La propuesta del general David Zini para suceder a Ronen Bar al frente de la agencia de inteligencia interior israelí, el Shin Bet, supone un desafío claro al Tribunal Supremo de Israel, que declaró ilegal el despido del actual.
El primer ministro, Benjamín Netanyahu, anunció el pasado jueves su propuesta para el cargo, un día después de que el alto tribunal israelí dijera que el despido del actual jefe del Shin Bet, Ronen Bar, no se ajusta a la legalidad, y de que la fiscal general del Estado, Gali Baharav-Miara, le avisara de que no podía nombrar a otro.
Su nombramiento, que debe ser ratificado por el gobierno, amenaza con poner en entredicho la neutralidad de la agencia, y varios altos cargos han amenazado con dimitir si se materializa, publicaba este domingo la cadena pública israelí, Kan.
Los responsables han expresado dudas sobre sus posturas, calificando el nombramiento de “político”, según la fuente.
Zini, con una larga carrera en el Ejército, forma parte de la comunidad sionista religiosa, cuyo máximo exponente, Bezalel Smotrich, ejerce actualmente de ministro de Finanzas.
Según el periódico Haaretz, numerosos oficiales, en activo y retirados, ensalzaron las habilidades como combatiente de Zini, pero expresaron dudas sobre su capacidad de liderazgo y sobre su falta de experiencia relevante para el puesto.
El medio, además, publicó a finales de enero que el propio Netanyahu había rechazado nombrar a Zini su secretario militar. Zini, al contrario que Ronen Bar, no tiene experiencia previa en el Shin Bet, y apenas ha estado involucrado en labores de inteligencia.
Además, a lo largo de la guerra, ha mostrado una línea muy dura con Hamás y ha llegado a decir que la eliminación del grupo terrorista es más importante que rescatar a los rehenes, según Haaretz.
La mayoría de la oposición se ha mostrado en contra del nombramiento de Zini, pero no por considerarlo poco preparado para el cargo, sino por el “conflicto de intereses” que, según la Justicia, debería impedir a Netanyahu elegir al sucesor de Bar.
La semana pasada, el Tribunal Supremo israelí dictaminó que el despido en marzo de Ronen Bar fue “ilegal”, en parte porque el Shin Bet está investigando el ‘Qatargate’, un caso sobre las conexiones de miembros de la oficina de Netanyahu con Qatar.
La propia fiscal general del Estado dijo expresamente que Netanyahu no debe tomar parte en el proceso de elección de un sucesor para Bar, que abandonará el cargo por propia voluntad el próximo 15 de junio, un dictamen que el primer ministro ignoró al anunciar poco después a Zini como su candidato.
“Lo que Netanyahu está haciendo ahora al nombrar al jefe del Shin Bet es un sabotaje al sistema de seguridad. Nombrar al jefe del Shin Bet, violando la sentencia del Tribunal Supremo, pone en el lodo político a la organización que protege el santuario de nuestra seguridad y democracia”, dijo este lunes en el Parlamento israelí Benny Gantz, uno de los líderes de la oposición.
El laborista Yair Golan, líder de los Demócratas, afirmó por su parte que “Netanyahu busca nombrar a una persona leal a él y no al Estado de Israel, que prefiere la ‘guerra eterna’ a la liberación de los 58 rehenes retenidos por Hamás”.
Para tratar de hacer frente a parte de las críticas, la oficina de Netanyahu aseguró este viernes que Zini no estará involucrado en la investigación del ‘Qatargate’.

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