor solidaridad internacional con la posición israelí en su guerra contra un grupo terrorista, que solo pretende su destrucción, y si las aparentes soluciones a este conflicto hubieran sido más justas y equitativas para el lado del Estado y del pueblo de Israel.
La liberación reciente de las tres jóvenes rehenes israelíes plantea interrogantes sobre los costos humanos y políticos de estos eventos. ¿Por qué la liberación de civiles inocentes debe ir acompañada de concesiones que parecen recompensar a los perpetradores? ¿Cómo podemos construir un futuro en el que la violencia y el secuestro no sean utilizados como herramientas políticas?
Es importante reconocer el sufrimiento de todas las víctimas de la violencia y el terrorismo, sin importar su origen o religión, y, al mismo tiempo, es legítimo que una sociedad tan afectada como la israelí clame por justicia y reparación. Me toca esperar que en el futuro la comunidad internacional trabaje de manera conjunta para encontrar soluciones pacíficas y duraderas a los conflictos que afectan a la región sin pedir un sacrificio tan extraordinario a la nación judía.
No puedo dejar de preguntarme: ¿cómo es posible que liberar a tres chicas secuestradas por una agrupación terrorista solo fuera posible si Israel aceptaba la excarcelación de varias decenas de asesinos dispuestos a cometer una y otra vez los terribles actos que los llevaron a prisión?
Muchos judíos nos preguntamos por qué la presión internacional no ha sido suficiente para garantizar soluciones más justas y equitativas. La liberación de los rehenes israelíes (las actuales y los futuros), aunque es un alivio, plantea interrogantes sobre los costos humanos y políticos de estos acuerdos.
Es difícil no sentir frustración ante la incertidumbre y el dolor que enfrentan las familias de los rehenes. La violencia y el terrorismo tienen un impacto devastador en todas las comunidades, y es natural que aquellos que han sufrido directamente sientan una profunda tristeza y enojo.
Me cuesta trabajo no pensar en el precio que tendrá que pagar la sociedad israelí ante la excarcelación de tal cantidad de delincuentes, ¿cuántos atentados terroristas más tendrá que soportar Israel?, ¿cuánta muerte y cuánta destrucción dejarán a su paso?, ¿cuántas familias quedarán enlutadas, mutiladas y traumadas por lo actos que puedan cometer estos recién liberados delincuentes?
No he parado de llorar ante las imágenes que muestras a las tres jóvenes mujeres israelíes secuestradas por el terror que vuelven a casa, a su país, a sus familias luego de meses de vivir la peor de las pesadillas… Me gustaría que eso también suceda muy pronto con los más de noventa rehenes que siguen en manos del terror, aunque no sepamos a ciencia cierta cuáles siguen vivos…
Desafortunadamente ya sabemos que varios de ellos no lo están y ninguna de las familias que esperan a los suyos está preparada para recibir la peor de las noticias…
Al pueblo judío le ha tocado a lo largo de la historia sobreponerse a las circunstancias más aciagas posibles: exilios, esclavitud, matanzas, expulsiones, pogromos, genocidio, intolerancia, agresiones humillaciones y atropellos de todo tipo y, a pesar de todo, seguimos aferrados a la vida, a la fe, a las tradiciones, a nuestra cultura y religión… y un poco de todo eso es lo que he tratado de expresar en la letra de mi nueva canción: Diluvio y fe.
Soy consciente de que mi nueva canción es solo una pequeña gota en ese vasto océano de experiencias. Sin embargo, como artista, siento la responsabilidad de utilizar mi voz para expresar las emociones que nos unen como humanidad. Resulta un desafío inmenso intentar encapsular la experiencia de un pueblo que ha enfrentado tantas adversidades a lo largo de la historia. En mi canal de YouTube: No alcanzan las palabras, puede ser vista y escuchada esta letra convertida en canción gracias a la ayuda de la Inteligencia Artificial.
“Diluvio y fe” forma parte de un Proyecto Literario y Artístico mucho más grande (que comprende una publicación digital, veinte video poemas, dos pequeños cortos con participación de reconocidos artistas plásticos, tres canciones (con sus respectivos videos), y con la ayuda de Dios, instituciones comprometidas y personas maravillosas pronto contaremos también con una publicación en físico y una exposición de arte itinerante… y apenas estamos empezando…
La respuesta positiva que he recibido a la canción ‘Hay sueños que se pelean’ me llena de esperanza. El hecho de que esta obra haya resonado en tantas personas alrededor del mundo, con más de treinta y dos mil vistas, me motiva a continuar creyendo, creando y compartiendo.
Al mostrar mi poesía y mi música, espero tocar las fibras más sensibles de aquellos que buscan un espacio para la empatía y la solidaridad. A través de las notas y las letras, anhelo construir puentes que conecten a personas de diferentes orígenes y creencias.
Los invito a unirse a nosotros en esta jornada de sensibilización y empatía. Cada like, comentario y compartición es un paso más hacia la construcción de un mundo más justo y compasivo. Juntos, podemos alzar nuestras voces por aquellos que sufren y exigir un futuro más seguro y justo para todos. Seguiremos clamando por el regreso a casa de todos y cada uno de nuestros secuestrados.
Los dejo aquí con la letra de mi canción y una invitación para que sigan el link y puedan ver de qué manera la música, la voz y la imagen sirven para completar el impacto, el mensaje y la emoción cuando no alcanzan las palabras.
Link: https://youtu.be/LcmmS2_Ni7I?si=DMM93OZIyOU24PkJ
Am Israel Jai!
Diluvio y fe
Por: Raquel Markus – Finckler / @escritora.creativa
Por encima de los murmullos
que se levantan cuando pasamos,
arde en las venas la sangre vieja
de un pueblo noble
que se renueva.
Herederos de las visiones de reyes y de profetas,
extendemos sobre el mantel los sueños y las promesas
que siempre hemos llevado atados como bandera.
Somos el pueblo que se empecina.
Somos la marcha que no termina.
Somos semilla, somos anden.
Somos diluvio
y somos fe.
Contradictorios como ninguno.
En parte ruego y en parte alivio.
Seguimos sembrados en nuestra tierra
como un olivo que en germinar empeña su identidad.
Brotamos como la miel de las abejas
que siempre vuelan de flor en flor,
de nido en nido,
de sol a sol.
Cubrimos nuestras heridas,
lloramos nuestras partidas,
vencemos al vendaval
de cada tiempo y cada lugar.
Somos guerreros que buscan paz
y los guardianes de la verdad.
Los más incautos.
Los más temidos.
Los que más creen en sus simientes.
Rezamos alto.
Lloramos quedo.
Creemos siempre.
Bailamos fuerte.
Somos la patria de los dolientes.
Somos el pueblo de los valientes.
Raquel Markus – Finckler
Periodista . Escritora . Poeta . Editora
@escritora.creativa
La entrada VIDEO: Poema, canción, reflexión… Diluvio y fe: un intento de aproximación al pueblo judío se publicó primero en Aurora Israel Noticias en Español.