Por Avishay Ben Sasson-Gordis
En Washington, miles de soldados y decenas de vehículos militares pesados se preparan para el desfile conjunto conmemorativo del 250 aniversario del Ejército estadounidense y del cumpleaños del presidente Trump (79), programado para el 14 de junio.
Durante su primer mandato, Trump intentó organizar un desfile militar por las calles de la capital estadounidense, inspirado en uno similar que había visto en París, pero fue bloqueado por los líderes del sistema de defensa y su Estado Mayor, quienes lo consideraron antiestadounidense y un despilfarro.
Al mismo tiempo, y en un ambiente muy diferente, el Ejército estadounidense se dirige a otra ciudad estadounidense.
En Los Ángeles, California, la Casa Blanca ha ordenado el despliegue de 2000 efectivos de la Guardia Nacional.
Esto tras las manifestaciones de los últimos dos días, en las que participaron cientos de personas, en protesta por las redadas en las empresas para el arresto y deportación de personas indocumentadas.
La orden actual otorga a la Guardia Nacional —una fuerza de reserva entrenada tanto para misiones militares como nacionales— autoridad limitada para proteger a las fuerzas e instalaciones federales, pero no permite su participación en operaciones policiales.
Sin embargo, esta autoridad podría ampliarse en el futuro.
El gobernador de California, Gavin Newsom, demócrata y quien habitualmente comanda la Guardia Nacional estatal, dejó claro que se opone a la federalización de la Guardia.
Sin embargo, según la redacción de la orden presidencial, no está claro si las fuerzas federalizadas provienen de la Guardia Nacional de California o de otros estados.
Si efectivamente se despliegan fuerzas de otro estado, sería un evento sin precedentes.
El despliegue de tropas de la Guardia Nacional sin una solicitud del propio estado o sin que este viole una orden judicial federal es sumamente inusual.
En los antecedentes de esto, Trump se sintió profundamente frustrado en 2020 por no haber utilizado al Ejército de forma más extensa para reprimir las protestas que estallaron tras la muerte de George Floyd a manos de un policía.
Además, a lo largo de su campaña electoral y tras asumir el cargo, Trump y sus allegados expresaron su intención de utilizar las fuerzas armadas contra quienes denominaron “enemigos internos”.
Si bien no se espera que la participación de las fuerzas armadas en los asuntos internos estadounidenses tenga un impacto directo en Israel, es probable que con el tiempo dañe la amplia legitimidad pública de las fuerzas armadas en Estados Unidos y pueda exacerbar la inestabilidad interna del país.
Fuente: INSS – The Institute for National Security Studies
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