Israel ha intensificado su intervención en Siria con una serie de bombardeos y un inusual despliegue de tropas en el sur del país, alegando la necesidad de proteger a la comunidad drusa frente a una ola de violencia sectaria que ha dejado más de un centenar de muertos.
En un comunicado oficial, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) informaron que atacaron una base militar, cañones antiaéreos e infraestructura de misiles tierra-aire en territorio sirio. La operación, realizada con aviones de combate, tuvo como objetivo neutralizar amenazas militares y enviar un “mensaje claro” al actual gobierno sirio, al que Israel acusa de no proteger a las minorías, particularmente a los drusos.
Los ataques incluyeron bombardeos en los alrededores del palacio presidencial de Damasco, así como en las regiones de Deraa, Hama y Latakia. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), se trataron de “los ataques más violentos del año”. La agencia estatal siria SANA reportó la muerte de al menos un civil en la localidad de Harasta.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el ministro de Defensa, Israel Katz, respaldaron públicamente la ofensiva y afirmaron que Israel “no permitirá amenazas” contra los drusos ni el establecimiento de fuerzas hostiles cerca de sus comunidades. En paralelo, cinco ciudadanos drusos heridos en Siria fueron evacuados a Israel para recibir atención médica.
La comunidad drusa, que habita principalmente en la provincia de Sueida y en los Altos del Golán, se ha visto envuelta en violentos enfrentamientos con fuerzas leales al gobierno sirio. La violencia se habría desencadenado tras la difusión de un mensaje considerado blasfemo por grupos afines al régimen, lo que desató disturbios en varias localidades. Según el OSDH, los combates dejaron al menos 102 muertos, incluyendo a 40 combatientes drusos emboscados en la ruta entre Sueida y Damasco.
El líder espiritual druso, Sheikh Hikmat al-Hijri, denunció públicamente una “campaña genocida injustificable” contra su comunidad y pidió la intervención de fuerzas internacionales para detener lo que calificó como crímenes contra su pueblo. Las autoridades sirias, por su parte, negaron estas acusaciones y reafirmaron su compromiso con la protección de todas las comunidades del país.
La ONU y varios países, entre ellos Alemania, Qatar y Arabia Saudita, condenaron los ataques israelíes por considerar que violan la soberanía siria. El enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen, exigió a Israel cesar sus operaciones y respetar el derecho internacional.
El despliegue militar israelí se concentra, según fuentes locales, en la provincia de Quneitra, fronteriza con los Altos del Golán. Aunque el Ejército israelí evitó ofrecer detalles sobre el número de efectivos, reiteró su disposición a intervenir si la seguridad de los drusos se ve amenazada, especialmente tras la caída del régimen de Bashar al-Assad a fines de 2023.
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