Más de 2.000 hectáreas fueron arrasadas por el fuego cerca de Jerusalén. Las autoridades investigan si hubo intencionalidad. El accionar de los bomberos y gestos de heroísmo evitaron una tragedia mayor.
En plena conmemoración del 77º aniversario de la independencia de Israel, el país se ve afectado por uno de los incendios forestales más extensos de la última década. Las llamas, que comenzaron en las cercanías de la ruta 1 que conecta Tel Aviv con Jerusalén, destruyeron completamente el bosque de Canadá y causaron importantes daños en la zona de Latrún, un sitio de valor histórico y simbólico.
El profesor Natalio Steiner, en su habitual crónica desde Israel, explicó que más de 98 unidades de bomberos trabajaron durante horas en condiciones extremas para contener los seis focos que aún permanecen activos. A la complejidad del terreno se sumaron factores climáticos como el viento y la baja humedad. Aunque la ruta 1 fue reabierta, los equipos siguen desplegados en zonas críticas. En cuanto a la ayuda internacional, ya han arribado aviones hidrantes desde Chipre y se espera la llegada de más desde Italia y Croacia.
El primer ministro Benjamín Netanyahu confirmó la detención de 18 personas, entre ellas una arrestada con materiales inflamables, lo que apunta a la posibilidad de incendios intencionales. Sin embargo, las autoridades llaman a la cautela y recomiendan esperar el avance de las investigaciones para evitar generar tensiones innecesarias.
En contraste con el incendio del Monte Carmelo en 2010, que dejó múltiples víctimas fatales, en esta ocasión no se registraron pérdidas humanas, aunque se evacuaron cientos de personas y se reportaron algunos heridos leves, entre ellos bomberos que ya han retomado sus labores. El éxito en la prevención de víctimas se debe en parte a la rápida respuesta de los equipos de emergencia y a actos individuales de valentía.
Uno de esos actos fue el del oficial de tránsito que, al ver una familia atrapada entre las llamas, logró rescatarla en su moto, conduciendo con una mano mientras sostenía a una niña con la otra. Otro ejemplo fue el de un bombero druso que, en medio del caos, salvó un rollo de Torá de una sinagoga amenazada por el fuego.
Las tareas de reforestación quedarán en manos del Keren Kayemet LeIsrael, que ya inició campañas para promover la donación de árboles, tanto como gesto ecológico como acto simbólico de renovación. La recuperación llevará tiempo, pero el compromiso con la preservación del entorno y la memoria histórica sigue firme entre los ciudadanos.
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