Teherán enfrenta una creciente presión internacional tras las revelaciones del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) sobre actividades nucleares clandestinas y la posibilidad de una condena formal por parte de su Junta de Gobernadores. Las tensiones podrían escalar aún más en la próxima reunión del organismo, prevista para el 9 de junio en Viena.
Según el último informe del OIEA, Irán habría realizado pruebas explosivas vinculadas al desarrollo de armas nucleares, en paralelo a un aumento sustancial de su stock de uranio enriquecido al 60 %, muy cerca del umbral militar. Parte de las evidencias fueron obtenidas por el Mosad israelí en 2018, cuando interceptó archivos confidenciales del programa nuclear iraní en Teherán. Los datos fueron analizados también por el Instituto de Ciencia y Seguridad Internacional (ISIS), que concluyó que el régimen islámico está más avanzado en sus capacidades nucleares de lo que se creía, incluso sin contar el enriquecimiento de uranio.
En respuesta a la posible aprobación de una resolución crítica impulsada por Reino Unido, Francia y Alemania —con apoyo de Estados Unidos—, Irán ha amenazado con tomar “fuertes represalias” y reducir su cooperación técnica con el OIEA. El portavoz de la Organización de Energía Atómica de Irán, Behrouz Kamalvandi, advirtió que el país ya tiene preparadas medidas diplomáticas y técnicas en caso de sanciones, y recordó que en noviembre pasado, frente a una resolución similar, Teherán multiplicó por siete su producción de uranio altamente enriquecido.
La agencia de la ONU alertó además sobre la falta de respuestas “técnicamente creíbles” de Teherán en torno a rastros de material nuclear no declarado en tres sitios específicos: Lavisan-Shian, Varamin y Turquzabad. En esos lugares, se sospecha que hubo limpiezas deliberadas para obstaculizar inspecciones.
El director general del OIEA, Rafael Grossi, instó nuevamente a Irán a restablecer la cooperación plena y advirtió que sin acceso adecuado, el organismo no puede garantizar la naturaleza pacífica del programa nuclear iraní ni descartar la existencia de materiales fuera del control internacional.
Estas revelaciones se producen en un contexto de negociaciones indirectas entre Irán y Estados Unidos en Omán para tratar de salvar lo que queda del acuerdo nuclear de 2015, abandonado por Washington en 2018. Si las conversaciones fracasan, crecen las especulaciones sobre un posible ataque israelí preventivo contra instalaciones nucleares iraníes.
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