Behar. En la montaña. Reflexión.

Behar y Bejukotai. En la montaña y en mis estatutos.
Capítulos finales. Libro de Levítico

En la montaña.

O desde la montaña, desde la cima y la altura las cosas se ven de otra forma. Con otra mirada y amplitud.

Podemos ver cuan pequeños nos vemos desde arriba. O cuan pequeño somos a los ojos de Hashem.

Pasajeros en tránsito. 

El precepto de Shemitá, o descanso de la tierra cada 7 años, amén de ser una enorme prueba para cada judío. Siendo una inapelable lección de nuestra finitud y transitoriedad en nuestra vida terrenal y en este mundo físico.

De hecho, nada nos llevamos, y todo queda en el terreno. Ningún bien material sea billete o inmueble, cuando somos llamados al reposo permanente del cuerpo y el regreso del alma a su fuente.

Para concluir, el séptimo año, se corresponde en la Cábala con la Sefirá de Malkut (el reinado, el mundo de la materia).

Subir la montaña.

Es decir, elevarse o superarse, en forma integral. En particular, en el aspecto espiritual y en el cumplimiento de los mandamientos.

Moshé debe subir la montaña a los fines de recibir la Torá, y cada judío debe intentar o esforzarse en emularlo (imitarlo).

Copiar lo bueno. Hacer lo mismo que vemos de otro en positivo.

La Torá es enseñanza.

De arriba para abajo. Final.

En resumen, la Torá no se encuentra en el Olimpo (morada de los Dioses en el paganismo), por ende, debe ser bajada al mundo denso y de la prueba, y del ocultamiento divino. Al mundo de los conflictos, y de las dudas, y del esfuerzo y de las luchas donde algunas son de victoria y otras son derrotas. Al mundo de las tentaciones y de los pecados. Al mundo de las injusticias, y de los misterios, y por ello reitero hay que subir para luego bajar, y que la sabiduría infinita sea un bálsamo en nuestro diario transcurrir.

En definitiva, la Torá es luz, para disipar tanta oscuridad. Es el regalo divino y el GPS o mapa cartográfico, a los fines de poder recorrer de la mejor forma posible las turbulentas aguas de la existencia y poder servir de la mejor forma posible al Creador de todo lo existente, que es la causa que no tiene otra causa que la preceda.

Y, por ende, este domingo por la noche, festejaremos Shavuot o la entrega de la Torá en el monte de Sinaí.

Coincidiendo con el mes de Géminis o teomím (los mellizos) o las dos tablas que trajo el padre de todos los Profetas, y en sintonía con el comienzo del libro de Bamidbar o en el desierto. Allí donde la Torá fue otorgada, ya que el desierto es efker (no es de nadie en particular), por lo tanto, la Torá es de todos sus hijos, de aquellos que la abrazan y aún de aquellos que la rechazan. Para todos los iehudím sin excepciones ni privilegios.

¡Jag Sameaj!!

Dr. Natalio Daitch

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