Se atenúan las muestras de oposición hacia Israel en Eurovisión 2025

Unos 19 meses después de los atentados terroristas de Hamás y el inicio de la ofensiva en Gaza, Israel llega a Eurovisión 2025 sin verse sometida a la crispación del pasado año.

Esta ha sido una edición notablemente más tranquila frente a lo vivido en mayo de 2024, cuando cobraron gran protagonismo los abucheos a su entonces representante, Eden Golan, así como las multitudinarias manifestaciones en las calles de Malmö (Suecia) contra su presencia en el festival.

Rodeada la artista siempre de un gran dispositivo de seguridad y excluida prácticamente de todas las actividades oficiales, las tensiones se manifestaron incluso de puertas para dentro, con encontronazos públicos con representantes de otros países, una imagen muy rara en este otrora espacio de concordia y convivencia.

Un arranque más agitado

Lejos de regresar con un perfil más bajo, Israel, que logró movilizar una buena cantidad de puntos del televoto europeo en 2024 (fue segunda en voto popular), escogió como candidata en 2025 otra balada fácilmente interpretable en clave coyuntural, ‘New Day Will Rise’ (Otro día llegará, en español).

A ello se sumaba el fuerte valor simbólico de la elección de su intérprete, Yuval Raphael, que fue una de las supervivientes de un festival electrónico asaltado en los ataques de 2023. Sobrevivió tras ocultarse en un refugio, entre decenas de cadáveres hacinados contra los que Hamas volvió a disparar.

La premisa de partida es que siguiera la tensión. De hecho, la organización Artists For Palestine UK publicó una carta hace solo unos días firmada por más de 70 exparticipantes de Eurovisión que pedían la salida de Israel, entre ellos, el portugués Salvador Sobral.

A ello se sumaron las palabras de la última persona que ganó este concurso, precisamente para Suiza. “No apoyo que Israel forme parte de Eurovisión en este momento”, declaró Nemo a The HuffPost, alegando que las acciones de ese gobierno van en contra de los valores de Eurovisión de paz, unidad y respeto a los derechos humanos.

La oposición se relaja

“Me he preparado para ser abucheada”, reconoció Raphael hace unos días a la BBC, aunque la oposición que finalmente ha encontrado dista mucho de la que sufrió su antecesora.

No hay esta vez ni tanques ni francotiradores en las azoteas de los edificios adyacentes al recinto de Eurovisión, el St. Jakobshalle. Por contra, en las bucólicas calles y plazas de Basilea se multiplican los espacios encomendados a la música en vivo, con el público entregado a esas actividades.

También el aislamiento de Israel se ha aliviado ligeramente. A diferencia del año pasado, su representante sí que participó el pasado domingo en el desfile de tranvías organizado con motivo de la recepción oficial en el ayuntamiento, aunque no atendió a los medios a su llegada.

A lo largo de ese recorrido se produjo el acto de desaprobación más notorio de esta edición, pues se desplegaron multitud de banderas palestinas a su paso, con pitidos y peinetas, y alguno de los asistentes hasta llegó a sentarse delante del vehículo.

En el ensayo general con público celebrado este jueves, la cantante volvió a sufrir pitidos y abucheos durante toda la canción y se expulsó a seis personas que fueron identificadas como las responsables, según informó la televisión suiza. La segunda semifinal se desarrolló sin embargo sin incidentes, solo con algún abucheo casi inaudible al inicio de su actuación.

Tampoco en las calles se ha visto la misma oposición que en Malmö, la ciudad europea con la mayor proporción de población musulmana, un 20%, un dato que contraste con la naturaleza de Basilea, que fue la sede en 1897 del Primer Congreso Sionista, por lo que se considera que es el lugar en el que nació este movimiento.

Javier Herrero de Efe colaboró con este artículo de Aurora.

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