Por Claudio Avruj
Pregunte el miércoles próximo pasado en una reunión institucional a representantes de la AMIA, porque en la foto que acompañaba la impactante noticia de Daniel Santoro en Clarín del último domingo, sobre el hallazgo de material nazi en la Corte Suprema de Justica, la representación de la AMIA estaba dada por Eliahu Hamra, el gran Rabino de la Institución. Las respuestas fueron tres: 1. La verdad, lo invitaron a él. 2 No Lo sé. 3. No preguntes.
Lo cierto, lo grave, es que ante tan importante evento como lo fue el mencionado, la AMIA, como institución no fue invitada. Este episodio no habla mal de la Corte Suprema, por supuesto que no, sino que deja en claro la gravedad de la delegación que durante años, distintas cadencias de dirigentes de la AMIA hicieron de la institución en la figura de Hamra.
Lo ocurrido días atrás con la orgullosamente autopublicitada reunión en el despacho del senador Parrilli, invitándolo a sumarse al acto por la memoria del atentado en el mes de junio se inscribe en esa irresponsabilidad dirigencial comunitaria.
Debe quedar claro, que el cuestionamiento a Parrili no es por su pertenencia partidaria o ideológica, a la cual legítimamente muchos miembros de la comunidad adscriben, sino al hecho que el senador esta porfiado por encubrimiento agravado y estorbo de un acto funcional en la causa por el escurrimiento de Irán en atentado a la AMIA y fue además siempre activo en denigrar al fiscal Nissman tras su muerte.
El diálogo, las fotos sonrientes, (incluyendo recibir autografiado el libro de Cristina Kirchner) y el posteo orgulloso hecho por Hambra representa una ofensa a las víctimas, a los familiares y a las instituciones.
En lenguaje político llano, el título de ese posteo bien sería la AMIA, porque el convite fue hecho en nombre de ella, blanquea y da una mano a Parrili y Cristina, arrobada en el posteo.
Fue Luis Czyzewski una vez más quien nos alertó de lo sucedido. Luego algunas voces nos expresamos públicamente y otras necesarias callaron o hablaron en privado porque en el poder delegado a Hambra está también haberlo convertido, vaya uno a saber porque, en decisivo a la hora de formular alianzas para elecciones de AMIA, DAIA y ahora OSA. Incluso se dice sin vergüenza en los pasillos comunitarios que será él quien define al sucesor del actual presidente de AMIA.
El episodio es grave, minimizarlo es y será otro error en el análisis político que muchos hacen incluido el protagonista, que sigue explicando su inspiración pluralista en lo hecho y en la obligación de hablar con todos. Como vimos el conflicto ocupó el espacio en todos los medios periodísticos. Es grave porque trasciende a Hamra y a la AMIA que queda absolutamente debilitada y desautorizada, coloca a la comunidad organizada en un lugar riesgoso, confuso y de desprestigio ante la opinión pública y los actores políticos nacionales. Solo los necios, los fanáticos y los ignorantes pueden hacer caso omiso a esta realidad.
Entiendo que postergar sin fecha el evento por la Memoria fue la mejor salida que encontró la AMIA ante lo sucedido. No habrá evento.
Pero con esa decisión deberá llegar otra que es la que la actual conducción y la que en pocos días asumirá tiene que tomar: definir y controlar las funciones del gran rabino Eliahu Hamra, que a todas luces son en el ámbito religioso y halájico. No en el politico y no en la representación más allá de los temas de culto.
Y la dirigencia deberá aprender de sus errores y omisiones. Lo sucedido excede a Hamra, involucra a muchos que le permitieron crecer sin mérito alguno.
Tenemos que saber crear cada día una comunidad que brille. Es lo que la gente y la sociedad espera siempre.
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