La popularidad de Israel se desploma en medio de derechos comprimidos y mucha polarización

Una encuesta reciente realizada por YouGov, con el proyecto EuroTrack, destaca un cambio importante en la opinión pública occidental con respecto a Israel.

En seis países clave de Europa Occidental —Alemania, Francia, Dinamarca, Italia, España y el Reino Unido— la percepción del Estado judío ha alcanzado niveles históricamente bajos.

Entre el 13% y el 21% de los encuestados expresa una opinión positiva de Israel, mientras que la proporción de opiniones desfavorables varía entre el 63% y el 70%.

Esta tendencia refleja un cambio profundo en la dinámica del consenso en torno al conflicto palestino-israelí.

La medida más indicativa está representada por el valor de la “favorabilidad neta”, es decir, la diferencia entre opiniones favorables y desfavorables. Los datos indican -44 puntos en Alemania, -48 en Francia, -54 en Dinamarca, -52 en Italia, -55 en España y -46 en Reino Unido. La fuerte polarización señala un aumento de la hostilidad o al menos del escepticismo hacia las políticas israelíes, que deben leerse en el contexto del conflicto que comenzó el 7 de octubre de 2023.

El ataque de Hamas representa una cesura importante: la respuesta militar israelí en Gaza ha producido un gran número de víctimas palestinas; Un equilibrio, junto con las imágenes y noticias de destrucción difundidas por los medios de comunicación internacionales, que ha tenido un profundo impacto en la opinión pública europea, desplazando el centro de gravedad de las simpatías.

Sólo una minoría de los encuestados, entre el 6 y el 16 por ciento, dependiendo del país, cree que Israel ha respondido proporcionalmente a los ataques sufridos. Al mismo tiempo, el apoyo o al menos la simpatía por la causa palestina está creciendo, con un porcentaje de personas que se identifican más con los palestinos entre el 18% y el 33%, en comparación con el 7%-18% que expresa una mayor identificación con Israel.

Los datos fotografían un cuadro en el que el consenso histórico hacia Israel parece estar en crisis. Las expectativas de una paz duradera en Oriente Medio siguen siendo bajas, ya que sólo entre el 15% y el 29% de los encuestados cree que un acuerdo de paz es realista en los próximos diez años. Este pesimismo refleja la complejidad de un conflicto que ha estado arraigado durante décadas y que ahora está cada vez más polarizado.

En este contexto, Gadi Luzzatto Voghera, director de la Fundación Centro de Documentación Judía Contemporánea (CDEC), ofrece una interpretación fundamental: “El término es ‘complejidad’. Es, a todos los efectos, exactamente lo contrario de la propaganda y tiene el defecto -en términos de marketing intelectual y político- de no ofrecer al público las certezas que busca”.

Luzzatto Voghera reclama un análisis riguroso y complejo, que evite simplificaciones y manipulaciones del lenguaje. Y advierte: “Todo el trabajo de crecimiento civil realizado en el contexto de la reflexión sobre la memoria del Holocausto corre el riesgo de debilitarse, y esto es perjudicial para nuestras democracias”.

Las repercusiones también se reflejan en las decisiones políticas de los gobiernos europeos. Alemania, tradicionalmente uno de los más simpatizantes de Israel, autorizó exportaciones de armas por valor de 485 millones de euros entre octubre de 2023 y mediados de mayo de 2025. Sin embargo, el apoyo político no es un hecho en la opinión pública: el 73% de los alemanes apoya la adopción de controles más estrictos sobre las exportaciones de armas a Israel, y el 30% incluso está a favor de una prohibición total.

La divergencia entre las posiciones gubernamentales y las percepciones de los ciudadanos es cada vez mayor. Y es alarma para la difusión del antisemitismo, que Luzzatto Voghera define como un fenómeno estructural, arraigado en las sociedades europeas: “Quizás, en toda Europa, pero especialmente aquí en Italia, todavía no hemos llegado a un acuerdo con esta evidencia y con nuestra historia”.

El antisemitismo, continúa, no es un problema limitado a episodios aislados, sino una amenaza que pone en cuestión los derechos y libertades fundamentales: “Si los estudiantes judíos o israelíes tienen miedo de ir a las universidades, se cuestiona el derecho a estudiar. Si las sinagogas están custodiadas por la policía y asistir a ellas se convierte en un riesgo, es la libertad religiosa en Italia la que se ve amenazada”.

Frente a estos desafíos, el CDEC y su gestión se centran en la educación y el conocimiento como herramientas indispensables para combatir los prejuicios y la discriminación. Luzzatto Voghera dice: “En un momento en el que las armas parecen prevalecer, damos rienda suelta a las nuestras: formación, herramientas didácticas, conocimientos históricos, para razonar sobre el Holocausto, el antisemitismo, los derechos humanos. Es la respuesta que asegura nuestro futuro”. El desafío hoy es promover un debate basado en la complejidad, el conocimiento y el respeto a los derechos humanos, capaz de superar la polarización y la simplificación.